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El gota a gota de la mafia colombiana; la usura sin control

El talachero celebra que le cayeran 180 pesos de una chamba para pagar...”ya vienen por lo del día” y entrega el dinero a la motociclista ◗ El tema es de seguridad no de finanzas, opina abogado de la UNAM ◗ Mario di Costanzo, de la Condusef, señala que ya abrieron una investigación ◗ “Usan el dinero para financiar actividades ilícitas”, dice

El gota a gota de la mafia colombiana; la usura sin control

El gota a gota de la mafia colombiana; la usura sin control

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

[ Segunda Parte ]

El cambio de una llanta originó esta historia… Don Anselmo Centeno, quien abrió una vulcanizadora en los límites de la delegación Coyoacán, respira, celebra la ponchadura: “Serán 180 pesos… Al menos ya junté para los pinches colombianos”, dice con desbordado estrés.

—¿Qué colombianos?

—¿Pues dónde vives?, ¿por qué no le preguntas al de la cocina económica de junto o al de los abarrotes de enfrente, casi todos estamos con los colombianos… menos el carnicero de la esquina porque se llevaron su cortadora. No tenemos de otra.

Y es día de suerte: interrumpe la charla el estruendo de una motocicleta. La conductora es una cuarentona de cabello largo con una gorra alusiva a la bandera colombiana. “Ya vine por lo del día, gordo”, le dice a don Anselmo y él, de un sudor imparable, pide el pago de la talacha por adelantado y entrega el dinero a la mujer, apenas lo justo. Un cobro en segundos y de nuevo el motor de la moto.

PÉTALOS. “El gota a gota está pululando", dice en entrevista con Crónica Mario di Costanzo, presidente de la Condusef, que abrió ya una investigación ante las voces de alerta y ha comenzado a intercambiar información con otras dependencias locales y federales.

—¿Por qué gota a gota?

—Es un mecanismo de préstamos utilizado por los cárteles colombianos, se llama así porque van dejando a la gente sin dinero gota a gota y les sirve para hacerse de recursos cuando generan células en otro lugar, una vía de autofinanciamiento.

—¿Y las ganancias?

—Pueden ser utilizadas para el narcomenudeo, el secuestro exprés o la microextorsión, al fin no pasaron por el sistema bancario ni hay registro de ellas en la economía. Es dinero que no se está rastreando y ya en un monto mayor se emplea en múltiples formas criminales como la compra de droga. Lamentablemente la autoridad no se entera porque son transacciones desde muy abajo y se empieza a enterar cuando los recursos provenientes de una venta más grande de droga son difíciles de ocultar y buscan otros causes de blanqueo como la creación de empresas fantasmas.

—¿El primer engranaje de la delincuencia organizada?

—Como el primer pétalo de una operación que más adelante deberá ser blanqueada por su origen ilícito, como la caja chica para los gastos diarios de células generadas por el narco.

—¿Dar crédito es un delito?

—No, pero sí las condiciones de pago. Al no haber nada escrito, la cobranza va más allá de cualquier legalidad. Nos llegó por ejemplo el caso de una persona a la que despojaron de su computadora. En el mercado formal los embargos sólo pueden ejecutarse con la orden de un juez, pero estos colombianos recurren a intimidaciones y amenazas. La gente no presenta denuncias y ellos se llevan las cosas de sus negocios.

—Un abierto despojo…

—Uno de sus métodos de cobro más usados es la apropiación de electrodomésticos que son revendidos en el mercado negro. Y como los préstamos están sujetos a cambios de cláusulas a su libre antojo, se convierte también en derecho de piso.

Sus principales clientes son abarroteros, panaderos, talacheros, papeleros, carniceros, tortilleros, taqueros, boticarios. Miles de transacciones diarias…

“Huele a lavado de dinero y evasión fiscal, tanto de los mexicanos que piden dinero y pagan intereses, como de los colombianos que prestan y cobran intereses que no declaran a las autoridades hacendarias”, dice el abogado de la UNAM, Alejandro Ponce Rivera, fundador del grupo jurídico Defensa Fiscal y autor del libro Cuentas bancarias y Dinero en efectivo, los riesgos de su manejo inadecuado.

—¿Los mexicanos que piden dinero tampoco se salvan?

—Están estimulando la corrupción y no sabemos de dónde viene el dinero en efectivo con el que pagan los intereses, no lo deducen, no lo registran en contabilidad. Aquí no hay inocentes.

“El menor delito aquí es la usura, los más inquietante son los ataques a la integridad de los deudores y las modalidades de lavado de dinero. El tema es de seguridad, no de finanzas. Esta mafia colombiana es muy parecida a la italiana de hace muchos años: te cobro intereses a capricho, y si no me pagas te rompo un dedo”, refiere Luis Rubén Chávez, fundador de la plataforma digital Yo te Presto, la cual enlaza a quienes buscan créditos y a quienes pueden ofrecerlos.

En Colombia, la persecución para el pago de deudas fue ya delegada a sicarios. El sistema gota a gota se ha vinculado con tráfico de armas, ejecuciones y desplazamiento forzado de personas.

PURA FERIA. Mientras repara la llanta, don Anselmo comparte su vida de apremios…

“Contigo es la segunda talacha que hago desde las 8 de la mañana hasta ahorita que son las dos de la tarde, estamos jodidos… Voy al banco o al Elektra, me citan en 24 horas y salen con su tontera de que siempre no, en cambio estos colombianos sólo te piden la credencial de elector y que estés en tu negocio; en 20 días te aumentan el crédito”.

—¿Cuánto dinero les debe?

—Tres mil pesos, porque estoy trabajando con cuatro distintos. Le pido a uno y le pago con lo que me presta al otro, y así me la llevo, pero el chiste es no atrasarse.

—¿Y si se atrasa?

—Hay que chingarle diario, diario, diario… Una vez no junté, pero al siguiente día me repuse y les di 120 en lugar de 60 por cada mil. Y sólo me pidieron 50 pesos extra.

—¿Son agresivos?

—Es como todo, quién no va a pelear por su dinero.

—¿Qué le han dicho?

—Sólo que no les gustan los morosos.

—¿Le han ofrecido droga?

—Hasta ahora pura feria…

—¿Y todos llegan en moto?

—Todos, ya tienen sus casas por acá cerca, en sus zonas.

—Al de la carnicería ya le quitaron su cortadora (el carnicero no accedería a platicar sobre el tema), ¿usted no tiene miedo?

—Pues sí, pero me lo aguanto. Sólo le pido a Dios que no me falte chamba, para ir al corriente.

—¿Y andan armados?, se le pregunta ya encarrerado, pero este gordinflón sudoroso, entre parches y pegoles, ya no responde.

—Déjelo ahí, ya mejor me concentro en su llanta…