Opinión

Expuestos a la leptospirosis: una ignorada y grave enfermedad bacteriana

Expuestos a la leptospirosis: una ignorada y grave enfermedad bacteriana

Expuestos a la leptospirosis: una ignorada y grave enfermedad bacteriana

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
M. en C. Orlik Gómez García
 

La intención de este texto es llamar la atención sobre la leptospirosis, una enfermedad infecciosa que puede resultar mortal para los humanos si no se tienen las precauciones suficientes y se actúa con rapidez. Todos en mayor o menor grado estamos expuestos a esta enfermedad por la naturaleza de nuestro trabajo, por nuestros hábitos y patrones de vida cotidiana o por las afectaciones derivadas fenómenos naturales. Escribo porque en verano de 2017 sufrí un cuadro muy grave de esta enfermedad y estoy diagnosticado con leptospirosis crónica. Comparto esta información para conocer mejor la enfermedad, la bacteria que la causa, el panorama médico en México y las mejores maneras de resolverla y recuperar la salud.

¿QUÉ ES LA LEPTOSPIROSIS? La leptospirosis es una zoonosis que causa enormes pérdidas económicas en la cría de animales de consumo, y que tiene un enorme y creciente impacto en la salud pública mundial. Numerosas investigaciones indican que la leptospirosis tiene mayor impacto que el dengue, otro problema de salud pública. La leptospirosis es una enfermedad bien estudiada, conocida y aceptada en el ámbito de la medicina veterinaria. En cambio, en medicina humana continúa siendo una enfermedad ignorada o soslayada. Es raro que los médicos de primer contacto consideren la leptospirosis como una primera posibilidad, o piensan que es una enfermedad exclusiva de animales. Por ello en México no se conoce en su totalidad el impacto de esta enfermedad, ya que la fase aguda es registrada casi en el 100% de los casos clínicos como otras infecciones mejor conocidas como dengue, tifoidea, hepatitis o como una fuerte gripa (1).

EL CICLO DE LA INFECCIÓN. Esta enfermedad es causada por una espiroqueta identificada como Leptospira interrogans, de la que existen más de 200 serovares patógenos. Entre los serovares más comunes en México están Icterohaemorrhagiae, Canicola, Pomona y Tarassovi, cuyos reservorios son las ratas, perros, cerdos y ganado vacuno respectivamente, por ello la enfermedad está presente en los medios urbanos y rurales. Al menos 150 especies de animales entre mamíferos, aves y anfibios, domésticos y silvestres son afectadas o son portadoras. Hay casos documentados de seroprevalencia de la infección en Yucatán (2) y la presencia de leptospiras patógenas en varias especies de murciélagos de Veracruz (3). La bacteria es expulsada en grandes cantidades en la orina de los animales infectados y vive por tiempos prolongados en agua, suelos y vegetación en climas cálido-húmedos. Podemos infectarnos en forma directa por contacto con tejidos, o de manera indirecta por contacto con los suelos, agua o vegetación contaminados.

La bacteria penetra a través de la piel y membranas mucosas y se disemina por la corriente sanguínea a todo el organismo. Los contagios entre personas son mencionados como muy raros, y existe al menos una evidencia publicada de un contagio de humano a perro (4). (Figura 1. Ciclo de transmisión)

El entorno en la región de Xalapa, Veracruz y de regiones con clima similar ofrecen las condiciones ambientales óptimas para la vida de esta bacteria: clima cálido húmedo, humedales naturales, artificiales o zonas rurales y urbanas sujetas a inundaciones. Contribuyen a su persistencia los pésimos sistemas de drenaje, mala disposición de basura, condiciones inadecuadas de crianza del ganado y animales de traspatio, una gran cantidad de perros callejeros y, muy frecuentemente, falta de precaución en el manejo de nuestras mascotas. No es de extrañar que se estime que el 80% de la población mexicana, muchas veces desde edades tempranas, esté infectada con la bacteria. (5). Esto es un foco rojo, pues significa que muchas personas tienen o tenemos la bacteria, aunque no todos enfermamos, pero que en caso de enfermar, ante la falta de rápido diagnóstico y tratamiento, algunos alcanzaremos el estado más grave y muchas veces letal de la enfermedad: el Síndrome de Weil. Los pacientes recuperados de leptospirosis aguda sufren después de algunas semanas una o más recaídas, transitando a la fase crónica (6).

LA ENFERMEDAD GRAVE, PERO IGNORADA. La fase aguda de la leptospirosis inicia bruscamente en cuestión de horas y sus síntomas clínicos son tan indeterminados que inducen a los médicos a pensar que se trata de dengue u otras enfermedades infecciosas mejor conocidas o alguna urgencia quirúrgica; rara vez se presume a priori que sea leptospirosis. Este patrón cuesta muchas vidas, ya que personas con cuadros típicos de leptospirosis pero que contradictoriamente arrojan títulos bajos de anticuerpos (<1:80) son diagnosticadas erróneamente. Cuando se establece el tratamiento específico muchas veces la condición del enfermo es de tal gravedad que su vida está en serio peligro, o los daños son irreversibles. Estas bacterias invaden todos los órganos del cuerpo, manifestándose con la aparición brusca de escalofríos y fiebre de 39 a 41 grados, intensos dolores musculares, hemorragias pulmonares y renales, ictericia, dolor al tragar, ojos muy rojos, náuseas, vómitos y gran debilidad. Los grupos musculares más afectados son característicamente los de la pantorrilla y región lumbar. La cefalea es intensa e incapacitante y no cede con los analgésicos comunes.

MEJOR MEDICINA: LA PREVENCIÓN. Es necesario extremar las medidas preventivas de higiene en el trabajo y en casa, como usar guantes, botas de hule y cubrebocas al manipular las muestras biológicas, de suelo o agua estancada. Es igualmente importante evitar el contacto directo con aguas residuales o basura. Es necesario mantener a las mascotas (perros) vacunadas porque generalmente nuestro contacto con ellas es demasiado cercano, aunque la protección que reciben está limitada contra uno o dos serovares. Finalmente, es indispensable extremar la limpieza de los sitios donde defecan u orinan y limpiar con agua clorada con frecuencia, y lo mismo caso de que se sospeche de la presencia de ratas o ratones por el hallazgo de excrementos u orina. A título personal recomiendo evitar los roedores como mascotas, pues no hay seguridad de que no estén enfermos o que no sean portadores de esta letal bacteria. Es necesaria mayor investigación sobre la enfermedad: actualmente no existe en México una vacuna preventiva para humanos, por lo que la mejor medicina sigue siendo la prevención.

Referencias bibliográficas:

1.

Velasco-Castrejón, O., B. Rivas-Sánchez, J. Espinoza, J. Jiménez y E. Ruiz. 2005. En: Enfermedades simuladas y acompañantes de leptospirosis. En: Revista Cubana de Medicina Tropical 57 (1): 75-76.

2.

Sosa-Solís, A. A. N. Pech-Sosa, C. Pérez-Osorio, M. F. Cárdenas-Marrufo. 2018. Seroprevalencia de infección por Leptospira en habitantes de comunidad rural de Yucatán, México. En: Ciencia y Humanismo en la Salud (2018-5) 3: 89-96.

3.

Ballados-González,, G.G., S. Sánchez-Montes, D. Romero-Salas, P. Colunga Salas, R. Gutiérrez-Molina, L. León-Paniagua, I. Becker, M. L. Méndez-Ojeda, C. Barrientos-Salcedo,  R. Serna-Lagunes y A. Cruz-Romero. 2017. Detection of pathogenic Leptospira species associated with phyllostomid bats (Mammalia: Chiroptera) from Veracruz, Mexico.”. En: Transboudary and emerging diseases 2018 (665): 773-781.

4.

Velasco-Castrejón, O. y B. Rivas-Sánchez. 2010. Leptospirosis transmitida del hombre al perro. En: Enfermedades infecciosas y mirobiología 30 (3): 106-109.

5.

Rivas, B. 2017. Leptospirosis, con especial referencia a leptospirosis crónica. En: http://www.cenaprece.salud.gob.mx/programas/interior/zoonosis/descargas/pdf/Leptospirosis_LCH_WEB.pdf.

6.

Velasco-Castrejón, O., B. Rivas-Sánchez y H. Rivera-Reyes. 2009. Transición de la leptospirosis aguda a crónica. Seguimiento de siete casos. En: Revista mexicana de Patología Clínica 56 (3): 183-192.

7.

Sitio web de la International Leptospirosis Society.

http://www.leptosociety.org

El autor:

M. en C. Orlik Gómez García.

Biólogo por la Universidad Veracruzana (1998), Especialista en Gestión de espacios naturales protegidos por la Universidad Politécnica de Madrid (2005) Diplomado en educación ambiental en jardines botánicos por The Royal Botanic Gardens Kew (2008), Maestro en ciencias por la Universidad de Texas en Austin (2012). Secretario Técnico del INECOL (2010-2015). Técnico académico titular “C” y Gerente del Jardín Botanico Francisco Javier Clavijero del INECOL. Presidente de la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos, A.C. (Actualmente).

Correos electrónicos de contacto: orlik.gomez@inecol.mx, jardin.botanico@inecol.mx