El Parlamento de Kazajistán aprobó ayer, por unanimidad, reformar la Constitución para cambiar el nombre de la capital kazaja de Astaná a Nursultán, en honor al expresidente Nursultán Nazarbáyev, quien dimitió el martes tras casi 30 años en el poder.

La decisión fue tomada escasas horas después de ser investido como presidente Kasim-Zhomart Tokáyev, quien propuso el cambio de nombre de una de las capitales más nuevas (y raras) del mundo, construida al gusto del único presidente que han conocido los kazajos desde la caída de la URSS. La primera capital del Kazajistán independiente fue Alma-Atá, que sigue siendo la ciudad más poblada de este país estepario.

La inesperada renuncia de Nazarbáyev, fue acogida con incertidumbre y temor por la mayoría de los kazajos, pero también con expectación por los menores de 30 años, que nunca fueron soviéticos y sólo conocieron el liderazgo de Nursultán, a partir de ahora, el nombre de su extravagante capital.