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“El trabajo científico te puede dar momentos breves de gran satisfacción que valen el esfuerzo de años”

“Es válido que un gobierno decida apoyar más unas áreas de investigación científica que otras. Sin embargo, la generación del conocimiento básico no se debe dejar a un lado porque no sabemos qué soluciones inesperadas a problemas concretos va a producir en el mediano plazo”, dice la doctora Susana Lizano Soberón.

“El trabajo científico te puede dar momentos breves de gran satisfacción que valen el esfuerzo de años”

“El trabajo científico te puede dar momentos breves de gran satisfacción que valen el esfuerzo de años”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El trabajo en ciencia básica es un viaje en busca del conocimiento. Un periplo que Susana Lizano Soberón realiza todos los días con un equipo de viaje conformado por la disciplina, el estudio, la tenacidad y sobre todo la imaginación para conocer la formación de las estrellas, ese latido fundamental del Universo.

En esa circunnavegación, cuenta la doctora en Astronomía e integrante de El Colegio Nacional, “el investigador labora muchísimo y, de repente, ¡ah!, ya entendió algo. Es un breve momento de gran satisfacción, pero luego comienza otra vez el trabajo intenso y a veces frustrante. Entonces hay que mantener la disciplina. Sin embargo, por ese fugaz instante vale la pena todo el esfuerzo que se hizo durante años”.

El viaje es el signo de Susana. Nacida en la Ciudad de México el 29 de marzo de 1957, su infancia y parte de la adolescencia las vive en San José, Costa Rica. Es su primer periplo en la vida hasta los 14 años, porque su padre, Edgar Lizano Vargas, es costarricense y al casarse con su madre, Estela Soberón Acevedo, hermana de Guillermo Soberón, se fueron a vivir a este país.

— ¿Cuáles eran sus juegos de niña?

— Tuve una infancia muy feliz. San José, en esa época, era un lugar pequeño y muy tranquilo y recuerdo que jugábamos en las calles. Recorría toda la colonia con mis hermanos con libertad. Montábamos bicicleta y siempre teníamos las rodillas raspadas por las caídas. Ahí estudié la primaria en la Escuela Anglo Americana, y después la secundaria en El Colegio San Claire. Ahora, con el ­WhatsApp, los amigos de la primaria y secundaria estamos en contacto, nos recordamos con mucho cariño y es bueno saber de ellos después muchos años.

Por ese tiempo, Susana tenía otro viaje cotidiano. La lectura. Leía todo lo que caía en sus manos, pero especialmente novelas de misterio de Agatha Christie, las historias de “Perry Mason”, el personaje de Erle Stanley Gardner, las cuales le gustaban mucho a su mamá. “Para mí la lectura es un descanso. Sigo leyendo novelas de misterio, de ciencia ficción y literatura fantástica, es algo realmente placentero”.

En su infancia tenía un gusto especial: “Me encantaban las historietas de Superman. Cada domingo nos daban una peseta, que es la moneda de Costa Rica, y con ella mi hermano y yo comprábamos la historieta semanal. Teníamos todos los números y recuerdo que después poníamos las revistas en un carrito para llevarlas a casa de los amigos y hacer intercambio”.

— Le gustaba bailar, la música o practicar deportes.

— Me gustaban los bailes de la secundaria. Con la música clásica tenía poco contacto, hasta que entré a la Universidad comencé a escucharla. También desde niña me gustaban las ciencias. Leía sobre los fenómenos que tenían una explicación desde la física y las matemáticas. Lo que más recuerdo es que me gustaban las matemáticas, eran como un juego.

— Regresa a México en 1971, ¿cómo inicia esta nueva etapa en su vida?

— Llegamos a vivir a una casa de la colonia Candelaria, en Coyoacán. Un tiempo feliz con mis hermanos Edgar Lizano Soberón, ahora arquitecto, y mi hermana menor Marcela Lizano Soberón, quien es ahora doctora en investigación biomédica y labora en el Instituto de Cancerología.

—  Llegué a México a tercero de secundaria, en el colegio Queen Elizabeth. Ya había cursado muchas de las materias porque había un problema de calendario: en Costa Rica el ciclo escolar era de enero a noviembre y en México de septiembre a junio. Sin embargo, ahí conocí a grandes amigas.

Tras terminar ese año, Susana ingresa a la Preparatoria Mexicana Americana, donde estudiaba su hermano, y después llega a la UNAM, a la carrera de Física. “Siempre he tenido un gran interés y gusto por las matemáticas. Durante la primera parte de la carrera tuve la duda si quedarme en matemáticas o en física”. A mitad de su licenciatura, Susana tomó más cursos de física para definir su futuro y finalmente se quedó en Física.

Y al final de la carrera, después de tomar un curso con el doctor Jorge Cantó Illa sobre el medio interestelar (el material que hay entre las estrellas), decidió continuar el posgrado en Astronomía. En este punto, a Susana le pareció interesante que las ecuaciones diferenciales sirvieran para explicar el comportamiento del medio interestelar. Por ello, “decidí que iba a estudiar astronomía teórica, quería hacer modelos que después se confrontaran con las observaciones. Esa experiencia orientó de mi carrera profesional”.

Otras experiencias la alejaron previamente de la profesión familiar: la medicina. “Mis tíos y padres fueron médicos. Sin embargo, cuando intenté acércame a la especialidad, no tuve estómago. Mis tíos me invitaron a algunas operaciones, y pensé que me iba a desmayar. Ellos me dijeron ‘¡no hagas un escándalo aquí! ¡Compórtate!’’. Entonces comprendí que esa no debía ser mi carrera”.

POSGRADO. Al terminar la licenciatura, Susana obtiene una beca de la UNAM para estudiar en la Universidad de California, Berkeley. “Fue una oportunidad única. Ahí trabajaba un teórico muy importante, el doctor Frank Shu, quien fue mi asesor y le dije: quiero hacer teoría, no sé en qué área de Astronomía. Él me dijo que le interesaba el proceso de la formación de las estrellas, que en esa época no estaba muy sistematizado. Es un proceso fundamental porque las estrellas son los bloques a partir de los cuales se construye el Universo visible, las galaxias se forman de estrellas. Entonces, para entender cómo evoluciona el Universo, cómo evolucionan las galaxias, es necesario entender cómo nacen las estrellas y cómo se acaba el material para formarlas". En esa institución, Susana hizo sus estudios de maestría y doctorado de 1982 a 1988.

—  El otro regreso a México.

— Regresé a trabajar al Instituto de Astronomía de la UNAM. En esa época no existía el doctorado en México. Así que, si regresabas del extranjero con un doctorado, encontrabas trabajo’. Después en 1990 me fui a realizar un posdoctorado al Observatorio Astrofísico de Arcetri, Florencia, Italia, lo cual fue una experiencia muy formativa. Conocí a muchos astrónomos de la comunidad europea y ahí hice amigos con los cuales colaboro hasta el día de hoy.

En 1991 vuelve a México al Instituto de Astronomía, y cuenta que fue afortunada. “En esa época comenzó a gestarse un nuevo polo de desarrollo en Morelia. Un grupo de investigadores, con el liderazgo del doctor Luis Felipe Rodríguez, fundamos lo que es ahora el Instituto de Radiostronomía y Astrofísica.’’

En este punto, Susana Lizano hace una digresión y cuenta que “en este momento estamos viendo el nacimiento de las estrellas en  nuestra galaxia. Aunque hay que tomar en cuenta que estas estrellas se encuentran a grandes distancias, por lo que su luz tarda cientos o miles de años en llegar a nosotros. Si la luz viene de otras galaxias, tarda millones de años en llegar a la Tierra. Hay que recordar que el Universo tiene más de 13 mil millones de años”.

El proceso de formación de las estrellas, añade,  inicia en las nubes densas de gas que existen en nuestra galaxia. Estas nubes tienen miles de veces la masa del Sol. En ellas se forman pequeñas regiones densas que eventualmente se colapsan por su gravedad para formar estrellas. “Ocurren muchos procesos durante la formación de las estrellas, entre ellos, las estrellas jóvenes avientan al espacio poderosos vientos mucho más fuertes que el viento solar. Además, se forman discos de gas y polvo alrededor de las estrellas jóvenes que darán lugar a sistemas planetarios como nuestro Sistema Solar. He estudiado muchos de estos procesos y recientemente me he dedicado a entender las condiciones físicas de los discos que permiten entender la formación de planetas. Hoy en día se han detectados más de cuatro mil exoplanetas”.

Varios exoplanetas, indica,  son sólidos como la Tierra y tienen una temperatura que permitiría que el agua esté en estado líquido. “Se dice que están en la zona habitable de la estrella. Sin embargo, aún no sabemos si estos exoplanetas tienen agua y mucho menos sabemos si tienen condiciones que permitan albergar vida, es decir, no necesariamente son gemelos de la Tierra. En los próximos años se comenzará a estudiar las atmósferas de estos exoplanetas, se van a buscar moléculas que indiquen alguna actividad biológica. Esto es algo fascinante, porque ya estamos llegando al punto de poder detectar, en un futuro no tan lejano, vida en otros planetas “.

La doctora Lizano ha realizado aportaciones fundamentales para el entendimiento del nacimiento estelar, tanto desde el punto de vista teórico como observacional. Sus investigaciones incluyen modelos teóricos de cómo dentro de grandes nubes galácticas de polvo y gas se forman pequeños núcleos densos, y cómo éstos se condensan y colapsan por su propia gravedad para formar en su centro una estrella o grupo de estrellas. Sus artículos de investigación han recibido más de ocho mil citas en la literatura internacional. En 1986 obtuvo el Premio de Investigación Mary Elizabeth Uhl, por el Departamento de Astronomía de la Universidad de California, en Berkeley; en 1996 la distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, en el área de Investigación en Ciencias Exactas y el Premio de Investigación Científica, en el área de Ciencias Exactas, de la Academia Mexicana de Ciencias. De 2007 a 2015 fue directora del Centro de Radioastronomía y Astrofísica. De 2015 a 2017 fue presidenta de la Sociedad Mexicana de Física. Actualmente es vicepresidenta de la Academia Mexicana deCiencias, por lo que a partir de 2020 se convertirá en su próxima presidenta.

Aquí Susana presenta una interrogante: ¿Realmente toda la vida en el Universo se basa en el agua, en el carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, o hay otra forma de vida? Hay instituciones completas en Estados Unidos que se dedican a pensar cómo podría tener otro tipo de biología.

Por eso, explica “es necesario definir qué es la vida, qué es un ser vivo, que tiene varias características, entre ellas se replica y es resiliente”.

— ¿Cómo describe el Universo desde su conocimiento de las novelas de misterio?

— El Universo tiene muchos misterios, lo que quiere el ser humano es tratar de comprenderlo. ¿Por qué ocurren los fenómenos que observamos? ¿De dónde vino el Universo? ¿Hacia a dónde va? Formular esas preguntas forma parte de la naturaleza humana.

— El ser humano ha visto el cielo desde que empezó a tener consciencia y se preguntó qué son esos puntos de luz en el cielo, qué hacen ahí, qué hacemos nosotros en la Tierra… La ciencia nos da la oportunidad de tratar de entender y de responder estas preguntas. Para mí, el Universo está ahí no sólo como un gran misterio sino para tratar de entenderlo.

— Luis Felipe Rodríguez dice que la ciencia es el trabajo más bello del planeta, ¿Usted cómo la define?

—  La ciencia permite entender la Naturaleza y el Universo, y creo que es una labor apasionante. Por esto, ser científico es una oportunidad única para poder disfrutar el trabajo que uno está haciendo y al mismo tiempo avanzar en lo que no se entiende.

— Por ejemplo, en la ciencia básica se trabaja muchísimo y de repente, ¡ah!, ya entendió algo. Es un breve momento de gran satisfacción y luego comienza otra vez el trabajo, intenso y a veces frustrante, hay que mantener la disciplina. Sin embargo, ese fugaz momento de satisfacción vale la pena todo lo que uno hizo.

Susana Lizano señala que su trabajo está en la ciencia básica, “es la que genera el conocimiento humano y es muy importante porque permite dar ese salto cuántico e importante en el bienestar del ser humano y la comprensión el mundo. Porque, añade, no se puede saber hacia dónde conduce. “Por ejemplo, podemos estar estudiando los exoplanetas y alguien práctico dice: ‘bueno, qué importa en la vida cotidiana’. No se sabe qué descubrimientos habrá y cómo van a impactar la vida y la propia concepción del ser humano, porque imagínese que se descubre otra civilización”.

— Pero hoy se menosprecia a la ciencia básica.

— Hay que apostarle a la ciencia básica porque nos va a permitir cambiar la vida del hombre como ya ha ocurrido en el pasado. Hoy no podemos imaginar la vida sin un celular, que se basa en conocimientos de mecánica cuántica y relatividad general. Este aparato no existiría si en el siglo XX se hubiera tomado una política de Estado de no apoyar la ciencia básica. Lo mismo sería para los avances médicos, la aviación y toda la tecnología actual.

La ciencia aplicada utiliza el conocimiento básico para generar desarrollos para beneficio de la salud y del medio ambiente, para mejorar la educación, que tienen impacto en las necesidades más básicas del ser humano. Para mejorar la calidad de vida y hasta para nuestra supervivencia, hay que impulsar ambas vertientes de la ciencia. Lo importante es entender que la ciencia básica es la que genera el conocimiento para que haya ciencia aplicada.

“No es correcto censurar el avance de la ciencia en ningún aspecto. Es válido que un gobierno decida apoyar más unas áreas que otras; sin embargo, la generación del conocimiento básico no se debe dejar a un lado porque no sabemos qué soluciones inesperadas va a dar.

“En un país de tantas necesidades, como es México, es tentador decir que vamos a hacer nada más lo que tenga una aplicación inmediata, pero eso es una limitante muy grande para el país”.