Cultura

En la lengua como en la vida las apariencias engañan

Parece constituir el español una rara avis en el conjunto de lenguas romances, en cuanto a la amplitud y diversidad de construcciones de indiferencia y afecto de que dispone, sobre todo de estas últimas.

Parece constituir el español una rara avis en el conjunto de lenguas romances, en cuanto a la amplitud y diversidad de construcciones de indiferencia y afecto de que dispone, sobre todo de estas últimas.

En la lengua como en la vida las apariencias engañan

En la lengua como en la vida las apariencias engañan

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Los opuestos se tocan. Indiferencias y afectos sintácticos en la historia del español. Discurso de ingreso, es el título del texto escrito por Concepción Company Company, editado por El Colegio Nacional, mediante el que la filóloga une dos polos considerados opuestos: la afectación y la despersonalización.

La historia de los mecanismos sintácticos con los que cuenta el español para codificar estos dos ámbitos de la lengua que se usan tanto para involucrar al hablante en el discurso como para borrarlo del mismo, es parte del texto que contiene la conferencia pronunciada por la filóloga, al ingresar en 2017 a El Colegio Nacional, y a la que se suman la salutación de José Ramón Cossío y la respuesta de Miguel León-Portilla, integrantes de El Colegio Nacional.

Compartimos un adelanto de este texto que estará disponible en descarga gratuita el próximo miércoles 6 de mayo, por lbroscolnal.com.

LA INDIFERENCIA Y EL AFECTO SINTÁCTICOS EN LA LENGUA ESPAÑOLA. Todas las lenguas del mundo poseen mecanismos gramaticales para expresar la despersonalización o la distancia del hablante respecto de lo comunicado. Y todas las lenguas del mundo poseen, asimismo, mecanismos gramaticales para expresar la afectación o la proximidad del hablante respecto de lo comunicado.

Despersonalización y afectación —etiquetados como indiferencia y afecto en el título de este texto, aunque distan de ser conceptos equivalentes— son, pues, dos universales semánticos, lo cual es prueba de que son ámbitos relevantes para cualquier ser humano, cualesquiera que sean las coordenadas espacio-temporales en que este se halle. Sorprende la lengua española por la gran cantidad de construcciones que existen para expresar los extremos de uno y otro ámbito formalmente, veinticuatro, al menos, señal de que a los hispanohablantes nos importa, y mucho, tomar distancia del evento y cuidarnos de nuestro interlocutor, a la vez que aproximarnos al oyente o mostrar nuestros sentimientos, afectación e involucramiento ante los hechos. Además, estos dos ámbitos han dispuesto por siglos de las mismas construcciones sintácticas, continuidad que es, asimismo, señal inequívoca de que constituyen una parte integral de la lengua española.

Parece constituir el español una rara avis en el conjunto de lenguas romances, en cuanto a la amplitud y diversidad de construcciones de indiferencia y afecto de que dispone, sobre todo de estas últimas. La despersonalización y la afectación emergen en la historia de la lengua española como una gran paradoja sintáctica, casi como una esquizofrenia sintáctica: distanciarse y acercarse del evento —en otras palabras, un no comprometerse y un sí comprometerse con lo dicho— con las mismas formas e incluso con estructuras similares. Se nos muestra como una zona engañosa o huidiza, pero en la lengua, como en la vida, las apariencias engañan, ya que los opuestos se tocan.

Anticipo que muchos de los ejemplos que apoyan el análisis y que ustedes van a oír pertenecen a la lengua coloquial y cotidiana, y, seguramente, muchos de ustedes jamás los han dicho y los considerarán estigmatizados, populares e incluso vulgares. Pero es necesario decir que la estigmatización y la valoración no caben en la gramática. La estructura gramatical es ajena, neutra o indiferente a asuntos de calidad. En otras palabras, en la gramática no existen ni buenas ni malas estructuras, ni mejores ni peores construcciones, todas están presentes por algo, todas son necesarias y todas operan a la perfección en tanto que los hablantes logran comunicarse exitosamente con ellas, y la prueba de ese éxito comunicativo es que el oyente-interlocutor responde y reacciona de manera adecuada a lo que quiere o solicita el hablante.

Es decir, las voces correcto o incorrecto no caben en la gramática, sólo le son pertinentes gramatical o agramatical. Sin embargo, para los hablantes es consustancial el sentido de corrección y la búsqueda de corrección lingüística, en tanto que somos seres insertos en sociedad, en convivencia social cotidiana, y nos importa, y mucho, la valoración que el otro haga de nosotros, de ahí que preguntas importantes y frecuentes en todo hablante sean: ¿qué está mejor dicho?, ¿cómo suena mejor? Podría resumirse la razón de la preocupación de los hablantes por la calidad lingüística con la paráfrasis de un conocido refrán: “dime cómo hablas y te diré quién eres”, ya que el modo de hablar es una variable importante en el “diagnóstico” que el otro hace de nosotros.