Escenario

El público debe ser representado dignamente en el cine: Ignacio Ortiz

Entrevista. El realizador mexicano estrena hoy, en la Cineteca Nacional, su más reciente filme: Traición, una historia sobre el destino y el amor fraternal

Entrevista. El realizador mexicano estrena hoy, en la Cineteca Nacional, su más reciente filme: Traición, una historia sobre el destino y el amor fraternal

El público debe ser representado dignamente en el cine: Ignacio Ortiz

El público debe ser representado dignamente en el cine: Ignacio Ortiz

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En Traición, el más reciente largometraje del cineasta Ignacio Ortiz, uno de los protagonistas llamado Félix, en su etapa de niño, queda maravillado cuando descubre el cine proyectado en una pared. Esa escena es la recreación de uno de los recuerdos más entrañables en la historia del director nacido el 31 de julio de 1957, en Teposcolula, Oaxaca.

“Tenía 11 o 12 años cuando descubrí el cine en un camión de propaganda que proyectaba una película en una pared de una iglesia. Me sorprendió la manera de poder contar una historia con personajes que cobraban vida en una pared. Hago homenaje a ese momento en Traición, cuando el personaje descubre el cine viendo la proyección de El mal, una película de Gilberto Gazcón que fue la primera película que vi en mi vida de la misma forma”, expresó Ignacio Ortiz, en entrevista con Crónica.

“En los años 60 era muy común la existencia del cine itinerante. No siempre en un camión, pero sí había quienes cargaban su proyector y llegaban a una comunidad que tuviera electricidad para poder dar funciones”, agregó el director, quien ha ganado en dos ocasiones el máximo galardón de los Premios Ariel a Mejor Película, gracias a filmes como Cuentos de hadas para dormir cocodrilos (2002) y Mezcal (2005).

Nueve años después de su más reciente filme Mar muerto (2010) regresa a la pantalla grande con Traición, una historia de amor fraternal en la cual tanto la joven Misela como su padre están condenados a traicionar al otro para sobrevivir. Félix, jefe criminal en el sur del país, siempre ha deseado ir a San Francisco para ver los puentes que se levantan para que los barcos pasen. Misela tiene recuerdos que nunca fueron y busca consuelo en el recuerdo de su madre, desea saber dónde está enterrada.

Ortiz utiliza tres momentos de tiempo para presentarnos las motivaciones y construcción de los personajes, nos va dejando indicios hasta llevarnos al momento de la verdad: “El filme surge como una continuidad de mi proceso creativo. En El mar muerto estaba tocando la relación padre-hijo y creí que sería bueno ahondar un poco más en ello. Encontrar una historia para poder dimensionar el amor paterno, se convirtió en una necesidad, además de mostrarlo a través de las consecuencias de un contexto bastante inseguro con el narcotráfico”, dijo.

Como en la mayoría de sus películas, desde que debutó en el cine como coguionista de La mujer de Benjamín (1991), dirigida por su compañero y amigo de la escuela, Carlos Carrera, la base de su cine son los personajes. “Los construyo a partir de su necesidad dramática. Lo primero que hago al desarrollar una historia es hacer personajes, y la primera pregunta que me hago luego de especular, es descubrir qué es lo que desea, entendiendo cómo vive”, explicó.

“El deseo es el elemento más importante, en este caso Félix desea conocer San Francisco a partir de un suceso de su infancia. Un lugar por donde se alzan los puentes para que pasen los barcos. Eso es lo que lo impulsa a trascender y a ir encontrándose con situaciones que lo moldean y le dan sentido. El personaje femenino lo que desea es encontrar la tumba de su madre para poder hablar con ella”, añadió.

Una de las grandes cualidades de Traición es la demostración actoral de su elenco: Juan Manuel Bernal (Félix), Diana Ávalos (Misela) y Noé Hernández (El capitán), este último quien juega un rol antagónico: “El cine es muy específico. A diferencia del teatro está hecho por fragmentos. Lo que nosotros vamos a buscar en el rodaje son fragmentos de una verdad. Lo que se hace con un actor es trabajarlo antes. Es un proceso y con Bernal se dio un gran profesionalismo porque se dedicó a crear al personaje en una situación determinada”, dijo sobre la actuación de su protagonista.

“Me gustaría mucho que la gente, al ver esta película, pensara en su padre o en su hijo o hija. Confieso que eso fue una razón por la que hice la película, para que no se pierda ese lazo emotivo que hace una historia desde los inicios de los tiempos humanos, que es la transmisión de la emoción de un padre a un hijo. Que se piense como humano, no idolatrado absurdo sino querido con sus defectos. En este caso, con el defecto de la traición. Ella quiere a ese ser humano porque es imperfecto y en la imperfección está su gran valor”, destacó.

A propósito del estreno este viernes en la Cineteca Nacional después de debutarla en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) 2018, el cineasta compartió su experiencia al momento de tener una vida comercial: “El objetivo que tiene el cine es que el espectador lo vea, no está hecho para uno mismo, si no sería un acto de locura por lo que cuesta hacer una película”, dijo.

“Enfilamos todas las baterías para lograrlo, se llevó a Guadalajara y ahora llega a Cineteca Nacional, pero los distribuidores terminamos siendo nosotros mismos, porque no hay quien se interese en este tipo de películas, porque las distribuidoras buscan de manera absurda los filmes que creen que les van a dejar dinero y no siempre ocurre”, dijo.

Finalmente hizo una reflexión sobre el momento que vive el cine nacional: “A pesar de que vive un momento importante se le deja de tomar en cuenta porque no genera ganancias, y eso pasa porque no hay una industria, y eso pasa porque necesitamos una nueva ley cinematográfica”, comentó.

“El cine mexicano está abandonado desde el punto de vista social, desde los intereses comerciales, además porque tenemos un público educado por la industria de Hollywood y ahora por las series y plataformas streaming, y creo que sí hay responsabilidad del Estado para formar públicos, tanto como la del cineasta en acercarse al público y el público también debe ser responsable de exigir porque tiene derecho a ser representado de manera digna”, concluyó.