El peor intento para sacar una Ley General de Bienestar Animal
Ignoro si los autores del texto están detrás de la invitación que corre a cargo de una organización de la que desconozco antecedentes, identificada con un logotipo donde la silueta de un rojísimo corazón da cobijo a la sombra de diferentes animales de compañía, de granja y ganado, citando al pie del mismo las frases: M1LLON DE ESPERANZAS (sic) “Unidos por la vida animal”.
Espero con toda fe que se trate de personas auténticamente preocupadas, conocedoras del tema y con suficiente poder de convocatoria, pero más que nada y especialmente, con fundamentos irrefutables para rebatir el proyecto que, en adición, de aprobarse tal cual resultaría en extremo peligroso porque siendo LEY GENERAL, sus disposiciones bajarían así de mal a los tres niveles de gobierno.
Asimismo, el documento presenta delicados retrocesos, empezando por dar un trato (equivocadamente interpretado de la Constitución) de “elementos naturales” a las criaturas, sin omitir una barbaridad de instrucciones totalmente desarticuladas y sin tomar en cuenta omisiones particularmente existentes sobre langostas y pulpos, especies que actualmente se encuentran en un limbo legislativo aunque de tiempo atrás existe sobrada documentación científica acreditando su alta capacidad de sufrimiento.
En fin, que tal como está, el pretendido instrumento sobre regula puesto que las NOM deben observarse puntualmente y sin excepción en todo el territorio, pero aparte, mal copiadas provocarán confusión y trastocarán cualquier procedimiento de denuncia.
Todo lo anterior da cuenta de que aunque su intención haya sido buena, los diputados morenistas José Guadalupe Ambrocio Gachuz y Martha Olivia García Vidaña no revisaron ni por asomo la normatividad existente, ¡vamos!, ni siquiera fueron capaces de homologar una correcta definición para la materia de que se pretendieron ocupar, ya que aunque hay una y mil definiciones para Bienestar Animal, no deja de ser un término científico que se refiere metódicamente al estado en que el animal tiene satisfechas sus necesidades fisiológicas básicas, de salud y de comportamiento, frente a cambios en su ambiente generalmente impuestos por el ser humano. Punto. ¡Ah!, se me pasaba que al igual, define i-na-cep-ta-ble-men-te al “animal abandonado", peor, para una legislación del tipo. ¿Algo qué destacarle al proyecto? ¡Sí!...La restricción para tener fauna silvestre como animales de compañía; que los planes y programas de estudio para educación básica promuevan el respeto hacia los animales y la procuración de su bienestar; que durante las investigaciones ministeriales y procesos judiciales que impliquen el aseguramiento de bienes (supongo que muebles e inmuebles) con fauna en su interior, se garantice su atención y cuidados y, la prohibición y/o el condicionamiento para uso de animales en los diversos niveles educativos, incluyendo el superior.