Escenario

Elisapie da voz a los pueblos indígenas: “Es importante reescribir la historia”

En el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, la intérprete canadiense cantará en lengua inuktitu, durante su presentación en el Cervantino

En el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, la intérprete canadiense cantará en lengua inuktitu, durante su presentación en el Cervantino

Elisapie da voz a los pueblos indígenas: “Es importante reescribir la historia”

Elisapie da voz a los pueblos indígenas: “Es importante reescribir la historia”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La compositora canadiense Elisapie llega desde el ártico por primera vez a México para presentar su más reciente material discográfico The Ballad of the Runaway Girl (La balada de la chica fugitiva), publicado en 2018: “Esto es nuevo para mí, realmente no había tenido oportunidad de venir antes, hasta que fui invitada a participar en el festival Cervantino”, mencionó a Crónica, respecto a su participación en el Festival Internacional Cervantino.

Elisapie es un proyecto musical basado en la cultura Inuit (pueblos indígenas que habitan en Groenlandia, Canadá y Alaska, principalmente), mediante el cual representa los ideales y necesidades de la comunidad como: la defensa del territorio de los pueblos originarios del Norte de América, la desaparición y asesinatos de mujeres aborígenes en su país natal, así como el pensamiento Inuit.

“Creo que es importante reescribir la historia, no trato de exponer la cultura indígena propiamente, realmente no me corresponde enseñar sus tradiciones milenarias o su cultura, ni siquiera su lengua porque existen muchas variantes, pero así como existen artistas que cantan en varios idiomas he decidido cantar en lengua indígena para contar una nueva historia y mostrarla al mundo”, explicó la cantante.

“Además hay cosas emocionantes musicalmente hablando, y me parece interesante lo que hace quien está promoviendo la cultura, jugar con expresiones que son muy diferentes a la cultura musical tradicional, añadiéndole formas de arte más modernas. Es bueno tener la oportunidad de que canalizar lo que hacemos para impulsar la creatividad musical”, agregó.

The Ballad of the Runaway Girl transita por las distintas etapas de Elisapie, desde su salida de Salluit (Nunavik, Canadá), hasta su construcción como madre, activista y artista: “Pienso en mi comunidad, en las comunidades indígenas que tratan de enseñarles a las nuevas generaciones y a las mujeres que tienen derechos: a ser felices, a cuidarse a sí mismos. Y creo que eso siempre es desafiante, porque aunque tengo el privilegio de decir lo que quiera, que merezco algo mejor y que no voy a aguantar una injusticia, todavía existe mucha gente que no puede decir lo mismo. El reto es dejar de sentir la colonización, de colonizarnos a nosotros mismos y comenzar a trabajar en nosotros mismos, de autovalorarnos, creo ése es el mayor desafío”, compartió.

Es un disco de folk-rock compuesto por 11 temas en inuktitu –lengua inuit–, inglés y francés: “El lenguaje es lo único que realmente cambia, porque da igual si cantas sobre amor o lo que sucede en un bar, lo que impacta es cómo conectan con las historias propias. Por ejemplo, cuando escuchas a Bob Marley, probablemente no tengas una conexión con la cultura jamaiquina en lo absoluto, pero puedes conectar realmente con cómo suena y con su mensaje cuando dice que ‘todos queremos ser uno mismo’, sin importar que reconozcamos nuestras diferencias, así como las injusticias que pasan en todo el mundo. Es el tipo de canciones que puede hacer la diferencia”, aseguró.

Tras lanzar Travelling Love (2012), Elisapie regresa a su origen al norte de Quebec, con una serie de reflexiones que exploran su sonoridad mediante una experimentación musical que ha logrado a lo largo de su trayectoria: “Estoy más involucrada con la naturaleza, con cómo los comportamientos humanos impactan a otros animales y a la Tierra, canto sobre esta falta de conexión con la naturaleza; mis letras hablan de ese tipo de temas, pero al igual que las canciones políticas, creo que son importantes para crear conciencia”, comentó.

“El reto, como mujer indígena, es recuperar la confianza que nos ha hecho falta durante tanto tiempo; no nacimos sin confianza, porque nuestros antepasados no tenían este pensamiento, no se sentían de ese modo, sino que fue algo que se les hizo creer; así que heredamos sentirnos de ese modo. Ahora tenemos que quitarnos esa herencia tratando de recuperar nuestra cultura. Es algo muy difícil de asimilar para cualquier persona indígena porque realmente tienen que hacer las paces con ellos mismos, con sus padres o abuelos. Todavía estamos en ese estado de curación, a veces ni siquiera sabemos qué  o cómo curar todos estos conflictos, todavía hay mucho trabajo por hacer”, añadió.

“Hay muchas verificaciones de la realidad y constantemente tenemos que replanteárnoslo, porque cualquier canadiense normal realmente no tiene que pensar en eso, no les preocupa la falta de recursos de agua en sus escuelas, todo lo que necesitan lo encuentran en la cafetería de sus escuelas o lo pueden conseguir ellos mismos. Hay quien piensa que estas injusticias ya no existen en la actualidad porque saben muy poco o nada respecto a lo que pasa con los pueblos indígenas, piensan que no hay este tipo de carencias, así que tenemos que empezar a alzar la voz, lo cual también es complicado porque se nos dice que seamos tranquilos, que no seamos provocativos ni caigamos en provocaciones cuando en realidad estamos ante muchos desafíos”, sentenció.

Luego de presentarse en el bar Departamento (Roma Norte, Ciudad de México), ofrecerá un concierto este 11 de octubre en la 47 edición del Festival Cervantino.