Opinión

El Óbolo de San Pedro

El Óbolo de San Pedro

El Óbolo de San Pedro

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La colecta que se realizan en todas las Iglesias durante la festividad de San Pedro y San Pablo, recibe en nombre de Óbolo de San Pedro, y la suma que se recauda está destinada a las obras de caridad que realiza el Papa de manera personal, en varios países necesitados, y versa sobre distintas causas.

Esta suma, no necesariamente sale de los países cuyas iglesias aportan los donativos, porque es frecuente que el Papa destine esos mismos recursos a obras de caridad en las propias regiones de los países que las aportan.

De acuerdo con los comunicados financieros de la Santa Sede que se pueden consultar en Internet, “las ofertas de los fieles para el Óbolo de San Pedro disminuyeron considerablemente a inicios del pontificado de Benedicto XVI. En 2006 alcanzaron los 74,6 millones de euros; en el 2007 sumaron 50,8 millones de euros, sin embargo, con el Papa Francisco, estas cifras se incrementaron, en parte como parte de las reformas financieras que emprendió en la Santa Sede.

En aquellos años, las finanzas del vaticano cerraron con un déficit de 9 millones de euros, de acuerdo con un comunicado presentado por el arzobispo Velasio De Paolis, C.S., presidente de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede. Explicaba: “Se trata de la diferencia entre los ingresos (236.737.207 euros) y los gastos (245.805.167 euros) después de que en los últimos tres balances (2004, 2005 y 2006) se registraran resultados positivos por un total de 15.206.587 euros.” En el 2008, la cantidad recaudada fue de 54.387.714 euros.

El Óbolo de San Pedro no es utilizado para atender las finanzas del Vaticano sino para utilizarse en obras de caridad en todo el mundo, por ejemplo, durante el pontificado de Benedicto XVI, parte de esa suma se destinó a la reconstrucción de Haití y Chile, países que sufrieron cuantiosos daños a causa de fuertes sismos.

Entre las obras realizadas gracias al Óbolo de San Pedro, se encuentran la ciudad de los muchachos “Nazareth” en Mbare, en Ruanda, África; el hospital San Vicente de Paul en Sarajevo; la aldea para huérfanos del sida en Kenia; el hospital “Redemptoris Mater” en Armenia; las actividades de la Fundación “Populorum progressio” para los campesinos y los indígenas de Latinoamérica, incluyendo México, y de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, en África.

Esta práctica tiene sus antecedentes en el siglo VIII y se trataba de una contribución aportada desde Inglaterra para la Santa Sede como un apoyo al Papa. Bajo el Pontificado de Pío IX, se retomó el nombre de Óbolo de San Pedro, para designar que era una contribución voluntaria de los fieles al Pontífice.

La otra fecha en la que la Iglesia hace una colecta mundial destinada para fines concretos es el viernes santo, y está destinada a apoyar y sostener a los cristianos que viven en varios países de Tierra Santa, y que son del orden del 2 por ciento, por lo que siempre están en peligro de extinción y viven en condiciones muy precarias y hasta de persecución.