Cultura

Editan memorias de Félix Nadar, el fotógrafo de Charles Baudelaire

NOVEDAD. A los 80 años Nadar escribe el libro Cuando era fotógrafo, que ahora es traducido al español, en el cual narra sus experiencias con la luz artificial, al ser el primero en usarla, y los retratos que le tomó a Baudelaire y a Víctor Hugo.

NOVEDAD. A los 80 años Nadar escribe el libro Cuando era fotógrafo, que ahora es traducido al español, en el cual narra sus experiencias con la luz artificial, al ser el primero en usarla, y los retratos que le tomó a Baudelaire y a Víctor Hugo.

Editan memorias de Félix Nadar, el fotógrafo de Charles Baudelaire

Editan memorias de Félix Nadar, el fotógrafo de Charles Baudelaire

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La primera persona que utilizó la luz artificial para tomar fotografías y el pionero en capturar imágenes aéreas fue Félix Nadar (1820-1910), caricaturista y periodista francés que revolucionó la fotografía durante el siglo XIX al tomar imágenes de las catacumbas de París, de las cloacas en la calle Château y de los rostros de Víctor Hugo y Charles Baudelaire.

La historia de cómo logró dichas innovaciones es narrada en el libro Cuando era fotógrafo, escrito por el propio Nadar a sus 80 años como un ejercicio de memoria. Hoy, esas anécdotas llegan a las librerías del país gracias al trabajo de traducción de Melina Balcázar, editora de Canta Mares.

“Si uno quiere conocer el siglo XIX y el nacimiento de la modernidad, Nadar es una figura privilegiada. Él se da a conocer como dibujante, periodista y cartonista, es decir, se desenvolvió en la prensa, eso lo llevó a conocer mucha gente y llegó a la fotografía por casualidad: buscándole un trabajo a su hermano menor”, señala.

Félix Nadar fue un autodidacta ya que no perteneció a alguna academia; sin embargo, su amistad con científicos de la época lo introdujo al interés por la química y mecánica. A pesar de ello, fue muy atacado por sus invenciones, por ser excéntrico y desbordante en su personalidad.

“Cuando era fotógrafo lo escribió ya viejo, a sus 80 años, pero al leer sus memorias parece que las escribió alguien de 20 años, es decir, nunca perdió el entusiasmo. Sí pienso que en estos textos hay un deseo de legitimación, de autodefensa porque en el fondo pasó de ser un nadie a alguien que se comió el mundo”, destaca la editora.

Unas de las experiencias que se narran en el libro son los experimentos con luz artificial.

“Fue el primero en utilizarla; hoy no podríamos imaginarnos la fotografía sin luz artificial. Nadar nos cuenta cuánto tiempo duraba el flash, qué batería necesitó para bajar a las catacumbas de París. Entonces, estamos en un momento de gran emoción porque, aunque lo cuenta a posteriori, lo hace en su lengua tan viva e ingeniosa”, señala Melina Balcázar.

El periodista francés también se apasionó por la aerostática. “Durante el sitio de París no se podía transmitir el correo, entonces Nadar encontró la solución: usar el globo aerostático haciendo microfilme e hizo la primera miniaturización de la fotografía para poder tomar las cartas que los parisinos enviaban a la gente de afuera”.

Esa idea y asombro por la aerostática lo llevó a tomar fotos aéreas, innovación que narra en el libro.

“Al ser alguien que estaba metido en la vida científica y cultural, tenía una relación privilegiada e íntima con grandes personajes de la época, tanto que fue el retratista de Charles Baudelaire, de Víctor Hugo, de Gustavo Doré, así como de muchos pintores, músicos y políticos”, señala Melina Balcázar.

Hay un capítulo del libro en donde Nadar reproduce una carta que le llegó para hacer una fotografía a la distancia.

“Hubo un momento en que se pensaba que la fotografía lo podía todo. Alguien del sur de Francia quiso engañar a Nadar diciéndole que por favor le hiciera una fotografía a distancia, entonces Nadar hace un texto de una denuncia de todos los embaucadores que surgen con la fotografía, quienes se aprovechan de la ingenuidad de la gente”, comenta la editora.

Otro texto de las memorias es cuando el francés narra cómo la primera foto de un homicidio avivó los comentarios de los parisinos.

“Lo que nos está diciendo Nadar es cómo una fotografía de un cadáver, de un drama conyugal, que al ser muy banal en esa época no se hubiera juzgado de no haber sido por la imagen del asesinado. Eso influyó en la opinión. Si pensamos en lo que pasó con los refugiados sirios, todo mundo sabía de ellos, pero no fue sino hasta el momento de la foto del niño Alan muerto en la playa, que todos despertaron”, precisa.