Opinión

Empobrecimiento inexplicable

Empobrecimiento inexplicable

Empobrecimiento inexplicable

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) tiene una vieja cuenta con la aviación mexicana. Podríamos decir que a ella le debemos la fractura de la industria de transporte aéreo nacional y que nuestros mercados internacionales (desde y hacia México) tengan más participación de empresas extranjeras, sobre todo las de Estados Unidos.

Desde hace muchos años la vieja CFC se empeñó en impedir que Aeroméxico y Mexicana se consolidaran en lo que fue su holding, Cintra, y con ello se desató la guerra predatoria que terminaría, a la postre, con la salida del mercado de una de ellas, o sea, Mexicana.

Y ya desde aquellos años advertíamos que una dependencia gubernamental que no se afana en que los mexicanos tengamos más empleo y que nuestras empresas sean grandes y prósperas, no está trabajando a favor de México sino de una idea, una entelequia, que no necesariamente redunda en empleo y bienestar para los mexicanos.

Llama la atención la óptica con la que Cofece mira a las aerolíneas: las persigue y se afana en castigar la búsqueda de sobrevivencia, cuando en ningún otro país funciona así, pues el tema de competencia en aviación no está en la órbita comercial sino en la del transporte. Es decir, existe una intromisión indebida en un sector que no juega con las reglas de cualquier otra industria. Y no lo hace no porque sea privilegiado, sino precisamente por lo contrario.

La aviación es más un servicio público, una herramienta al servicio del crecimiento económico de los estados (del comercio y del turismo) que un negocio en sí. Si los datos de rentabilidades no les dicen nada a los comisionados es porque no quieren verlo. Si se comparan con cualquier otro sector

—incluso el de los aeropuertos— es posible comprender la diferencia.

Ahora la Cofece insiste en imponer una multa a Aeroméxico y a (la paralizada) Mexicana bajo el argumento de que ejercieron prácticas monopólicas. Según esto, se confabularon para establecer tarifas en “al menos” 112 rutas utilizando para “detectarlo” correos electrónicos con frases crípticas para no ser identificados por… la Cofece, claro, que habría hecho gala de perspicacia al descifrar el “compló” después de que irrumpiera en las oficinas de Aeroméxico como si de Eliot Ness y sus intocables se tratara.

No importa que entre 2008 y 2010 estas dos aerolíneas hayan vivido una de las peores crisis de su historia (ahí está el desenlace de Mexicana), ni que existan modelos de negocio que arrojen costos previsibles Y SIMILARES para este tipo de servicios y que por supuesto sería suicida fijar precios por debajo de los costos.

La lógica más elemental muestra que si AMBAS EMPRESAS SE HUBIERAN BENEFICIADO de estas prácticas AMBAS ESTARÍAN vivas y además hubieran tenido un crecimiento bárbaro en esa época. Los datos muestran lo contrario: Aeroméxico tuvo que regresar aviones y recortar rutas. Mexicana terminó paralizando sus operaciones. Es decir: ¿se pusieron de acuerdo para establecer precios “beneficiosos” y terminaron perdiendo? Eso sí se llama “empobrecimiento inexplicable”. ¿A poco es tan difícil entenderlo?

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Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto. E-mail: raviles0829@gmail.com; twitter: @charoavilesww