Cultura

“Estamos viviendo la revolución de las mujeres”, asegura Benito Taibo

Un monstruo, explicó, es aquél que piensa que las mujeres son seres inferiores que existen para su beneficio, placer o cuidado, así como aquellos que en medio de una crisis epidémica abusan de los precios a su favor, dice el escritor en entrevista sobre su reciente libro Mundo sin dioses 2. La razón y la ira. "Tenemos que crear hombres y mujeres nuevos que miren de forma distinta”, dice Benito Taibo.

“Estamos viviendo la revolución de las mujeres”, asegura Benito Taibo

“Estamos viviendo la revolución de las mujeres”, asegura Benito Taibo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Tenemos que empezar a reconstruir un mundo de iguales a partir de las cenizas y por fin, después de todo lo que les hemos hecho, son las mujeres quienes tienen la batuta, expresó el escritor Benito Taibo en entrevista a propósito de la novela Mundo sin dioses 2. La razón y la ira, en la que narra cómo dos mujeres conscientes de su tiempo y entorno se convierten en sujetos claves para el destino de un pueblo.

“Actualmente estamos viviendo la revolución de las mujeres y dentro de la literatura, así como en la fantasía, se encuentran las herramientas para combatir a los monstruos de la realidad y poder empezar a cambiar nuestro tiempo “.

Un monstruo, explicó, es aquél que piensa que las mujeres son seres inferiores que existen para su beneficio, placer o cuidado, así como aquellos que en medio de una crisis epidémica abusan de los precios a su favor. “El monstruo es aquel que no puede mirar al resto como parte de sí mismo ni está integrado a la comunidad, pero los peores son los acaparadores, aquellos que buscan su propio beneficio y, por supuesto, quienes salvajemente han cometido feminicidios porque pueden”.

Porque, añadió, es inconcebible que una mujer no pueda sentirse tranquila al salir de su casa y todos los que estamos a su alrededor deberíamos brindarle esa seguridad, desde el estado y la sociedad, hasta su familia y vecinos, apuntó.

“El gravísimo problema es que los monstruos no saben que son monstruos ni que necesitan a los otros para descubrir sus monstruosidades. Tenemos que desenmascarar a los monstruos que están entre nosotros, a los bárbaros que no están en las puertas del reino sino instalados dentro del reino y que se han convertido en parte del paisaje y de quienes hemos normalizado su monstruosidad”.

Como hombres, añadió, tenemos que desaprender, quitarnos los atavismos culturales y las convenciones sociales en torno a todo aquello con lo que vivimos y normalizamos para darnos cuenta que no es normal ni justo lo que hemos hecho y entonces poder ser empáticos. “Vamos a tener que aprender porque el ser humano es el único animal que tropieza con la misma piedra y nosotros, como sociedad, lo hemos hecho por los atavismos que aprendimos desde hace muchas generaciones”.

“Va a ser un proceso largo y complejo, pero ni la Torre Eiffel ni la Muralla China ni el Museo Louvre ni ningún monumento vale lo que vale la vida de una mujer; cuando de verdad descubramos esto, las relaciones sociales y de género van a empezar a cambiar, pero tenemos que partir de encontrar en nosotros nuestra propia humanidad y ejercerla a plenitud con todo lo que ello significa”.

Tenemos que crear hombres y mujeres nuevos que miren de forma distinta, agregó. “La naturaleza humana es un concepto que hemos cargado desde el paleolítico y se ha enquistado en nuestra cabeza hasta convertirse en algo aparentemente normal, pero no lo es y tenemos que transformarlo, para eso sirve la literatura, para quitar las veladuras del racismo de nuestros ojos y que podamos mirar a los demás como una extensión de nosotros mismos.

“Cambiar el punto de vista es una de las cosas más difíciles de hacer en el mundo; sin embargo, es posible. La literatura nos permite ser empáticos desde la reencarnación instantánea, viajar en el tiempo, meternos en otras pieles, mirar con otros ojos y saber las cosas desde otros puntos de vista”.

Y si algo no podemos dejar de hacer es soñar, porque significaría que ganaron nuestros miedos, la incertidumbre y todo aquello contra lo que combatimos. “Soñar es el primer paso para la transformación, el siguiente es el cambio. Una gran manera de empezar a leer es leyendo, que, además, en La razón y la ira es un punto de piedra fundamental para la creación de una nueva civilización de iguales.

“La literatura está ahí para transformarnos y hacernos mirar al mundo de una forma más justa; la necesitamos como un bálsamo, como una sábana que nos arrope, una capa para volar, un vino para celebrar, etcétera. En la fantasía se encuentran las herramientas para enfrentar la realidad y si le quitas la magia, las espadas, los mundos que no existen, las comidas raras, los animales extraños que por ahí pasean, quedan personajes que dentro suyo contienen pasiones humanas”.

La literatura se trata de contar pasiones humanas, de permitir que otros se vean reflejados en esas pasiones en las que por fuerza tendrán que reconocerse, explicó. “La literatura está ahí para convertirse en una suerte de espejo que te hace mirarte a ti mismo a través de los ojos de los otros como una especie de manto protector que te hace ver que esas cosas que suceden en la ficción pueden traslaparse a la realidad y convertirse en espadas para combatir a los monstruos de nuestro tiempo”.

“Esta novela de aventuras puede leerse desde la fantasía o la realidad. Los jóvenes necesitan descubrir que el mundo es mucho más amplio de lo que parece y que en la fantasía está lo necesario para empezar a cambiar nuestra realidad”.