Opinión

El difícil momento de retirarse en la NFL

El difícil momento de retirarse en la NFL

El difícil momento de retirarse en la NFL

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Que Drew Brees y Eli Manning se van de la NFL al acabar la temporada. Eli al finalizar la campaña regular, Drew pues hasta donde llegue con su equipo en los playoff.

Bueno, nadie lo asegura, pero es el muy fuerte rumor que se corrió durante la jornada y no parece descabellado. Brees tiene más de 40 años y Manning más de 38. El primero mantiene un gran nivel en su carrera, el segundo ya sólo brinda destellos de lo que un día fue.

Lejos de especular si se retiran o no, la cuestión es ahondar en un asunto más crítico aún: elegir el momento exacto para decir adiós y más aún en la posición de quarterback.

Si el mariscal de los Santos se fuera en este momento lo haría como muy pocos, en la cúspide, caso contrario al pasador de los Gigantes que parece es la mejor opción que tiene.

Lo anterior nos lleva a recordar a grandes quarterbacks que al momento de retirarse acertaron o fallaron al elegir ese instante que también los inmortaliza, después de todo no es lo mismo un jugador que se va dejando aún añoranza en la afición que otro que es la misma gente la que opina que ya no tiene más que hacer en la Liga.

Dos de los casos que mejor ilustran lo anterior son John Elway y Dan Marino, ambos íconos de la NFL, miembros del Salón de la Fama pero que son recordados de manera muy diferente al final de su carrera.

Elway quizá sea el caso más exitoso y hasta de ensueño. Con 38 años se fue siendo bicampeón de la NFL con Denver al derrotar por paliza a Atlanta en el Super Bowl XXXIII y jugando a un buen nivel aún en 1998.

Marino, en cambio, también de 38 años, tras una temporada de altibajos en 1999 con Miami y con una movilidad prácticamente nula por sus lesionadas rodillas, fue humillado en su último encuentro al perder por 62-7 ante Jacksonville en playoff. Muchos creen que Marino debió irse de la NFL por lo menos un par de años antes.

CON LA CARA EN ALTO. Y es que pocos han sido los pasadores que supieron retirarse a tiempo y dejar su huella intacta.

Al final de 1994 Joe Montana había tenido dos muy buenas temporadas con los Jefes de Kansas City tras su salida de San Francisco, sin embargo no era un secreto lo golpeado y lastimado que ya estaba a sus 38 años. Con lágrimas dijo adiós entre gritos de aficionados que coreaban “One more year, one more year” en una conferencia que impactó en su momento por tratarse de quien es considerado por muchos el mejor quarterback de la historia. El último juego de Montana fue un cerrado y emocionante duelo ante Marino en playoff de ese 1994 que se decidió al final y ganó Miami.

Roger Staubach, el verdadero Capitán América de la NFL, sólo contaba con 37 años cuando dijo adiós a los emparrillados. Tiempo después el icónico mariscal de los Vaqueros aceptó que su cuerpo aún soportaba un par de temporadas más, no obstante las sensaciones a las que estuvo expuesto tras varias conmociones cerebrales le hicieron tomar la decisión. Tex Schramm, el gerente del equipo, le ofreció mucho dinero para que se quedara, pero él prefirió no arriesgarse más. A la postre fue una gran decisión, pues su leyenda perdura como el más grande mariscal de los Vaqueros.

Existen otros casos en que debieron irse antes de tiempo no por una decisión, sino por una lesión cuando aún estaban en su momento. En 1999 Steve Young de San Francisco fue salvajemente golpeado tras una carga hecha por Aeneas Williams de Arizona. El golpe en el césped fue tal que quedó inconsciente. Fue su última vez en el campo y Young a sus 38 años aún jugaba a un gran nivel.

Otro similar fue lo ocurrido con Joe Theismann de Washington en 1985. Con apenas 36 años y como la innegable bujía de los Pieles Rojas tuvo uno de los retiros más dramáticos. Lawrence Taylor, el super linebacker de los Gigantes, lo capturó detrás de la línea y al caerle encima le partió en dos la tibia y el peroné. La escena fue tan espeluznante que Theismann se agitaba y se agarraba la cabeza de ver su pierna, mientras que Taylor pedía ayuda a gritos a ambas bancas. Theismann dijo que nunca pudo superar ese momento al grado de jamás querer ver el video y decidió no volver a jugar.

Recientemente fuimos testigos de un caso similar tras el abrupto retiro de Andrew Luck de Indianapolis. Con un futuro prometedor y con sólo 29 años dijo estar cansado de soportar el interminable círculo de dolor y rehabilitación constantes por las lesiones y decidió marcharse. Muchos creen pudo ser uno de los grandes quarterbacks de la historia.

Por último esta el caso de Peyton Manning, quien tras la grave lesión con Indianapolis que lo alejó del campo un año en 2011 acertadamente optó por no retirarse y darse una oportunidad más con Denver en 2012. No se equivocó, le quedaba mucha pólvora aún al grado de que a sus 37 años tuvo su mejor año como profesional. Sin embargo a los 39 años algo cambió y la gente lo tachó de cartucho quemado pidiendo su salida. Pocos se percataron de que su baja de juego tan precipitada no se debió a su edad, sino al cambio de sistema ofensivo que enfrentó, y en esto si me gustaría ahondar porque de haber mantenido a Adam Gase como su coordinador ofensivo, Manning habría sido el mismo de siempre, pero con la llegada de Gary Kubiak como coach de Denver, el sistema fue otro muy diferente que exigía mucho mayor movilidad del pasador, algo de lo que adolecía Manning. Aún así, logró retirarse tras ganar su segundo Super Bowl como jugador en 2015.

A DESTIEMPO. Del lado contario de la moneda están los que se fueron dejando un cierto sabor amargo por la manera en que terminaron, como Marino y esa histórica paliza en playoff que ya comentamos.

En 1977 y con apenas 34 años, Joe Namath de los Jets de Nueva York, ese ícono de la historia de este deporte y que fue una de las razones para fusionar la poderosa Liga Nacional con la naciente Liga Americana en 1967, quiso alargar su carrera más allá de sus posibilidades reales. Después de ganar el Super Bowl III en 1969 y convertirse en leyenda viviente, Namath vio como sus rodillas minaban cada vez más y más su juego. En vez de retirarse dignamente, decidió incluso cambiar de equipo. Sólo un año estuvo con los Carneros de Los Angeles, donde literalmente se arrastraba para correr con el balón.

Otros en el mismo tenor fueron: Dan Fouts, uno de pasadores más espectaculares de la NFL con San Diego era un verdadero tronco fácil de capturar a los 36 años; su poderoso brazo ya no era suficiente.

Ken Stabler, otro símbolo de efectividad y rebeldía que ganó todo con los Raiders de Oakland en los 70, terminó de manera lastimosa con Nueva Orleans al grado de relegarlo a la banca.

Por último esta la historia de Brett Favre. Después de una brillante carrera con Green Bay se pensó que era todo para él tras un penoso paso por los Jets en 2008. Sin embargo un segundo aire con Minnesota lo catapultó hasta la final de Conferencia contra Nueva Orleans en 2009 donde dio el juego de su vida a pesar de perder. Ese era el momento justo, ideal para retirarse como un verdadero héroe a los 40 años.

No obstante, Favre decidió forzar su carrera y se permitió una temporada más, misma que fue una decepción. En 2010, a los 41 años dijo adiós, no sin antes aceptar que sentía cierto miedo por no saber qué haría de su vida sin el futbol americano, ya que no estaba preparado para hacer otra cosa.

Quizá tenía razón, después de todo, jugar futbol americano es algo que estos hombres hicieron desde que eran unos niños, es decir, toda una vida.

Tal vez tanto Brees como Manning se enfrenten a ese dilema tras acabar la temporada, algo que no será nada fácil.

Aun así, si quisieran tomar otro camino allí está la historia de George Blanda, un quarterback que se negaba a decir adiós al futbol americano y en su afán de continuar cambió de posición. Comenzó jugando con Chicago en 1949 como pasador. En 1960 se convirtió en mariscal de campo y pateador de los Petroleros de Houston con quienes jugó hasta 1966. Al año siguiente pasó a Oakland como pateador y ahí se mantuvo hasta 1975 con 48 años de edad y 26 como jugador activo.

Lo más impresionante fue que a los más de 50 años comentó que si sus Raiders lo necesitaban, él siempre estaría dispuesto a volver para ayudarlos pues bastaba con ponerse en forma y nada más.