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El Ejército abre su entrenamiento a Crónica

46 Jinetes y 36 caballos perfeccionan a diario, con habilidad y precisión, 16 suertes, como La Romana de Cinco Caballos o El Vampiro, que luego presentan en espectáculos deportivos.

46 Jinetes y 36 caballos perfeccionan a diario, con habilidad y precisión, 16 suertes, como La Romana de Cinco Caballos o El Vampiro, que luego presentan en espectáculos deportivos.

El Ejército abre su entrenamiento a Crónica

El Ejército abre su entrenamiento a Crónica

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Las 16 suertes ecuestres del Ejército Mexicano —que hoy abre su entrenamiento por primera vez al público a través de Crónica, que visita a jinetes y caballos— son todo un esplendor acrobático.

Actualmente, en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se adiestran en 16 suertes ecuestres, en las que caballos y jinetes demuestran su habilidad y destreza en la acrobacia para espectáculos deportivos que solían desplegarse para conmemorar la heroica y cruenta lucha maderista, con el objetivo de cerrar a la memoria nacional la sangrienta batalla que comenzó en 1906.

“Estas acrobacias son multifactoriales, porque tienen que converger habilidades de caballos y jinetes, en las que debe haber mucha atención y precisión, en esto consiste una suerte, explica Cuauhtémoc Martínez Arriaga, teniente coronel de Caballería y Diplomado Estado Mayor, comandante del Grupo Montado y de Honores.

Son las 10:00 horas, la temperatura en la capital del país comienza a subir. Las suertes ecuestres se alistan para su día de entrenamiento.

Amenaza un calor “de los infiernos”. Crónica arriba —por invitación— a las instalaciones del Corredor Elíptico de las Caballerizas del Heroico Colegio Militar, en los límites de la caseta México-Cuernavaca, en San Pedro Mártir.

“Todos los días nos preparamos, porque esto requiere de mucha práctica. Los ejercicios deben perfeccionarse y hay una constante de movimientos de los efectivos que implica que cada suerte cuente con un elemento titular y un adjunto”, señala el comandante.

LA ROMANA DE CINCO CABALLOS. En las épicas luchas de los romanos, el Ejército mexicano halló la inspiración para crear el espectáculo de la suerte colectiva La romana de Cinco Caballos que consiste en “replicar las tácticas de los romanos", precisa Juan de Dios Almaguer Rodríguez, coordinador del equipo de Acrobacia Ecuestre.

El capitán primero de Caballería, quien también pertenece al Grupo Montado y de Honores, explica que en las suertes se emplea a 46 elementos de tropa y 36 caballos.

El Escuadrón de Caballería del Grupo Montado y de Honores del Primer Cuerpo del Ejército está formado por militares voluntarios que pueden causar alta de los 19 a los 30 años.

El VAMPIRO. Parado sobre el caballo, que va a todo galope, un jinete sujeta con sus dientes las riendas del equino para tener libres las manos.

Almaguer Rodríguez refiere que desde 1930 se comenzaron a practicar en el Antiguo Colegio Militar de Popotla estas actividades.

“Son suertes que se han venido desarrollando de forma tradicional y otras que se han ido creando con el paso de los años, para extender el espectáculo acrobático”, explica el mando militar.

Se ha tratado, señala, de ir aumentando y mejorando estos ejercicios.

“También existen suertes de tres y cuatro caballos. Son retos deportivos”, indica el coordinador del Escuadrón de Caballería del Grupo Montado y de Honores.

CABALLOS SANTA GERTRUDIS. En un espacio de casi 150 mil hectáreas, el Ejército mexicano tiene su criadero de ganado en Chihuahua, donde se prepara a los potros para el alto rendimiento. En este “campo" se atiende a la raza autóctona Santa Gertrudis.

“Son distintas razas de caballos los que convergen aquí, para la acrobacia ecuestre militar. Son caballos Pura Sangre inglés, Warm Blood, Santa Gertrudis y cuatro Percherones, también nacidos en el criadero de Santa Gertrudis, en el municipio chihuahuense de Saucillo, donde se ubica el Campo Militar 42 A, Francisco Villa”, precisa el teniente coronel de Caballería Cuauhtémoc Martínez.

La Malinche es la estrella azabache de las acrobacias militares entre los mismos efectivos. Se trata de una yegua frisona cuya alzada es de 1.70.

“Para cada suerte se requiere de siete tipos de caballos, con características propias para realizar las acrobacias, porque implican fortalezas y elasticidad. Hay suertes en las que los jinetes van parados sobre los caballos, y ahí se necesita altura. Hay otras en las que se hacen movimientos arriba, abajo o a los lados, y con un caballo tan alto no se puede hacer”, puntualiza el mando castrense, quien explica que es fundamental el equilibrio entre la fortaleza del jinete y el ejercicio que tenga que realizar el caballito.

Para lograr los desplazamientos rápidos de los caballos, dice Martínez Arriaga, éstos son vitaminados, además de que llevan una alimentación muy balanceada: “La edad de los caballos fluctúa entre los siete y 15 años. Además de realizar la acrobacia ecuestre militar también participan en desfiles y ceremonias. Algunos han participado en competencias de salto. Deben ser robustos, ágiles y, sobre todo, manejables, dóciles, para adaptarlos a los ejercicios”, detalla el comandante al finalizar el entrenamiento;  para entonces ya son más de las 14:00 horas, y el sol sofoca.

Por norma, dentro de esta institución que es el Ejército, después de los 15 años de edad de los caballos se deben someter a una evaluación para determinar si aún son útiles para el servicio militar, como ceremonias, disciplinas deportivas y otras actividades.

“Con esto se llevan a cabo análisis técnicos, y se determina la utilidad o no de los caballos. Y también una vez que se decide esta condición se abre una licitación pública. Cada año, la Secretaría de la Defensa Nacional invita al público en general y se da a conocer cuáles son los caballos que ya no son requeridos para los servicios militares ya mencionados. Hay algunos que regresan al criadero de Santa Gertrudis, Chihuahua, ya como madre o como padre, por sus características físicas con el fin de mejorar la raza”, detalla el comandante.

Señala que el público que adquiere a estos equinos se los lleva a los clubes ecuestres, porque ya están domados y son dóciles. Les pueden servir a niños y a gente que comienza a montar.

También son empleados en clínicas que ofrecen la equinoterapia.

“Cuando los caballos salen de aquí —salvo que no vayan a Santa Gertrudis— se acaba nuestra relación con ellos”, finaliza el comandante Cuauhtémoc Martínez.