Estados Unidos vuelve la vista al sur y lanza su primera advertencia sobre la ola de protestas sociales que sacude la región. El encargado de dar el aviso fue el secretario de Estado, Mike Pompeo, quien dijo este lunes que Washington “ayudará a los gobiernos legítimos” de América Latina para evitar que las protestas, como las ocurridas en Ecuador, o las que aún sacuden a Chile y Colombia, “se conviertan en violencia y sublevación”.

Sin entrar en detalles sobre cómo sería esa intervención estadunidense, Pompeo aseguró que los levantamientos populares contra las políticas económicas neoliberales “no reflejan la voluntad democrática del pueblo”.

Sin mencionar los muertos y las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos cometidas por los gobiernos del chileno Sebastián Piñera y el colombiano Iván Duque, ambos aliados cercanos del presidente Donald Trump, Pompeo dijo que la “respuesta estatal” refleja el “carácter de los gobiernos democráticos legítimos”.

LA “MORAL" DE EU. Durante su discurso en la Universidad de Louisville, estado de Kentucky, el jefe de la diplomacia estadunidense declaró que la política de Washington en Latinoamérica se basa en la “claridad moral y estratégica", lo que significa que “no puede tolerar" los regímenes que considera insatisfactorios en la región.

“La Administración Trump ha tenido la claridad moral y estratégica para reconocer que el autoritarismo en nuestro hemisferio es una amenaza, no sólo para los pueblos de América Latina, sino también para la seguridad nacional estadunidense.”

En este sentido, justificó que EU pueda participar en los esfuerzos antidisturbios, al asegurar que su país representa el “mayor ejemplo de democracia en la historia del mundo”.

CUBA Y VENEZUELA, INCITADORES. Según Pompeo, las dictaduras en Cuba y Venezuela, presididas por Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro, respectivamente, están detrás de quienes incitan a la violencia y disturbios en estos países sudamericanos.

“Sabemos que Cuba y Venezuela han tratado de secuestrar las protestas legítimas en países de la región para sus propios fines ideológicos, algo que los gobiernos de esas naciones no han tolerado”, dijo, tras alertar que seguirán tratando de convertir esas democracias aliadas de EU “en dictaduras”.

Asimismo, el funcionario estadunidense acusó a Rusia de ser una influencia “maligna” en América Latina y avisó contra la “influencia China” y acusó al régimen comunista de “depredador”.

Los dichos de Pompeo concuerdan con las acciones que ha tomado el gobierno de Trump en el último año en la región. Washington ha respaldado a los autoproclamados presidentes de Bolivia y Venezuela, Áñez y Juan Guaidó, respectivamente; mientras que ha desestimado los levantamientos populares en Ecuador, Chile y Colombia.

“LA INTERVENCIÓN, DESCARTADA, PERO MADURO SE IRÁ ANTES DE LO QUE PENSAMOS". Mike Pompeo reconoció ayer que usar la fuerza en Venezuela tendría “riesgos" significativos, en lo que supone un cambio sustancial en la postura que hasta ahora ha defendido el gobierno de Trump sobre una opción militar.

“Hemos visto a gente pidiendo un cambio de régimen mediante medios violentos y hemos dicho que todas las opciones están sobre la mesa para ayudar al pueblo venezolano a recuperar la democracia. Eso todavía es verdad, pero hemos aprendido de la historia que los riesgos de usar la fuerza militar son significativos”, dijo.

En vez de la opción militar, agregó, EU ha “privado a Maduro y sus compinches del petróleo que no va a los bolsillos del pueblo venezolano, sino a los del régimen”.

“Hemos sido despiadados al atacar la habilidad del régimen para traficar con drogas, una fuente vital de efectivo”, dijo y aseguró que gracias a las sanciones la salida del poder del presidente venezolano, Nicolás Maduro, “está al alcance”.

Y añadió con tono de misterio: “La caída de Maduro podría estar más cerca de lo que nosotros pensamos”.