Cultura

El campesino siempre debe estar en lucha para existir, dice Armando Bartra

ENTREVISTA: El filósofo habla de su reciente libro Los nuevos herederos de Zapata. Un siglo en la resistencia 1918-2018, en el cual señala que no se puede pensar la ciudad moderna-urbano-industrial sin empresarios ni trabajadores asalariados, pero en “esa sociedad aparentemente los campesinos no tienen un lugar específico, parecieran ser un residuo del pasado que han sobrevivido sólo por terquedad”.

ENTREVISTA: El filósofo habla de su reciente libro Los nuevos herederos de Zapata. Un siglo en la resistencia 1918-2018, en el cual señala que no se puede pensar la ciudad moderna-urbano-industrial sin empresarios ni trabajadores asalariados, pero en “esa sociedad aparentemente los campesinos no tienen un lugar específico, parecieran ser un residuo del pasado que han sobrevivido sólo por terquedad”.

El campesino siempre debe estar en lucha para existir, dice Armando Bartra

El campesino siempre debe estar en lucha para existir, dice Armando Bartra

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

"Los campesinos son un sector de la sociedad moderna, aquí están, no han desaparecido, no se han esfumado, no son memoria y nostalgia. Sin embargo, son un sector que necesita permanentemente estar luchando para mantenerse dentro de este mundo cambiante", comenta Armando Bartra, filósofo y autor del libro Los nuevos herederos de Zapata. Un siglo en la resistencia 1918-2018.

La publicación editada por el Fondo de Cultura Económica (FCE) y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) narra la organización y las luchas del movimiento campesino mexicano después de la firma de la Constitución de 1917, hecho que se ha definido como la conciliación del estado con las demandas agrarias.

“No podemos pensar la ciudad moderna-urbano-industrial sin empresarios ni trabajadores asalariados y aunque éstos cambien, se mantienen. En esa sociedad aparentemente los campesinos no tienen un lugar específico, ellos como pequeños productores parecieran ser un residuo del pasado que han sobrevivido sólo por terquedad”, indica Bartra.

Lo que es un hecho, añade, es que los campesinos tienen que luchar por su existencia para que la modernidad “en sus impulsos tecnológicos de la propiedad agraria, de las políticas públicas, en sus modelos de gestión económica y de comercialización, no terminen por barrerlos”.

En palabras del también académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), los campesinos son sobrevivientes porque luchan por su existencia y el siglo XX mexicano es ejemplo de ello.

“No lucharon igual a principios del siglo XX que a principios del siglo XXI. No son exactamente las mismas reivindicaciones. Hoy tenemos un importante sector  de campesinos y ambientalistas en contra de las semillas transgénicas, por ejemplo, o de la ocupación de los territorios de los pueblos por grandes obras como presas o minería a cielo abierto”, precisa.

Aun así, comenta, en todos los casos está la reivindicación de un modo de vida rural que se niega a desaparecer. “Ésa es una enseñanza del siglo XX mexicano y es algo que en el libro trato de recoger: los campesinos están aquí porque resisten y en este mundo el que no resiste, no existe”.

PLAN DE AYALA. Un dato que plasma Armando Bartra es que a 100 años de la publicación del Plan de Ayala en ­Ayoxustla, Puebla, por Emiliano Zapata y los jefes revolucionarios del sur, en ese mismo municipio Andrés Manuel López Obrador como candidato a la presidencia  acordó con organizaciones campesinas realizar una consulta nacional para construir un Plan de Ayala para el Siglo XXI.

Ese documento que se dio a conocer el 10 de abril de 2012 en Torreón, Coahuila, fue un plan que firmaron cerca de 100 organizaciones y en donde se plantea el cumplimiento de derechos básicos como soberanía alimentaria, acceso a servicios sociales de calidad y recursos naturales como bienes colectivos.

“Está el hecho simbólico; la bandera de los campesinos reaparece. El Plan de Ayala para el Siglo XXI es, de algún modo, la reedición del Plan de Ayala de 1911”, indica el autor.

Otro aspecto que refleja ese documento es que las demandas campesinas siguen pendientes. ¿Cómo es que sigan pendientes cuando han transcurrido 100 años de enormes transformaciones de todo tipo: tecnológicas, agrícolas, económicas, de instituciones, de infraestructura de los gremios, poblacionales?”.

Bartra se cuestiona la pervivencia de los símbolos del Plan de Ayala, es decir, la repetición de fórmulas como Tierra y Libertad” y la “Tierra es de quien la trabaja”.

— ¿El siglo XXI se caracteriza por la defensa del territorio?

— El mundo rural es un mundo en donde las comunidades humanas y su entorno natural están en una simbiosis estrecha e intensa, todos estamos en relación con la naturaleza. Los bienes naturales son una condición de la vida porque si no hay cosecha no se come, porque si el agua se contamina nos quedamos sin beber.

“El campo nos da una lección: debemos de ocuparnos de nuestro entorno viendo en él nuestra condición de vida y no un espacio de privatización en donde pueda hacerse negocio”, responde.

ARMAMENTO. Armando Bartra señala que la Revolución Mexicana no fue un golpe político en el que un gobierno, el de Porfirio Díaz, se sustituyó por otro.

“Es un proceso prolongado, cuando menos es una década (1910 a 1918) en la que se incorporan las luchas de todos los pueblos y de las regiones del país pero incorporarse significa armarse para ser fuerzas beligerantes”, indica.

En 1920 en el país hay un pueblo armado, tanto constitucionalistas como villistas, zapatistas y caciques regionales. El autor señala en su libro que en 1933 se realizó una operación militar para desarmar a 10 mil agraristas.

La política de tratar de ­desarmarlos no siempre funciona, señala Bartra, “ya que la gente guardaba sus armas y muchas veces, el gobierno armó a los agraristas para responder a ciertas insurgencias, como la Cristiada”.