Opinión

El Buzón

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Buzón

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Señor director:

Sobre la crónica titulada “El bebé de la familia, único sobreviviente de los Hernández Bautista”

Paco Ordiales:

El culpable de todo es el hambre...

Josele Rojo Sentíes:

La falta de educación, ausencia de valores morales de la gente que está muy influida por el viejo régimen que les enseñó a conseguir las cosas fácilmente.

Guillermo Pérez López:

Estamos como estamos porque somos lo que somos. ¡Robar descaradamente! El colmo de la ignorancia de esta gente rata es pedir que el gobierno los indemnice, como si el gobierno los hubiera mandado. Se oye mal, pero quedan 69 huachicoleros menos. cambiaron su vida por una cubeta de combustible. y peor, los que quedarán vivos con secuelas por el resto de sus existencias.

Sobre la columna “Cuando estalla el ducto y el mundo arde”, de Rafael Cardona

Jose Manuel Aguilera Mora:

Cada uno de nosotros es responsable de sus actos y de las consecuencias de los mismos.

Quisiera estar de acuerdo con AMLO en lo de pueblo bueno y sabio, pero la experiencia me ha demostrado lo contrario.

Siempre queremos un tercero culpable para expiar las propias culpas.

La rapiña es la culpable y nadie más.

Pilar Sánchez N:

Excelente artículo como siempre. Gracias, señor Cardona.

Eliseo Rivera:

Y la ocasión hace al ladrón, la gente tiene opciones y alternativas de respetar las leyes y a sus representantes, pero su ambición e ignorancia los hicieron carne de cañón de los huachicoleros.

Juan Martínez Ortiz:

Buenos comentarios, como siempre. Pero, don Rafael, la tragedia nos está indicando que la estrategia de lucha contra el robo de combustibles falló; casi 70 muertos lo confirman. Es loable el combate de este delito, pero la acción no es la adecuada. Sería bueno que el Presidente reconociera que el mundo real es muy distinto al que imagina.

Eduardo Aguilar:

En efecto, el pueblo bueno, además de perezoso, ignorante y estúpido a más no poder, no respeta ni al ejército; qué esperar hacia las demás autoridades. Aplicar la fuerza del Estado no es reprimir.