Escenario

Ely Guerra presenta Zion, su lado más sublime

Entrevista. Inspirada en una analogía bíblica, su nueva producción busca tocar el corazón con una experiencia que define como “la búsqueda de aquellos que aún quieren vivir la belleza a través del arte”

Entrevista. Inspirada en una analogía bíblica, su nueva producción busca tocar el corazón con una experiencia que define como “la búsqueda de aquellos que aún quieren vivir la belleza a través del arte”

Ely Guerra presenta Zion, su lado más sublime

Ely Guerra presenta Zion, su lado más sublime

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El interior de una casa en Coyoacán alberga un quirófano emocional y creativo; el estudio  de grabación de una de las mentes más sensibles y brillantes que México haya engendrado el 13 de febrero de 1972. Allí se concibió Zion, una obra conceptual que tardó 6 años de gestación con una sonoridad experimental que a su vez evoca los aprendizajes de los últimos 10 años en la vida de la compositora Elizabeth Guerra Vázquez, conocida simplemente como Ely Guerra.

Con esa franqueza y amabilidad que caracterizan a la regiomontana, abrió la puerta de su [sagrado] recinto para entablar una charla con Crónica, mediante la cual compartió el origen de Zion, este tan esperado hijo que llegó para retarla como artista y confrontarla como mujer.

“Para mí fue un peregrinaje, fue tomar la decisión de entrar a un desierto muy personal, de encontrarme conmigo misma, de reflexiones muy profundas que por supuesto llegan con la edad y con un momento en el que actualmente vivo, aterrizas en los 40 años y a través de estos últimos 7 años que me pasé escribiendo obviamente hay mucho conflicto, es verídica la famosa crisis de los 40’s y te comienzas a confrontar con todo tipo de situaciones”, dijo.

“Y este material habla de eso, de atreverse, entender que hay distintos momentos para vivir la vida. A nivel personal nunca quise casarme, siempre tuve muy claro no tener hijos, hay cierta soledad en mi vida que honestamente aprecio y me permite ser creativa pero que también me confronta. Habla de esta soledad y estas decisiones, y como cualquiera de mis discos refleja el momento que estoy viviendo”, añadió.

Explicó como el título del disco es una analogía al monte de Sion, considerado bíblicamente como el lugar más alto, sublime y sagrado de Jerusalén.

“Le puse así porque creo que este tipo de expresión artística, de respeto a la música y respeto al instinto creativo, tiene que ver con la búsqueda de alcanzar mi propia cima, de llegar a mi propia montaña sagrada, a ese lugar que todos tenemos de manera individual, el lugar al que tú quieres llegar, el que quieres conquistar, al que nadie te puede ayudar a alcanzar. Me pareció una analogía muy hermosa para decir: yo quiero subir mi propio Zion”, comentó.

En palabras de la artista, “Zion lo que ofrenda es la oportunidad de volverte a enfrentar a un álbum completo. Finalmente los músicos nos sentamos a entregar un trabajo global”. Sonoramente, Ely Guerra crea música a partir de su voz, siendo el único instrumento que se mezcla en diversas tonalidades gracias al programa Ableton Live,  mediante el cual reproduce la interface Focusrite, que le permite grabar diversas voces y reproducirlas simultáneamente: “Es un gran experimento,  me siento muy feliz, por su puesto se aleja de todo lo que hice musicalmente hablando”.

“Desde que se enfoca en un lugar vocal, te obliga a querer seguir escuchando, te permite de alguna manera introducirte a algo parecido a un momento de meditación. El disco no es tan largo, son 40 minutos que transcurres de manera agradable de principio a fin. Esto mismo asombró a colegas y disparó en otros artistas el interés por crear el propio mundo Zion, y creo que eso es lo más maravilloso de los que hacemos música, permitirnos el viaje acompañado y no siempre controlar todo, porque aunque la tecnología es una herramienta que nos permite hacer cosas increíbles, en el momento en el que le das el control a la tecnología, entonces el factor humano pierde su valor”, enfatizó.

Así es como Zion se gestó desde toda la tecnología posible, tanto en estudio como para su representación en vivo, de la mano de otros artistas que se convierten en un intérprete más del concepto del disco, que será finalmente presentado al público durante tres días en el foro cultural capitalino Roberto Cantoral, este 20, 21 y 22 de septiembre.

“Quisimos expresar este peregrinaje como un ciclo que yo viví en el estudio realizando el disco, así que con esa emoción nos fuimos a Chapa de Mota (Estado de México), donde hay unos montes como de barro o arcilla naranja, que son hermosos, estos montes están desgajados y al mismo tiempo han sido moldeados por el agua, así que pensé que era la precisa manera de explicar el desierto (emocional) que todos vivimos cuando tenemos una experiencia personal a la que queremos trascender”, destacó.

“Pasar a otro nivel no siempre es la parte más sencilla de la vida, porque hay que darse con pared y tocar fondo, y justo eso para mí es este disco”, explicó en torno al arte visual que acompaña esta producción, el cual corrió a cargo de Gustavo García Villa, quien también hizo el trabajo fotográfico del libreto que será incluido en el material para su formato físico.

“En los visuales sentíamos que había algo más movido, algo más producido desde sensaciones personales para indagar en las emociones de cada tema, lo que nos decía cada tema y hacia dónde nos llevaba cada uno. De eso se encargaron Gustavo (García Villa) y Sergio Granados”, dijo.

“Hay mucha naturaleza y referencias de psicomotricidades de, no quiero decir danza per se, pero sí en esta cuestión en la que creo que esta música tiene cierta danza y Gus lo percibió bastante bien, así que colaboramos con otros artistas coreógrafos, bailarines y otra colega amadísima, Dolores Heredia, quien pudo participar para manifestar emociones muy profundas en la canción ‘Stronger’; no es spoilear como tal, sino compartir que hay otros colegas dispuestos a crear un mundo imaginario”, continuó.

La experiencia que ofrece Ely en vivo con este material es “la búsqueda de aquellos que aún quieren vivir la belleza a través del arte, que aún encuentran en la música la fascinación de recibir una obra que te hace sentir bello, no es nada más escuchar la música en vivo, sino quedarte quieto y observar todo este mundo artístico que, estoy muy segura, tiene que ver con tu mundo, tu historia, porque todos abrimos y cerramos ciclos, porque todos nos caemos y nos levantamos en algún punto, y eso es lo mágico del arte”.

Para los conciertos en El Cantoral, Guerra estará acompañada a dueto por el productor Milo Froideval –quien ha trabajado con ella para el álbum Hombre Invisible (2009), en el Festival Vive Latino y como músico invitado en algunas giras–: “Hay muchas maneras de entregar este material porque fue creado gracias a la tecnología con una sola voz, pero mi manera de entregarlo es presentarlo a través de todas esas Ely’s, pero no quiero que ocurra solamente desde ponerle play a una pista y cantar”.

“Lo que estamos haciendo es reproducir un coro de todas estas Ely’s de otra manera, pero no precisamente en el pulso que lleva la música en sí misma, Milo lo que hará es volver a hacer una mezcla de mis voces, por así decirlo, con la propia emoción que estamos viviendo en el escenario y yo sumándome, cantando e interactuando con lo que está ocurriendo, de algo que ya fue grabado pero que trae su propio pulso en este escenario”, aseguró.

Aprovechó para aclarar que los tres conciertos no incluirán temas de sus anteriores producciones, ni las reversiones que ha realizado anteriormente como “Júrame”, sino que se tratará íntegramente de la presentación del presente material.

“No porque estemos peleados con el resto de mi discografía, la cual amo y agradezco por el proceso que he vivido como músico con ella, porque me permitió llegar a este lugar creativo. Sino porque creo que Zion ofrece una experiencia con un principio y un final (...) Así que quien venga a  ver nuestro show va a vivir la experiencia de una música que tiene pulso propio y que me reta mucho como cantante”, agregó.

Pero para llegar a ese “pulso”, la ganadora del Grammy Latino (2010), tuvo que bajar los decibeles, cambiar de un formato rock de cinco músicos arriba del escenario como cuando interpretaba los temas de Sweet & Sour, Hot y Spicy  (2004), hasta llegar a algo más íntimo, así surgió en 2013 El Origen, a lado de artistas como Nicolas Santella, Beto Cuevas (La Ley), Eugenia León y Tania Libertad; un concepto a piano y voz que se convirtió en una extensa gira a través de su discografía, con la que concluyó finalmente el 22 de marzo del 2018 en el Teatro Metropólitan.

Tras grabar el material en directo, Ciclos (2013), surge en ella el deseo por hacer un disco vocal: “Nunca creí que fuera a ser algo tan complejo y tan distinto –por eso me llevó todos estos años– sin embargo, sentí que debía existir un paso intermedio entre lo que había hecho y esto que quería hacer. Con El Origen empezó mi labor por decirte: estoy yendo a otro lugar”.

El material completo –compuesto por 9 temas– será lanzado en su formato digital el 23 de septiembre: “Sentíamos que teníamos que darte esto de mano a mano. Vamos a presentar Zion, habrá un pequeño corte y vamos a tener una sobremesa, una charla que permita ese intercambio desde el público y los creativos que hicimos posible esta producción, porque así como habrá gente que nos hable de lo que sintieron con la música, habrá quienes quieran saber cómo se realizó y queremos darles ese intercambio. Porque hoy en día el que escucha música a veces también es músico, está en su propia búsqueda, así que sentimos que tiene un espacio que merecía vivirse en intimidad en ese sentido también”, concluyó.