Metrópoli

Presupuesto participativo: escenario que mutó en dormitorio de vagabundos y fumadero de droga

Millón y medio de presupuesto participativo en la Colonia Doctores termina reafirmando la diferencia con su vecina Colonia Roma: mientras en la Doctores todo es desorden después de la remodelación del parque, en el romano Pushkin todo luce bien

Presupuesto participativo: escenario que mutó en dormitorio de vagabundos y fumadero de droga

Presupuesto participativo: escenario que mutó en dormitorio de vagabundos y fumadero de droga

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Jardín Pushkin y el parque Ignacio Chávez muestran las dos caras de la moneda: Están separados por la avenida Cuauhtémoc, uno está en la colonia Roma Norte y el otro en la Doctores; pero la diferencia entre uno y otro es abismal.

Ambos parques se ubican en la alcaldía Cuauhtémoc, sin embargo, parece que son atendidos por autoridades diferentes. En el Chávez el olor a agua estancada, orines y mariguana ambientan el lugar. Las cuatro plazuelas que hay en él, son ocupadas por indigentes, incluyendo el escenario techado que fue instalado inyectándole un millón 575 mil 520 pesos con 55 de presupuesto participativo.

El escenario nunca ha sido usado para los fines para los que fue creado, allí duermen vagabundos y lo mismo la maestra de acondicionamiento físico que, a instancias de un programa de la alcaldía, está creando su grupo de seguidores, que la mismísima Lola Padierna, debieron realizar sus actividades sobre las baldosas irregulares que rodean la fuente. Los vagabundos ni se inmutaron y no se movieron un milímetro.

A la par, las nuevas bancas son disputadas por las familias y niños pequeños (que tratan de establecer áreas matutinas de juego) y quienes llegan desde sus oficinas o escuelas a quemar un porro de mariguana.

El paque de la Doctores vive siempre esta realidad. Si una persona sin hogar esta ocupando una banca, el oficinista se sienta en otra a comer mientras observa a los que hacen ejercicio; esos que con unas cubetas llenas de cemento improvisan sus pesas.

En el sitio hay una cancha de futbol rápido, de acuerdo con los vecinos recientemente fue rehabilitada; no obstante, la alcaldía olvidó llevarse el tapete de pasto sintético que quitaron, así como los montones de basura que están sobre las áreas verdes.

“Esos montones de basura llevan un buen ahí; a veces preferimos llevarla nosotros -los vecinos que acuden al espacio público- al parque de enfrente. Ahí pasa todos los días el barrendero y se la lleva”, dijo Gonzalo, quien paseaba a su perro.

Junto a la fuente hay un señor colgando su ropa, aprovechó el agua para dejar su ropa limpia; no importa que en ella jueguen algunos perros, tampoco el moho que se ve en el fondo. Mientras eso sucedía uno de los indigentes que vive en el teatro al aire libre que ahí se encuentra le gritaba, a modo de burla, “mucha ropa, mucha ropa”.

El escenario del teatro tiene colchas que simulan una cama y unos huacales que la hacen de burós, su ropa está colgada en el barandal que debería funcionar para agarrarse y subir. Las ratas parecen ser sus amigas, pasan por donde están y ellos no se inmutan, conviven; sobreviven.

¿Todos somos iguales?

Todo cambia al cruzar la calle. La dualidad que se vive en el sitio es grande; mientras en un parque hay marginación en Jardín Pushkin pasa todo lo contrario. Incluso la estancia parece ser de cobro; pues estacionarte cerca del parque implica pagar una cuota en el parquímetro; mientras que Ignacio Chávez basta buscar un lugar para parquear el carro.

En el centro recreativo de la Roma Norte se escuchan risas de niños que se divierten en los juegos que hay; unos observan a los perros que están dentro del enrejado que fue acondicionado para los animales de compañía; esos mismos que les ladran a las ardillas que trepan los árboles que están a un costado.

Y sí, hasta la fauna nociva es selectiva; Doctores: ratas; Roma Norte: ardillas.

“Nos gusta venir aquí porque los juegos están nuevos. Allá -dice mientras señala el otro parque- siempre están ocupados por hombres que van hacer ejercicio. Es muy incomodo porque se enojan si los niños se suben al pasamanos o quieren estar en la resbaladilla. Ya lo invadieron”, contó Azucena.

La explanada luce limpia, sólo hay hojarasca seca, de esa que cae en otoño por el viento; la basura está donde debe, en los botes.

Aquí la cancha de basquetbol también fue intervenida; a diferencia del parque de la Doctores aquí no quedó huella de los trabajos hechos por la administración saliente.