Opinión

El presidente Trump resultó flojo

El presidente Trump resultó flojo

El presidente Trump resultó flojo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Donald Trump ha dicho que disfruta enormemente ser presidente, pero nunca ha dicho que le guste el gran trabajo que implica serlo. Tal vez por eso es que ahora sabemos que el jefe de la Oficina Oval dedica tres horas diarias a su función oficial y hasta nueve horas en lo que la Casa Blanca llama “Tiempo Ejecutivo” es decir un 60 por ciento del día lo pasa viendo televisión y enviando “tweets”.

De acuerdo a una agenda diaria del mandatario, totalmente diferente a la que se entrega a la prensa y que publicó el confiable sitio de internet Axios, Trump sale de sus habitaciones privadas a las 11 de la mañana para reunirse con sus asesores de inteligencia. Vuelve a “Tiempo Ejecutivo” a las 12 pm, seguido por una hora para el almuerzo. A la 1:30 pm continúa con mas “Tiempo Ejecutivo” y da por concluido el día a las 6 de la tarde. Nada mal para los 450 mil dólares al año que el presidente recibe de sueldo.

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, salió ya a defender a su jefe y dijo que durante ese tiempo el presidente toma llamadas de ­líderes extranjeros y de miembros del Congreso y de acuerdo a ella, Trump es uno de los hombres más trabajadores que existen.

Cuando Trump llegó a Washington dijo que sostendría desayunos de trabajo diarios, pero estos encuentros han desaparecido de los programas de sus actividades. Mientras, se sabe que si el mandatario ve algo sobre sí mismo en televisión que no le gusta, llama a reunión urgente, aún si no hay razón y sus achichincles con frecuencia se las ven duras en tratar de explicarle, calmarlo o cuando menos distraerlo del asunto que lo sacó de quicio.

En todo caso, tal vez mejor que no trabaje tanto. Sus críticos dicen que el presidente haría aún mas daño si se dedicara más seriamente a la función para la que fue electo porque sus decisiones afectan a mucha gente en todo el mundo. Por otra parte, el simple hecho de que se filtren informaciones sobre cómo pasa su tiempo son ya indicativo de que algo en la Casa Blanca no anda bien. Es claro que alguien cerca de él lo quiso avergonzar al entregar su verdadera agenda a un reportero.

Otros presidentes han acomodado sus horarios a sus necesidades personales, como fue el caso de Barack Obama que empezaba el día a las 9 a.m. después de hacer ejercicio y siempre tomaba la cena en familia. Luego trasnochaba en la Oficina Oval hasta la madrugada.

En cambio, George W. Bush antes de las 7 a.m. ya estaba trabajando, pero se iba a la cama temprano, no más tarde de las 20 horas. Otros presidentes como Lyndon B. Johnson y Bill Clinton han pasado a la historia por sus llamadas a medianoche. Algunos, entre ellos Ronald Reagan, disminuyeron el ritmo laboral al acercase el fin de su mandato. En su caso, cortaba inesperadamente reuniones y tampoco quería saber muchos detalles. Cinco años después de dejar la presidencia Reagan fue diagnosticado con el Mal de Alzheimer.

El presidente Trump hasta donde se sabe, esta bien de salud, aunque ha trascendido que con frecuencia está deprimido. No le gustan las críticas y pasa tanto tiempo frente a la televisión que está enterado de todas. Al parecer le molestan en particular aquellos comentarios sobre su pelo y su bronceado, el cual de acuerdo al diario The New York Times, es un misterio. No se sabe cómo logra parecer siempre como besado por el sol cuando Washington pasa por uno de los inviernos mas gélidos y grises.

Como en todo lo concerniente a la salud y apariencia física del mandatario, la Casa Blanca asegura que el color bronceado lo trae en los genes. No explicación sobre los círculos blancos que se le ven abajo de los ojos y que hacen pensar que usa una cama bronceadora.

Se dice que está muy preocupado porque en cámara el pelo se le ve amarillo y la cara naranja, a pesar de que está bajo tratamiento para combatir la rosácea y de que ahora todo evento público en la Casa Blanca es a media luz o bajo la luz natural en los jardines. En cuanto al pelo, según el diario, lleva una hora peinárselo y mientras se lo secan, lee los periódicos y “tuitea”, así que no digan que el presidente no trabaja.

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