La respuesta más corta a esta interrogante es que ambos se oxidan, pero como aquí somos científicos vamos a ver el porqué de ello.

Las frutas frescas pasan por un proceso de envejecimiento al igual que casi todos los seres vivos del mundo, mediante el cual pierden algo de vitalidad por medio de la oxidación… ¡Exacto! Lo mismo que le pasa a los clavos cuando entran en contacto con el oxígeno del aire puesto que también se oxida y se vuelve algo rojizo.

La oxidación es una reacción química al igual que la efervescencia y la combustión mediante la cual un par de sustancias (por lo menos) entran en contacto y se transforman, es decir, los cambios en la naturaleza son necesarios ya sea para llegar al estado de mínima energía (a veces el estado de reposo de los objetos) o porque inducimos dichos cambios (como prenderle fuego a una hoja de papel para desaparecer cartas de amor), de cualquier forma, la naturaleza permite dicho cambios porque ella misma pone sus condiciones.

Para el caso del clavo necesita perder electrones para que el fierro se estabilice, es decir, nosotros cuando vamos por limones a la tienda y no tenemos una bolsa para ellos y se nos van a caer podríamos “perder” o tirar un par para evitar que se nos caigan todos y con ello entrar a una forma de estabilizarnos. En otras cuestiones como los aguacates y las manzanas, las células que contienen en su superficie se transforman en contacto con el oxígeno debido a que dejan salir enzimas que logran que los fenoles se convierten en quinonas, es decir, las enzimas aceleran dicho proceso y con ello el cambio de color en la fruta y hasta hacen que se vean poco apetitosas. Para evitar esto, falta ponerle un poco de ácido cítrico como jugo de limón o naranja para crear una capa protectora entre la fruta y el aire. Y sí, nuestras abues tienen mucha razón con esos trucos de cocina, por ello, a ponerles mucha atención y ¡hasta la próxima mis amigos!

Atentamente

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