Opinión

El futuro en nuestras manos: la educación digital ante el COVID-19

El futuro en nuestras manos: la educación digital ante el COVID-19

El futuro en nuestras manos: la educación digital ante el COVID-19

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Si bien la epidemia global de la COVID-19 que estamos padeciendo nos ha llevado inopinadamente a una transformación súbita, radical y simultánea del orden establecido y de la frágil estabilidad de las distintas esferas de nuestra vida social económica, política y cultural, con las consecuencias hasta hoy poco previsibles, la realidad develada nos exige proactividad ante esta situación, es decir, tomar de una vez el porvenir en nuestras manos, como una tarea suprema; como el reto máximo y el desafío colosal que no admite ni individualismos egoístas ni aislamientos paralizantes.

Oportunamente el filósofo sudcoreano Byung-Chul Han, al respecto, ha manifestado que “No podemos dejar la revolución en manos del virus. Confiemos que tras él venga una revolución humana”, sin embargo, nos permitimos agregar que para una profunda transformación, renovación, innovación y progreso del individuo y la sociedad en su conjunto, debemos de generar las condiciones objetivas y subjetivas necesarias y factibles, a partir de este presente progresivo que tenemos en nuestras manos para actuar con decisión y edificar con firmeza.

En la esfera educativa, mediante un razonamiento lógico, adecuadamente estructurado a partir de las primeras enseñanzas que nos está dejando la lucha contra el coronavirus, tenemos los elementos e insumos requeridos para hacer de esta afectación generalizada de la salud y de las medidas para contener sus aciagas consecuencias, una inmensa área de oportunidad en el campo pedagógico para proyectar nuevos modelos educativos, cada vez más integrales y holísticos, en los que sin duda el avance —digamos también revolución— de las tecnologías de la información y de la comunicación, adquieren una singular relevancia.

En este sentido con una perspectiva social de la educación y de la utilización de las TIC (no sólo en momentos extraordinarios y transitorios como los actuales, sino también a mediano y largo plazo) la diversificación y perfeccionamiento de dichos modelos deberán facilitar aún más el proceso enseñanza-aprendizaje no formal, apuntando hacia una educación digital comunitaria, diseñada para los diversos sectores de la población que requieran de ella, y en la que si bien el alumnado es el responsable final de su propio proceso de aprendizaje, éste no debe ser considerado una actividad individual, sino más bien colaborativa y de profunda interacción social.

Así, además del modelo abierto y a distancia (identificado por su carácter semiescolarizado), que ha prevalecido por muchos años en distintos niveles educativos, y cuya obsolescencia está en discusión, se hace pertinente y necesario un modelo de educación digital y en línea, que permita no sólo el intercambio de información estrictamente evaluativa (descargar materiales de clase, subir trabajos y recibir asesorías), sino el establecimiento de una comunicación esencialmente dialógica en tiempo real entre los educadores y educandos para el desarrollo de actividades didácticamente complementarias (participación en foros de discusión, recorridos museográficos, incluyendo además las actividades lúdicas diversas) en las que puedan participar también, de manera interactiva y colaborativa, otros sujetos directamente interesados en el proceso de enseñanza/aprendizaje, como los padres y madres de familia, brindando con ello una verdadera experiencia educativa en colectividad.

Pero de tal suerte que este modelo no pretenda sustituir el sistema formal y presencial de la educación, sino el de ampliar la cobertura educativa y las oportunidades de estudio, de una manera integral y complementaria, en todos los niveles, atendiendo las demandas, necesidades y expectativas de sectores sociales que por diversas razones (incluso por algún tipo de discapacidad motriz, auditiva y visual) se encuentran en situación de rezago educativo o no han tenido continuidad y permanencia en los sistemas escolarizados.

En este sentido, con la propagación de la COVID-19 y de su impacto en la educación, se están dando los primeros pasos. Las medidas adoptadas e implementadas por la SEP para su contención, han llevado a optimizar, y, sobre todo, a potencializar el uso de las TIC en el modelo educativo abierto y a distancia con que cuenta actualmente para la educación superior (recientemente en su boletín número 83 ha emitido la convocatoria de ingreso a la Universidad Abierta y a Distancia de México) y que sin duda, buscará, hoy por hoy, no sólo transformar el modelo educativo, sino el de diseñar, planear e implementar para todos los niveles una auténtica educación digital.

Sin embargo podemos adelantar que a partir de primera gran pandemia del siglo XXI, la Nueva Escuela Mexicana debe plantearse proyecciones y alcances mayores: hacer una sociedad del conocimiento en la que a través de las competencias que se desarrollen con los diversos y complementarios modelos, los sujetos actuantes en la educación digital comunitaria serán capaces de acceder, procesar y difundir la información de manera ética y responsable con el objetivo de crear aprendizajes permanentes y conocimientos significativos y socialmente útiles.

Ésta es la tarea inmediata que exige de todos nosotros la edificación de un futuro posible, en que orientados hacia la acción, logremos el desarrollo y el progreso permanente de la humanidad.

Twitter: @UlisesLaraCDMX