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“En los últimos 20 años se descubrieron más redes neuronales que en siglos anteriores”: Víctor Rodríguez Molina

Nuestros científicos. Hoy conocemos mucho sobre enfermedades del cerebro, pero todavía no podemos conocer con exactitud cómo funciona la comunicación entre neuronas, añade el investigador de la UNAM, Víctor Rodríguez Molina

Nuestros científicos. Hoy conocemos mucho sobre enfermedades del cerebro, pero todavía no podemos conocer con exactitud cómo funciona la comunicación entre neuronas, añade el investigador de la UNAM, Víctor Rodríguez Molina

“En los últimos 20 años se descubrieron más redes neuronales que en siglos anteriores”: Víctor Rodríguez Molina

“En los últimos 20 años se descubrieron más redes neuronales que en siglos anteriores”: Víctor Rodríguez Molina

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La fisiología del cerebro es una de las más complejas del cuerpo humano y en las dos primeras décadas del siglo XXI se han registrado más avances que en todos los siglos anteriores. Esta acumulación de conocimiento ha permitido entender, poco a poco, procesos como la epilepsia o la transmisión de órdenes para ejecutar algunos movimientos del cuerpo; sin embargo, todavía estamos en el principio de la explicación sobre cómo interactúan las diferentes redes neuronales y cómo son afectadas por las herramientas farmacológicas, especialmente en lo que tiene que ver con las enfermedades como la depresión o el trastorno límite de la personalidad.

Así reflexiona, en voz alta, el médico y fisiólogo mexicano Víctor Manuel Rodríguez Molina, profesor e investigador en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y quien ha estudiado mucho años las neuronas de la corteza cerebral, sus interacciones y lo que los especialistas llaman redes.

“Las neuronas constantemente están enviando información entre ellas. Son muy pequeñas, de tamaño menor a un milímetro, pero en cada una hay hasta 100 mil conexiones con otras neuronas. Si consideramos que nuestro cerebro está conformado por cien mil millones de neuronas, comprenderá que todavía hay muchas preguntas por responder: ¿Cómo hacen las neuronas para comunicarse? ¿Cómo lo hacen a tal velocidad, que es de fracciones de segundos? ¿Cómo hacen las neuronas para identificar los mensajes que son importantes de los que no lo son?¿Y cómo hacen para no perder información?”, indica el médico cirujano egresado de la UNAM y doctor en ciencias por la Universidad de Albert-Ludwigs, de Freiburgo, Alemania.

Este médico afirma que para comprender el cerebro se tiene que asumir que el conocimiento sólo se puede acumular trabajando en redes, donde cada grupo de científicos aborda una sección pequeña y después comparte sus hallazgos. También agrega que la fisiología del cerebro trabaja hoy, muy de cerca o en mancuerna, con la farmacología.

“Hoy conocemos mucho sobre enfermedades del cerebro, pero todavía no podemos conocer con exactitud cómo funciona la comunicación entre neuronas. Durante muchos años trabajamos tratando de identificar patrones; a esa explicación se le llama Código neural y consiste en tratar de establecer si las neuronas tienen un lenguaje y pudiéramos descubrir ese código. Hoy hay grupos que dicen que sí existe un Código neural y otros que rechazan esta explicación. Responder esto tiene implicaciones muy importantes para explicar, por ejemplo, cómo hace el cerebro para recibir y procesar una orden y luego transmitir otra orden, como cuando se pide a un paciente levantar un brazo; éste escucha la orden y después la ejecuta”, detalla el mexicano graduado como doctor, en Alemania, con reconocimiento Magna Cum Laude por su tesis ‘Dinámicas de redes en la corteza cerebral: Efectos en el procesamiento de estimulación neuronal’”(Network Dynamics in the Cortical Slice: Effects on Neuronal Input Processing).

VOCACIÓN CIENTÍFICA. Hijo de una profesora de primaria y de un ingeniero químico que también fue profesor en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco, de la UNAM, Víctor Manuel Rodríguez se describe a sí mismo como un orgulloso estudiante de escuelas públicas mexicanas y que realizó estudios en otros países gracias a becas otorgadas por gobiernos europeos. 

Recuerda también lo difícil que es salir a estudiar al extranjero y después encontrar trabajo en México. Su propia experiencia señala que, a pesar de los reconocimientos obtenidos en Alemania, pasó casi un año sin empleo al regresar a su propio país. Afortunadamente pudo hacer un postdoctorado en el Instituto de Biotecnología de la UNAM, en Cuernavaca, y después incorporarse como investigador a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Años después regresó a la Facultad de Medicina de la UNAM, donde actualmente labora.

“Yo me dediqué a la Fisiología un poco por suerte porque siendo estudiante me tocó participar en un programa experimental de la materia de fisiología donde a los alumnos nos daban la mitad del semestre las clases y experimentos normales del curso y la segunda mitad del semestre tuvimos que hacer una investigación propia. Eso me marcó mucho. Años después cuando me vi en la disyuntiva, al hacer el servicio social, entre dedicarme a la práctica clínica o la investigación, opté por la investigación”, cuenta el fisiólogo mexicano.

Actualmente, Víctor Rodríguez Molina divide sus esfuerzos en tres campos de acción: la docencia en la UNAM; el estudio de loa aspectos cognitivos y emocionales que intervienen en la enseñanza, así como a la divulgación de la ciencia en diferentes medios.

“Me interesa que el conocimiento ayude a solucionar problemas como, por ejemplo, el estudio del origen del abandono escolar. Para mi es claro que cuando queremos resolver un problema de importancia social se requiere resolver un tema científico. Otro ejemplo es lo que ocurre con la epilepsia que actualmente no se cura, pero para poderla regular hemos tenido que estudiar mucho las interacciones emocionales, químicas y eléctricas. Lo mismo ocurre con otras enfermedades como el trastorno límite de la personalidad. Son temas que todavía no se resuelven pero que seguimos estudiando porque son de enorme trascendencia”, concluyó.