Cultura

En México hay un retroceso en la valoración de las ciencias y la cultura: Jaime Labastida

En entrevista, el filósofo señala que “no creo que una pandemia, cambie al ser humano. Tan pronto volvamos a la llamada normalidad, el hombre va a seguir siendo como era antes, por desgracia”

En México hay un retroceso en la valoración de las ciencias y la cultura: Jaime Labastida

En México hay un retroceso en la valoración de las ciencias y la cultura: Jaime Labastida

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En México parece que hay un retroceso en la valoración de las ciencias y la cultura, de no confiar en éstas, y pensar que un “detente”, una estampita o rogarle a un santo nos van a proteger de la actual pandemia u otras calamidades, ¡esto no puede ser!, dice el filósofo y poeta Jaime Labastida.

Ciencias y cultura son los temas que el autor del poema En el centro del año reflexiona, en entrevista, sobre su importancia en estos tiempos de crisis sanitaria, pero también sobre la condición humana, la sociedad y señala que “no creo que una pandemia, incluso con las dimensiones de la actual, cambie al ser humano. Creo que tan pronto volvamos a la llamada normalidad, el hombre va a seguir siendo como era antes, por desgracia. Porque no veo en qué sentido la humanidad pueda cambiar, debería y ojalá le hiciera reflexionar, pero lo dudo”.

¿La pandemia que enseñanza nos deja?

Lo primero que nos tenemos que dar cuenta es de que estamos hechos también de virus, que nuestro organismo está compuesto por miles de millones de pequeñas células tan diminutas que son imperceptibles, y dentro de estás están los virus que son organismos intermedios, por llamarlos así, entre la materia inerte y la materia orgánica.

Los virus están en estado latente y se ponen en actividad cuando encuentran un huésped que les permite su desarrollo, lo que sucede ahora con el SARS-CoV-2. Qué implica esto desde el punto de vista científico y filosófico, pues que estamos en una conexión directa con la materia tanto orgánica como inorgánica, y tenemos que ajustarnos a este modo de vida, no hay otra cosa que hacer.

¿Qué enseñanza nos deja?, pues que hay que confiar en la ciencia y la tecnología, porque sin éstas, no podríamos estar combatido este virus en tan sólo un año con la fabricación de vacunas. Hace un siglo, la gripe española asoló al mundo y causó una gran mortandad sin poder combatirla, como ahora estamos eliminado la COVID-19.

La cultura nos ayudó a mejorar la calidad de vida en el encierro.

En mi caso, el encierro de más de un año me permitió volver a mis antiguas lecturas. Pude leer libros que me aguardaban desde mucho tiempo atrás, como La Historia de México, de Lucas Alamán; dos libros voluminosos sobre el antiguo Egipto, infinidad de novelas y libros de poesía, pero además de este aspecto positivo que tiene el encierro, tuve tiempo para encontrarme conmigo mismo.

Este tiempo de reencuentro, ¿que nos dejará?

Muchas cosas, pero también hay gente que se desesperó a mitad de pandemia, se volvió más agresiva. Hay casos en que la violencia al interior de una familia se hizo brutal. Porque es muy problemático no salir con amigos, pero hay algo valioso: existen los amigos muertos, los libros, que de pronto reviven ante los ojos.

¿Cómo ve al ser humano cuando pase la pandemia?

No creo que una pandemia, incluso con las dimensiones de la actual, cambie al ser humano. Creo que tan pronto volvamos a la llamada normalidad, el ser humano va a ser como era antes, por desgracia. No veo en qué sentido la humanidad pueda cambiar. Debería y ojalá le hiciera reflexionar, pero lo dudo.

Hoy, la gente está ansiosa por volver a salir, por participar en fiestas y tomar algo más que una cerveza. Ya ve, cuando relajaron las medidas de control, las personas volvieron a su rutina y se generó una tercera ola.

¿Estamos perdiendo el acto de reflexionar para encauzar nuestras vidas?

El hecho de habernos recluido durante tanto tiempo en las casas, nos habría permitido reflexionar, que volviéramos sobre nosotros mismos. Esto sería lo más importante y ojalá suceda. Pero si no sucedió en más de un año , difícilmente sucederá en los próximos meses que disminuirá la pandemia.

Por otro lado, parece que no estamos poniendo a la ciencia y a la cultura como ejes de la humanidad, no aquilatamos los que nos dieron.

Hay respuestas muy desiguales, según los países. En México parece que hay un retroceso en este sentido: la falta de valoración adecuada a la ciencia y la cultura, no confiar en éstas, pensar que un “detente” nos va a proteger contra las calamidades. Ciertamente, la ciencia no resuelve todos los problemas, pero es el único camino posible. Yo le diría que la ciencia se corrige a sí misma, porque no es infalible. Todos los hombres de ciencia saben que lo que han descubierto, sea un hecho aislado o una teoría, son frágiles y temporales, porque siempre se avanza científicamente. No se regresa a usar estampas para salvarnos ni tenemos que rogarle a santos para que llueva o nos salven de la pandemia. ¡Esto no puede ser!

Pero hay otra cosa más importante en la ciencia: su base es partir de la duda. Esto que está firmemente asentado, pues vamos a cuestionarlo y generar nuevas hipótesis, porque todas las teorías científicas tienen un alcance relativo y esto es el núcleo de la generación de conocimiento.

¿Esta falta confianza en la ciencia es una visión oscurantista que aún tenemos?

Hay que tener confianza en los logros de la ciencia, pese a sus limitaciones y carácter relativo. No hay otro camino que la racionalidad, porque no es posible volver a épocas oscuras y pensar nuevamente en mitos y salvaciones de carácter irracional. Pese a los límites de la ciencia: el camino es el de la ciencia. Hay que mirar lo que se logra: avances verdaderamente prodigiosos.

Por ejemplo, en breve Siglo XXI Editores publicará El Cosmos, de Alexander von Humboldt, una síntesis del conocimiento científico hasta el año 1850, aproximadamente. Humboldt muere en 1859 y no alcanza a terminar el libro en su totalidad, el tomo V queda trunco, pero si uno lee lo que dice ahí el científico y lo compara con lo que sabemos hoy, más 170 años después, el aumento de los conocimientos es asombroso y vertiginoso.

En aquella época había telescopios ópticos con los cuales se descubrieron galaxias y estrellas, pero ahora hay telescopios electrónicos o los que viajan por el espacio, como el Hubble. Con éstos encontraron otras galaxias muy lejanas que antes eran impensables.

Un ejemplo, hacia 1960, cuando comenzaban las primeras computadoras, un científico inglés decía que para desarrollar una que pudiera imitar las funciones del cerebro humano, se requería un edificio de varias hectáreas y toda el agua de las cataratas del Niágara sería insuficiente para enfriar los bulbos del equipo. Ya no se usan bulbos, ahora son los chips, no provocan ese calor terrible que producían los bulbos, y cada vez más en espacios reducidos tenemos una mayar cantidad de funciones.

Esas primeras computadoras ocupaban cuartos enteros y eran un sistema de alambres infinitos. Y si recuerda, los primeros celulares parecían ladridos, ahora son más pequeños. Antes, unas cuantas personas disponían de celulares, hoy millones los tienen.

Por esto, hay que estar a la altura de del desarrollo tecnológico, porque no sabemos a dónde va. México está ahora en una etapa fatal donde parece levantarse de nueva cuenta, y no digo la cortina de nopal, sino una cortina de baba de nopal, por lo baboso de las disposiciones. Tenemos que estar en contacto con el Universo entero y abrirnos a todas las invenciones de la tecnología y la ciencia.