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En México, 8.5 millones de autos chatarra de EU; redes de trasiego, blanquean títulos en aduanas

(Cuarta parte) El problema se podría atacar de una manera sencilla: con el añadido de una frase en las reglas generales de comercio exterior, pero constantes cambios en AGA y SAT han impedido avances

En México, 8.5 millones de autos chatarra de EU; redes de trasiego, blanquean títulos en aduanas

En México, 8.5 millones de autos chatarra de EU; redes de trasiego, blanquean títulos en aduanas

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Por lagunas en las reglas generales de comercio exterior y la actuación de mafias binacionales, de 2005 a la fecha han ingresado al país 8.5 millones de automóviles usados, en especial de Estados Unidos y la mayoría considerados chatarra en aquel país.

De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) compartidos a Crónica, ni la pandemia de COVID frenó este flujo, dañino para la industria nacional: de enero a agosto de este año se introdujeron 78 mil 500 vehículos en esta condición.

No se trata de los llamados autos chocolate, los cuales son contrabandeados a territorio nacional, sino de unidades importadas mediante argucias documentales solapadas por autoridades del SAT y de la Administración General de Aduanas (AGA).

“Estados Unidos tiene el parque vehicular más grande del mundo y cada año se desechan alrededor de 11 millones de unidades, son siniestrados y declarados pérdida total, ya no tienen cabida para circular legalmente allá, y sólo tienen dos destinos: la chatarrización y la exportación de esa basura a países que permiten su recepción: africanos y centroamericanos, entre éstos México”, cuenta Guillermo Rosales, director general adjunto de la AMDA.

La invasión de autos chatarra comenzó a fraguarse a raíz de un decreto emitido por Vicente Fox en agosto de 2005, el cual fue considerado laxo; con Felipe Calderón se intentó resarcir el problema con uno más acotado, pero se le frenó con amparos y corruptelas en el Poder Judicial.

En 2013 la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió una tesis jurisprudencial a favor del último decreto de 2011, con lo cual la importación de vehículos usados es legal. Sin embargo, el SAT debió emitir un listado en el cual se prohibió la entrada de autos declarados pérdida total en el país de origen, inundados, desmantelados, destruidos, chatarra, no reparables e involucrados en algún delito, entre otras condiciones.

“Pero burlan las leyes, hay prácticas vulnerables a las reglas generales de comercio exterior y estos vehículos chatarra entran al país, a partir de presentar en las aduanas documentos que no son expedidos por las autoridades norteamericanas, concretamente el título de propiedad, en el cual se debe identificar su clasificación”, relata Rosales Zárate.

“Los títulos de propiedad son emitidos por los departamentos específicos de cada condado, pero cuando son subastados en las grandes subastas a donde llegan los traficantes mexicanos, la empresa subastadora emite un título que acepta la autoridad mexicana, pero que carece de validez en Estados Unidos. Y con ese documento se logra evadir la restricción de calidad”.

—¿Cuál es el modo de operación para ingresarlos a México? —se le pregunta.

—Ese título se sustituye por otro que únicamente dice vehículo siniestrado, para darle acreditación legal, y entonces se da el pedimento de importación, se pagan los derechos correspondientes y tienen la posibilidad de registrarse ante cualquier autoridad estatal para contar con placas de circulación, ya se pueden comprar y vender sin limitantes.

El precio de vehículos entre México y Estados Unidos es similar. Y esta treta representa una competencia desleal…

“¿Cuál es la conveniencia para quienes se dedican a este lucrativo negocio? Pues que lo que compran es basura, blanquean documentos en la aduana y aquí en México la someten a una reparación estética, porque tenemos muy buenos hojalateros y pintores, limpian vestiduras y, sin verificación técnica, la maquillan y la venden, eso afecta no sólo a la industria sino a los consumidores: al que compra porque desconoce los antecedentes, y al que vende un auto similar comprado en México, porque ve significativamente depreciada su propiedad”.

—¿Quiénes están detrás?

—Hay una red de traficantes ubicados en la franja fronteriza del norte del país, que convive con otra norteamericana que hace esos documentos para burlar las reglas generales de comercio exterior.

—¿Dónde se da el mayor flujo?

—Por todas las aduanas de la frontera norte, pero en especial Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez y Nuevo Laredo. El comercio se concentra en la franja fronteriza norte, con placas de frontera, aunque ha traspasado a otras ciudades norteñas y al resto del territorio. Es una práctica fraudulenta que abusa de las lagunas en la regulación. No hemos tenido avances.

—¿Cómo se puede atacar?

—De una manera relativamente sencilla, pero ha sido imposible. Lo que revisan funcionarios mexicanos es un documento que dice “título de propiedad”, lo que hay que modificar son las reglas generales de comercio exterior, agregando la leyenda “título de propiedad emitido por la autoridad del país de origen”, para invalidar títulos anómalos. Los constantes cambios en las jefaturas de Aduanas y SAT han impedido avanzar, y las autoridades de cada recinto aduanal se lavan las manos, dicen que no tienen facultades para impedirlo.

CHUECOS. La irrupción de unidades de desecho se suma al contrabando rudo de los autos chocolate, sin documentos, y los cuales circulan en mayor cantidad en Tamaulipas, Coahuila, Durango, Chihuahua —con excepción de la capital—, Sonora, Zacatecas y Michoacán. Hay ciudades donde más del 40 por ciento de los vehículos inactivos son chuecos.

“La mayor incidencia se da en lugares donde gobernadores y/o presidentes municipales tienen condescendencia a su circulación. Su justificación es que los pobres no pueden comprar un vehículo en el mercado formal”.

No hay una referencia veraz sobre su cantidad en el país: algunas organizaciones promotoras de su regularización y las cuales cobran cuotas a propietarios, hablan de hasta 7 millones; y otras estimaciones más conservadores de 600 mil.

“Hay mucha facilidad para su ingreso, porque en el tráfico fronterizo el número de vehículos con placas norteamericanas sometidos al semáforo aduanero es bajo. Utilizan ´pasadores´, que son personas con licencia de conducir estadounidense que hacen el cruce por el puente de turistas; ya en las ciudades mexicanas se venden en lotes callejeros o se llevan al interior del país, aprovechando la eliminación de garitas en el kilómetro 20 de los puntos fronterizos, y la corrupción en carreteras federales”.

—Entonces en esta modalidad también son redes…

—Sí, con la colaboración, por acción u omisión, de autoridades federales, estatales o municipales. No se venden en la clandestinidad, sino como la piratería, a la vista de todos, en terrenos o tramos de la vía pública identificados.

Aunque hasta el momento el presidente no ha aceptado su regularización y el tema se mantiene en revisión, diversos actores dedicados a lucrar con este tráfico, como políticos y líderes de organizaciones, ya la publicitan y hasta han comenzado a circular fotografías en redes sociales, en las cuales se les ve junto al Ejecutivo, aunque en realidad fueron imágenes tomadas de paso, al calor de un acto oficial.

“La industria automotriz confía en que no se dé la regularización durante este gobierno, esperamos un pronunciamiento contundente y sin ambages a favor de la legalidad y no a favor del contrabando, y urge, porque vemos un riesgo”, afirma Rosales.

—¿Cuál?

—El año 2021 está lleno de elecciones y políticos como el gobernador de Baja California: Jaime Bonilla, están pidiendo un decreto para regularizar vehículos de contrabando. Se puede usar como bandera electoral. Si se diera esta regularización se frenaría, para la industria, la recuperación de esta crisis…