Opinión

El país no debe seguir igual

El país no debe seguir igual

El país no debe seguir igual

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Es un hecho que los modos de producción globalizados están en crisis y esta pandemia no ha hecho otra cosa sino evidenciarlos. Hablo de China, que tiene un feroz régimen antidemocrático de naturaleza castrense con un férreo control de alta tecnología sobre su población, pero también de Estados Unidos, un país “democrático” que basa buena parte de su economía en la venta de armas y que a través de corporaciones de fachada democrática como Facebook (incluido ­Whatsapp), Google (incluido Youtube) o Twitter, con una serie de entidades aliadas, están acabando con la noción de privacidad y poniendo cada vez más en entredicho la libertad de expresión a través de un colaboracionismo poco sutil con entidades financieras que, a pesar de estar en quiebra, han visto en esta pandemia una oportunidad más para ser su agosto, como lo demuestra el seguimiento en tiempo real de la enfermedad: todo lo que no sea coronavirus, no es digno de atención, no es “negocio”.

En medio de esa ponzoñosa serpiente que se enrosca y muerde la cola, se encuentran países como México, que desde el sexenio de Salinas de Gortari (o incluso desde el crepúsculo del jolopismo si incluimos a la llamada década perdida) depositó su “crecimiento” en tres variables: el desmantelamiento de la industria nacional estatal o privada, el pillaje gangsteril en el proceso de desmantelamiento y la subordinación del Estado a las directrices “regulatorias” de un libre mercado que, en todo su moteado y escamoso cuerpo, desde el cascabel hasta los colmillos, entró en crisis recesiva desde el 2008.

Éste es el país que le hará frente a la epidemia del Covid-19, cuando pasemos a la fase más aguda; un país desmantelado, con un sistema de salud pública en recomposición, pero con un serio déficit acumulado. Estos 40 años de rapiña produjeron una inmensa fábrica de pobres, maquillados sexenio a sexenio en las cifras de la cleptocracia carroñera que ansía un crecimiento desmedido en el número de fallecidos para polarizar a la sociedad y sacar provecho político de la calamidad.

Ojo polarizadores, quien estará en las trincheras de esta batalla contra el virus, será el cuerpo médico nacional: médicos y enfermeras. Ellos nos sacarán de esta crisis mientras la mayoría de la población que puede y no cae enferma de gravedad o pánico, verá transcurrir en sus pantallas la curva de la enfermedad.

La sociedad mexicana ha sido solidaria en momentos difíciles, aunque luego vuelve a su habitual enconamiento egoísta: ¿Qué hacer en estos momentos además de lavarnos las manos?

1. Cerrarle el paso a las noticias falsas o cargadas de inquina.

2. No polemizar con los buitres que vuelan en círculos desde que vieron perdidos parte de su privilegios o aprovecharon esta contingencia para adquirir notoriedad.

3. No someternos a la sobreexposición mediática. Leamos fuera de línea. Pongamos en orden la casa.

4. Aprovechemos las redes para crear una sinergia positiva, seamos proactivos cuando se requiera, no propalemos rumores.

5. Estemos preparados para repensar conjuntamente un modelo de país más equitativo y con formas de producción más locales y novedosas.

Políticos de todas las filiaciones no se cansan de decir que son las Pymes quienes sostienen la mayoría de los empleos formales. Es el sector al que debemos apoyar todos. Al igual que la economía social y las cadenas de producción agropecuarias de pequeña escala.

Hay andamiaje político para un verdadero cambio. Pasar la crisis en estado zombie, o peor aún, salir de la misma y continuar igual, es lo peor que nos podría suceder.

dgfuentes@gmail.com
Twitter: @dgfuentess