Opinión

En espera de la justicia

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En espera de la justicia

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

De lo que pudo salvarse después de las idas y venidas del Concurso Mercantil (proceso que en México es peor que una quiebra), fue posible desligar la base de mantenimiento de la aerolínea, el MRO, así como el Centro de Adiestramiento de Tripulaciones, el Salón VIP de la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y algunos activos más, entre los que se encuentra uno muy importante: los almacenes fiscalizados del aeropuerto, cuya gestión data de hace casi 100 años y que tuvo la concesión desde 1990. La idea es que esos activos se vendan para resarcir en parte el quebranto que sufrieron los trabajadores con el cese de operaciones de agosto de 2010, hace ya una década entera. Pese a ello, los almacenes fiscalizados han sido manejados por los trabajadores de la empresa de una manera existosa con el manejo, almacenaje y custodia de mercancías de comercio exterior en un área de 7,938 m2 en el AICM. Sin embargo, en marzo pasado el Sistema de Administración Tributaria (SAT, el cobrador de impuestos, pues) revocó la concesión de estos almacenes, la cual ya había sido refrendada en 2007 por 20 años.

No hay ninguna razón real por la cual pueda negarse a los trabajadores el que sigan explotando esta concesión. La razón que dio el SAT es que la Compañía Mexicana de Aviación (CMA), titular de la concesión, fue declarada en quiebra en 2014, aunque dicha declaración no ha causado estado, y además, habría que dejar claro que los legítimos herederos de la CMA son precisamente sus trabajadores que, habiendo perdido todo, han sido capaces de sacar adelante estos pocos activos de la empresa con la idea de que les quede algo de lo mucho que perdieron.

Entre estos activos está también la base de mantenimiento, el taller mejor conocido como MRO Mexicana, que nació incluso antes que la misma aerolínea, en 1921, y que por casi un siglo ha operado casi ininterrumpidamente dando servicios a aviones provenientes de 18 países con certificaciones de operación y calidad de diversas autoridades de los países más exigentes en estos menesteres, como Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Japón y otros. Un lujo verdadero para una empresa mexicana, que ya quisieran muchos talleres en el mundo.

Otro activo que han sabido sacar adelante los trabajadores es el centro de adiestramiento técnico, mejor conocido como CAT Mexicana, el cual nació a mediados de los cincuenta y se ha distinguido por mantenerse a la vanguardia dando instrucción a personal técnico de empresas privadas y comerciales.

Está también el salón VIP de la Terminal 1, el más grande del AICM y que tiene todo para mantenerse operativo, el cual no ha logrado reabrir a pesar de que en su momento consiguió hasta premios por su alta calidad.

Si las promesas que se les hicieron son ciertas, habría que apoyar para que estos activos se consoliden y sirvan de base para la liquidación del grupo de trabajadores. Es sólo justicia.

Twitter: @CharoAviles
E-mail: raviles0829@gmail.com