Opinión

El futuro en sombras

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El futuro en sombras

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Un hecho lamentable es que la eliminación de la reforma educativa de 2013 no fue seguida, como esperábamos, de una nueva reforma. La educación se estancó, aún antes de que azotara la pandemia. Se estancó bajo el efecto de la expansión de la matrícula, la burocratización y el debilitamiento de los maestros.

La situación es aún más grave. Lo que identifica hoy a la educación nacional es en realidad un movimiento regresivo. La pandemia ha dado su mayor impulso a este movimiento. Pero la visión del país que tiene el presidente López Obrador ha influido mucho en esa regresión.

López Obrador tiene una visión parcial de México. Él observa la parte rural y las zonas urbanas más pobres, pero no contempla la parte moderna, industrial, tecnológicamente avanzada, que hace de México la doceava economía más grande del mundo.

Cuando habla de la cultura, AMLO dice “la cultura está en el campo, en los pueblos”. Es verdad, pero también está en las ciudades, en todas partes. Es más, lo que mueve actualmente al mundo son las tecnologías modernas y ay de aquel país que vuelva la espalda a la inteligencia artificial y a la robótica.

Esta parte del escenario nacional –la parte moderna-- escapa a la mirada de nuestro presidente. El presidente ignora el papel decisivo que tiene sobre el desarrollo la competitividad de la población y la relevancia enorme que tiene elevar la productividad, incluso para poner en práctica políticas de combate a la pobreza.

No se puede acabar con la pobreza si no se comienza por producir mayor riqueza. El motor de la productividad nacional y la energía que mueve al estado benefactor o a las democracias socialistas, es la educación.

Lo que AMLO no logra concebir es que el capital humano, es decir, las destrezas y competencias que poseen los seres humanos, es el recurso más importante para el desarrollo con justicia, para edificar un verdadero estado de bienestar. Decir esto significa afirmar –escuche usted bien—que el dinero no es el recurso principal para el desarrollo nacional.

Lamentablemente el presidente vive de espaldas a la educación; en cambio, está permanentemente obsesionado con ahorrar y canalizar dinero hacia sus programas preferidos. Entre éstos, se hayan las becas. AMLO prefiere dar becas, que invertir recursos a aspectos sustantivos de la educación, como aumentar salarios a maestros, crear nuevas plazas, apoyar la formación inicial y continua de los mentores, rehacer las aulas con tecnología digital, mejorar la educación indígena, etc.

Mientras esto continúe, el paquidermo reumático seguirá hundiéndose en el pantano de la mediocridad. También los maestros seguirán estando inconformes porque no tienen poder sobre lo que enseñan y porque no reciben el trato que debe recibir la profesión que mayor relevancia tiene para el desarrollo. Mientras esto continúe el futuro de México continuará en sombras.