Alejandro Giammattei, elegido el domingo presidente de Guatemala, tiene por delante una dura legislatura en la que tendrá que enfrentarse a problemas como el aumento de la violencia, la corrupción institucional y, sobre todo, la migración.

Además, tendrá que hacerlo sin el respaldo de los votantes guatemaltecos. Sólo un 42 por ciento de la población fue a votar. El resto considera al político derechista, que jurará el cargo de presidente el 14 de enero, otro burócrata más.

Sin embargo, hay algo que lo diferencia del actual mandatario, Jimmy Morales: su posición con respecto del pacto migratorio con Estados Unidos.

El acuerdo, firmado por Morales y el presidente Donald Trump en julio, establece que Guatemala actúe como “tercer país seguro” y sea un muro de contención para los migrantes hondureños y salvadoreños que intenten atravesar el país, llegar a la frontera norte de México y cruzar hasta Estados Unidos. El pacto, que en estos momentos está suspendido, obliga a los migrantes de estos dos países centroamericanos a pedir asilo en Guatemala y no obtenerlo, antes de poder solicitarlo en Estados Unidos.

“No tenemos capacidad”. “No le conviene al país. Si no tenemos la capacidad para atender a los propios, imagínese a los ajenos”, dijo Giammattei en entrevista. “Veremos qué es lo que podemos hacer para poder sacar de ese convenio las cosas que no convengan o cómo podemos hacer para llegar a un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos para poder tranquilizar las aguas”, añadió el presidente electo.

Por su parte, Estados Unidos a través de su secretario de Estado, Mike Pompeo, felicitó a Giammanttei por su victoria y declaró que espera continuar con “esta estrecha asociación en una serie de áreas de interés nacional mutuo”, en la que se incluye la “migración irregular”.