El encarcelamiento, el viernes, del expresidente peruano Pedro Pablo Kuczynski, luego de que un juez ordenara que cumpla tres años de prisión preventiva, sumado al suicidio del exmandatario Alan García cuando iban a arrestarlo, ha suscitado un gran terremoto político en el país.

El último en dar su opinión sobre los sucesos ha sido, quizás, el más relevante. El presidente peruano actual, Martín Vizcarra, quien hasta ahora se había mantenido en segundo plano. Viz­carra aseguró que los jueces y fiscales deben revisar el uso que se hace en el país de la prisión preventiva.

El mandatario recordó, durante una entrevista emitida el domingo en la noche por el canal TV Perú, que la prisión preventiva “está contemplada como una medida extraordinaria cuando existe peligro inminente de fuga de la persona investigada o se crea que su intervención va a entorpecer el proceso de investigación”.

Vizcarra acusó que “se está aplicando una medida que es excepcional en casi la totalidad de los casos” y pidió al ministerio público y a la justicia que evalúen cómo están usando esta provisión del código penal.

Aunque Vizcarra evitó en todo momento hacer ningún tipo de referencia a los casos de Kuczynski o de García, las declaraciones detonaron comentarios inmediatos, por ejemplo, de José Domingo Pérez, uno de los magistrados del equipo que investiga el escándalo Odebrecht en el país. Pérez defendió que la Fiscalía “va a seguir realizando su labor como siempre, con independencia”. Y solicitó “respeto a la independencia de la Administración de justicia”.

La fiscalía argumentó en su resolución para encarcelar a Kuczynski que existe riesgo de fuga, dado el caso del precedente de García, que trató de huir del país cuando se supo investigado.

De momento, Kuczynski, de 80 años, que está acusado de lavado de dinero, se encuentra internado en una clínica a raíz de los problemas cardiacos que sufrió a partir de su detención.