Metrópoli

En cuatro días, 697 incendios en CDMX y Edomex desencadenaron contingencia

La falta de vientos en el Valle de México ha evitado que los contaminantes se disipen y se combinen con los generados en la urbe, señala el CCA de la UNAM. Advierte sobre problemas a la salud

La falta de vientos en el Valle de México ha evitado que los contaminantes se disipen y se combinen con los generados en la urbe, señala el CCA de la UNAM. Advierte sobre problemas a la salud

En cuatro días, 697 incendios en CDMX y Edomex desencadenaron contingencia

En cuatro días, 697 incendios en CDMX y Edomex desencadenaron contingencia

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

A diferencia de otros años, la mala calidad del aire en la metrópoli no se debe principalmente a la contaminación originada en ésta, sino a los contaminantes emitidos por cientos de incendios forestales ocurridos en cuatro entidades y que han sido transportados a través del viento. En la capital éste ha sido insuficiente a su vez, por lo que ha impedido que esa nata perniciosa en el aire se disipe.

El Observatorio global de incendios forestales señala que  entre el 9 y el 12 de mayo se detectaron 659 incendios o puntos calientes en la superficie en el Estado de México; 112, en Hidalgo; 87, en Morelos, y más de 38 en la Ciudad de México, lo que propicia una atmósfera regional altamente cargada de compuestos orgánicos volátiles (COV) y material particulado menor a 2.5 micrómetros (PM2.5) las 24 horas del día.

De acuerdo con el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, al sumarse esos contaminantes a las emisiones cotidianas de la ciudad, desde temprana hora se han alcanzado las condiciones de mala calidad del aire que reporta el sistema de monitoreo.

En un comunicado, la institución subraya que la calidad del aire puede mejorar con acciones enfocadas a reducir las distancias de viajes, a mejorar el transporte colectivo y promover el uso de bicicletas, además del ahorro de energía fósil y al uso de energías alternativas. “Situaciones como la que vivimos exigen acciones a escala regional en los ámbitos urbanos y rurales”.

La entidad universitaria explica que todas las emisiones de COV que ocurren por evaporación, como es el caso de solventes, resinas o combustibles líquidos, se incrementan de forma exponencial con la temperatura del ambiente. Las condiciones de alta presión, con cielos despejados, vientos débiles y alta irradiación solar, favorecen ese tipo de emisiones.

“Aunado a esto, los incendios forestales emiten grandes cantidades de monóxido de carbono, material particulado menor a 2.5 micrómetros  y COV durante la combustión incompleta de los materiales. Además, las altas temperaturas que generan en su ambiente inmediato conducen a la evaporación de más COV o semivolátiles.

“En la atmósfera, los altos índices de radiación solar UV, asociados a condiciones de alta presión, incrementan las tasas de fotooxidación de los COV”.

DAÑOS A LA SALUD. ¿Por qué son tan peligrosas las PM2.5? Mientras más pequeñas sean las partículas, pueden penetrar con mayor facilidad hasta el interior de los pulmones, con posibles efectos a la salud debido a sus características fisicoquímicas. “Las partículas con diámetros aerodinámicos menores de 10 micrómetros (PM10), pueden entrar directamente al aparato respiratorio y depositarse en sus diferentes regiones. Mientras que las partículas finas y ultrafinas, es decir, las menores de 2.5 micras (PM2.5), pueden llegar a la región alveolar”, señala por su parte Pablo Sánchez Álvarez, del Departamento de Ciencias Ambientales del CCA y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Las partículas suspendidas, apunta, son capaces de interferir con uno o más mecanismos de defensa del aparato respiratorio, o actuar como vehículo de sustancias tóxicas absorbidas o adheridas a la superficie de la partícula.

En general, diversos estudios científicos han relacionado la exposición a las PM10 y PM2.5 con efectos en la salud, incluyendo agravación del asma, aumento de los síntomas respiratorios, como tos y respiración difícil o dolorosa, bronquitis crónica y reducción de la función pulmonar, entre otras consecuencias, agrega.

“En la Zona Metropolitana y la cuenca de México se ha encontrado que la exposición a las PM10 y PM2.5 puede aumentar el número de casos de bronquitis crónica, incrementar el número de ingresos a las salas de emergencias por asma, aumentar la aparición de infecciones respiratorias, reducir la función pulmonar, disminuir la variabilidad cardiaca en ancianos y aumentar el riesgo de mortalidad”.

El especialista enfatiza que se deben tomar en cuenta las recomendaciones en este entorno contaminado, sobre todo no tener actividad al aire libre y que las personas que usan lentes de contacto, eviten su empleo.

“Los niños deberán permanecer en lugares confinados, no al aire libre. No se deben realizar actividades vigorosas tales como ejercicio intenso, el cual incrementa la dosis de contaminantes inhalados. Permanecer en interiores, con las ventanas y puertas cerradas”.

También se recomienda evitar la cocción de alimentos con leña, carbón o gas; no prender velas o incienso y no fumar. En caso de contar con aire acondicionado, utilízalo en modo de “recirculación”.

SIN PROTOCOLO. 

Por otra parte, el Observatorio Ciudadano de Calidad del Aire advierte que en el actual escenario no se cuenta con un protocolo de actuación por altas concentraciones de PM 2.5, lo cual es “una omisión grave por parte de las autoridades locales y federales, así como una violación al derecho a la salud”.

El observatorio está conformado por organizaciones de la sociedad civil como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, El Poder del Consumidor y Greenpeace, entre otros, quienes “hacemos un llamado al fortalecimiento de las capacidades locales de los cuerpos de emergencia para la contención de los incendios”.

El observatorio considera importante tomar medidas congruentes más allá de la situación de emergencia que sirvan para reducir la contaminación en el mediano y largo plazo, en particular las emisiones generadas por el sector transporte que es el mayor consumidor de combustibles fósiles con más del 60 por ciento de la energía de la Ciudad, y por lo tanto se relaciona con las mayores emisiones de partículas PM10 y PM2.5, óxidos de nitrógeno (precursores de ozono) y de dióxido de carbono de acuerdo a lo indicado en el Inventario de Emisiones de la Ciudad de México. “Situación que tiene origen en normas obsoletas de control de emisiones tanto del transporte ligero como del transporte de carga, y al rezago de más de 10 años que tiene PEMEX, y ahora los privados también, para distribuir en todo el país el diésel de ultra bajo azufre”. 

El observatorio recomienda incorporar al Programa de Contingencias Ambientales (PCCA) el contaminante criterio PM2.5; incluir como criterio de activación de contingencias el pronóstico de la calidad del aire elaborado por el Sistema de Monitoreo Atmosférico de la CDMX; actualizar las normas que establecen los límites de concentración de contaminantes permisibles para alinearlas con las recomendaciones de la OMS y crear un programa de salud ambiental con acciones de comunicación y sensibilización para alertar a la población sobre los riesgos de la mala calidad del aire y generar un cambio de comportamiento hacia hábitos más sostenibles, entre otras recomendaciones.