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Empresas innovadoras y de alta tecnología transforman economías

Este tipo de industria, que genera empleos bien remunerados, ha cambiado la economía de países emergentes, como Israel o Corea del Sur, señala Enrique Galindo, investigador del IBt de la UNAM.

Este tipo de industria, que genera empleos bien remunerados, ha cambiado la economía de países emergentes, como Israel o Corea del Sur, señala Enrique Galindo, investigador del IBt de la UNAM.

Empresas innovadoras y de alta tecnología transforman economías

Empresas innovadoras y de alta tecnología transforman economías

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En la llamada sociedad del conocimiento, el empleo mal pagado no propicia el crecimiento de un país, sino las pequeñas empresas innovadoras de alta tecnología que generan empleos bien remunerados. “Son las que realmente, en un esfuerzo sostenido, cambian economías”, señala Enrique Galindo, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM

El científico ha desarrollado diversas tecnologías, como un polímero producido por bacterias, útil como agente viscosificante en la industria de alimentos, así como en la perforación de pozos petroleros; también generó el conocimiento para producir levaduras que maximizan la obtención de alcoholes, así como los procesos para producir penicilinas sintéticas. Todos estos prometedores desarrollos fueron transferidos a diferentes industrias; no obstante, ninguno llegó al mercado.

En 2015, el investigador recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015 en la categoría de Tecnología, innovación y diseño, pero no por dichos proyectos sino por el desarrollo de un biofungicida para combatir la antracnosis del mango, enfermedad visible en las pequeñas manchas que pueden observarse en el fruto y que son causadas por un hongo (Colletotrichum spp).

La biotecnología se obtuvo con el objetivo de resolver la enfermedad del mango, hace más de una década, pero ahora es extensiva a más de 20 cultivos afectados por hongos. El desarrollo pudo tener un final similar a los otros; sin embargo, esta vez todo fue diferente. “Éste no es el primer desarrollo en el que he participado y transferido a la industria, pero sí es el primero en el que tengo éxito”, señala en entrevista.

La diferencia en esta ocasión fue que el producto, llamado Fungifree AB, llegó al mercado y es utilizado en el campo mexicano por productores que lo emplean en vez de otros plaguicidas tóxicos, que no sólo afectan el cultivo y el medio ambiente, sino también su salud. Para lograrlo, el científico y sus colegas decidieron fundar su propia empresa, ahí es donde la historia cambió.

“Éste es el objetivo de un biotecnólogo: que sus productos lleguen al mercado y resuelvan un problema, en este caso a los agricultores mexicanos”. El científico puntualiza que recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en reconocimiento a su trayectoria; sin embargo, fue otorgado en la categoría de Tecnología, innovación y diseño; esto significa que el galardón debió estar influenciado por haber logrado, después de un trabajo de 12 años, poner en el mercado el biofungicida.

“Teníamos una disyuntiva: archivar la tecnología, publicar resultados y cambiar de proyecto o crear una empresa de base tecnológica”. Fue así como crearon Agro&Biotecnia, que explotaría comercialmente la innovación que pertenecía a la UNAM y al Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD). Fue hasta finales de 2012 que introdujeron el producto al mercado mediante un convenio con una empresa de agroquímicos, que tiene una amplia cadena de distribución en el país.

Desde 2011 obtuvieron los registros para antracnosis de mango y en los siguientes años cubrieron los requisitos necesarios para otros cultivos afectados por antracnosis, como papaya, cítricos —naranja, mandarina, limón, limón persa— y aguacate. Adicionalmente, obtuvieron el registro para otras enfermedades ocasionadas por hongos, como la cenicilla polvorienta, cuyas esporas atacan cultivos de pepino, sandía, berenjena, tomate, cebolla y chile, entre otros.

“Actualmente, el producto tiene registro para 23 diferentes cultivos y tres diferentes enfermedades, y recientemente obtuvimos uno más para el control de la roya del café y otro hongo que ataca al plátano”, añade.

CONSEJERO PRESIDENCIAL. Así, como cada ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el área científica, Galindo se incorporó como miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, que de acuerdo a sus propios lineamientos es “el órgano asesor científico del más alto nivel, que ofrece opinión y recomendaciones independientes al Ejecutivo Federal, sobre la planificación nacional de las políticas y las prioridades científicas y tecnológicas de México”.

Sin embargo, el organismo no ha cumplido a cabalidad el propósito para el cual fue creado, debido al desinterés presidencial; aún así permanece como una institución selecta, donde están los científicos más destacados del país.

En un ejercicio hipotético, en el que Galindo tuviera que ofrecer su asesoría y recomendación al Poder Ejecutivo en el área de innovación, su propuesta sería la siguiente: “Promover la generación de empleo de alta especialización a través de empresas de base tecnológica, que son las que han cambiado la economía de países emergentes, como Corea del Sur e Israel”.

El especialista opina que el gobierno federal debería de apoyar y promover la generación de estas empresas, puesto que existe el capital humano, alrededor de 30 mil investigadores tan sólo en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), así como miles de estudiantes de posgrado, quienes cada vez luchan más para encontrar un empleo para el cual fueron entrenados, ya sea en el sector público o en el privado. “Tenemos una masa crítica importante”.

Las plazas para nuevos investigadores están congeladas desde hace mucho tiempo, acota, y las empresas tradicionales en el país no tienen vocación alguna por la innovación, sino que más bien importan tecnología. Por ello, es una opción importante para los miles de estudiantes de posgrado que se forman dentro y fuera del país. “Si tuviera que hacer una sola apuesta para desarrollar la innovación en México sería eso: crear empleos de alta especialización y bien remunerados”.