Bienestar

El cáncer de mama en la infancia

Prevención. De acuerdo con especialistas en cáncer de mama, cada vez son más las variables que se tienen que analizar antes de comenzar un tratamiento, por lo que el diagnóstico oportuno y la educación siguen siendo las mejores opciones para atender este tumor de manera oportuna

Prevención. De acuerdo con especialistas en cáncer de mama, cada vez son más las variables que se tienen que analizar antes de comenzar un tratamiento, por lo que el diagnóstico oportuno y la educación siguen siendo las mejores opciones para atender este tumor de manera oportuna

El cáncer de mama en la infancia

El cáncer de mama en la infancia

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Cómo hablar de cáncer de mama con una niña sin atormentar su infancia. Si mamá estuviera presente quizás sería menos complicado, ya que ella siempre se las ingeniaba para explicar temas complejos, esos que son “sólo de mujeres” y que por comodidad, papá prefería evitar.

Hoy, esa tarea no la puede soslayar nadie, menos cuando el cáncer de mama ha estado presente en la familia de ambos, ya que una de las abuelas maternas murió a causa de este tumor, y una abuela paterna es sobreviviente a la neoplasia.

El tormento de papá comienza cuando se entera de que además de la predisposición genética, también intervienen otros factores como la alimentación, el comportamiento hormonal, el ejercicio de la sexualidad y hasta si tiene sobrepeso u obesidad. En la búsqueda de medidas preventivas cada 19 de octubre encuentra que desde pequeñas las niñas deben comenzar a practicarse la autoexploración mamaria, ya que esto podría evitar que en caso de presentarse un tumor, ellas formen parte del 60 por ciento de las mujeres que lo detectan tardíamente.

La pregunta que se hace papá es cómo explicarle a una niña menor de diez años que en su pecho puede crecer una amenaza que si no se combate a tiempo le costará la vida, más aun cuando físicamente su cuerpo todavía es muy similar al de un niño.

Papá se enfoca en buscar respuestas y aunque recuerda que tanto la suegra como su mamá la pasaron mal con las quimio y radioterapias, tal vez la diferencia entre la agresividad de cada tumor, el tiempo en el que fueron diagnosticados y atendidos y quizás hasta el tipo de fármacos empleados, fueron los factores que marcaron el resultado final.

La abuela de su hija es una de las sobrevivientes de cáncer de mama, familiar directo con quien convive y que por lo mismo podría ser el personaje central que facilitara la explicación, sin embargo “a la yaya o la ita”, como le dicen de cariño, nadie le preguntó cómo se sintió después de la cirugía de extirpación, y menos consideraron la reconstrucción del tejido mamario… “eso es vanidad”, se pudo pensar.

Visualizando el futuro. En promedio, el diagnóstico de cáncer de mama llega cuando la mujer tiene 47 años de edad, por lo que al menos se cuenta con tres décadas para construir un “guardado de salvamento” para enfrentar esta u otro siniestro oncológico.

Por una parte, los especialistas en cáncer de mama y las autoridades sanitarias destacan que cada vez existen más alternativas para ganarle a este mal, sin embargo a la par también advierten que se va a mantener el incremento de defunciones y nuevos casos.

La incertidumbre vuelve a apoderarse de la mente de papá cuando lee que el doctor Juan Enrique Bargalló Rocha, jefe del departamento de tumores mamarios del Instituto Nacional de Cancerología ha comentado que la Norma Oficial Mexicana 041 SSA2-2002, Para la prevención, diagnóstico, tratamiento y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama, es un reglamento de carácter obligatorio que aunque está vigente ya es obsoleto. Esto es porque desde que fue publicada se han descubierto nuevos datos en la investigación clínica, igualmente ya hay mejores herramientas para el diagnóstico y tratamiento.

Por ejemplo: papá sabía que cuando hay una “bolita” en el seno de la mujer, por muy pequeña que fuera, ésta podía contener millones de células cancerosas, que incluso existiría la posibilidad de que ya se hubieran propagado a otros órganos, en particular a los ganglios, por lo que incluso la exploración mamaria sería un diagnóstico tardío.

Al respecto, papá se sorprendió cuando vio que el doctor Bargalló Rocha afirmó que clínicamente se había comprobado que esto es un mito, ya que hay pacientes con neoplasias muy grandes que no son tan letales y “bolitas” que pese a su diminuto tamaño acaban en poco tiempo con la vida de la paciente. Aunque el especialista afirmó que en ambos casos tiene que haber rigurosa exploración clínica, la incertidumbre se mantiene por las múltiples variables que se presentan.

Tejiendo soluciones. Papá continúa haciendo cuentas y el “guardado de salvamento” sigue creciendo, pues aunque de manera oficial todos los tratamientos se encuentran disponibles en el sector salud, en más de una ocasión la consulta de especialidad de la suegra tardó más de un mes.

Recordando que existen nuevos fármacos que causan menos efectos adversos en la paciente y que ofrecen una mayor sobrevida, papá también tuvo presente que estas terapias son costosas y lejanas al grueso de la población, por lo que el presupuesto lo dirigirá a una póliza de gastos médicos, instrumento que al menos podría aminorar el impacto económico de la enfermedad.

Otra de las formas con las que papá podría anticiparse a la enfermedad es si hoy en día contara con muestras de los tumores de las abuelas, ya que en estos tejidos se encuentra material genético que podría anunciar con antelación el margen de riesgo que existe para desarrollar el cáncer de mama. Desafortunadamente no se cuenta con estas muestras, por lo que al igual que la mayor parte de las mexicanas, en este sentido, su hija enfrenta un futuro incierto.

Por otra parte, si en un adulto es amenazante saber que padecerá cáncer, habría que considerar la manera con la que se manejaría con una niña, pues de lo contrario se podría traumatizar su infancia. Para superar este conflicto, dentro del área de la psicología se ha creado una especialidad en consejería oncológica, la cual se encarga de atender este tipo de dilemas. Hasta este momento la calculadora sigue sumando, pues tanto los análisis de tipo genético, así como la asesoría oncológica se brindan mayormente en el sector privado, por lo que quien no cuente con afiliación al sector salud, o algún otro tipo de cobertura carecerá de estas oportunidades.

Trazando un escenario catastrófico, papá contabiliza lo que cuesta una cirugía reconstructiva —que las hay de diferentes tipos, la usual con implantes de silicón u otras que utilizan el propio tejido de la paciente, el cual quitan o de un dorso de la espalda o de la zona abdominal—, procedimientos que en la actualidad cuestan entre 400 y 500 mil pesos.

Regresando al pasado cae en cuenta de que con su mamá no se tuvo esta consideración, lo que provoca reflexión, más aun cuando el doctor Bargalló Rocha subraya que la reconstrucción mamaria es parte del tratamiento de la paciente, es decir, es como ir con el odontólogo a una endodoncia pero sin que el especialista coloque una corona.

Al ver que su hija apenas tiene cinco años y observar que hay debates sobre si los alimentos procesados, algunos anticonceptivos e incluso hasta productos de origen animal pueden inducir o no al cáncer de mama, papá opta por educarse para orientar mejor a la menor. En ese sentido tiene disponible vasta bibliografía entre la que se encuentra El brassiere de mamá (Pardo, Edmée y Gliter, Rina 2014), trilogía dirigida a niñas de nueve o diez años con la que podrán entender la importancia de la responsabilidad de su propio cuerpo.