Opinión

Feminicidios: Complicidad e impunidad

Feminicidios: Complicidad e impunidad

Feminicidios: Complicidad e impunidad

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Pocos feminicidios han impactado e indignado tanto a la opinión pública como el de Abril Pérez Sagaón, quizá porque en él se conjugan factores que inciden en la violencia que sufren muchas mexicanas de todos los estratos sociales.

Durante los 25 años que estuvo casada con Juan Carlos García Sánchez, Abril padeció escenas de celos, intimidaciones, agresiones físicas y verbales. Se trata de un ejemplo de dominación sicológica, a la que se añade la amenaza de perder a los hijos si la persona oprimida se sale del control del “macho” que la somete. En esas circunstancias, desgraciadamente, un alto porcentaje de mujeres optan por plegarse a lo que les impone su verdugo; pierden la capacidad de discernir libremente; de buscar una vida mejor.

Es significativo que el hermano de Abril, Javier, haya dicho: “Ella aguantó mucho por sus hijos y por la unión familiar, pero durante mucho tiempo su esposo ejerció violencia física y verbal contra mi hermana y contra sus hijos, hasta este año que ya no aguantó más.”

En efecto, Abril decidió poner fin a los malos tratos que padecía; eso le costó la vida.

En enero de 2019, mientras dormía, fue golpeada a batazos en la cabeza y en la cara por su cónyuge, quien fue CEO de Amazon en México y después fungió como director de e-commerce y omnichanel de Elektra.

La denuncia presentada por Abril permitió que la Procuraduría capitalina y la Policía de Investigación encarcelaran a García Sánchez. Fue acusado de intento de homicidio. La agraviada confió en el sistema legal; pero he aquí que los jueces de control Federico Mosco González y Luis Alejandro Díaz, posteriormente, reclasificaron el delito de “intento de homicidio” a “violencia doméstica”. Gracias a esta maniobra, el energúmeno salió en libertad el 8 de noviembre.

El 25 de noviembre Abril circulaba por Avenida Río Churubusco, a la altura de la colonia del Carmen, Coyoacán. En la camioneta también iban su abogado y dos de sus hijos, menores de edad. Se les acercó una motocicleta en la que viajaban dos individuos; uno de ellos sacó un arma, le disparó a Abril y la mató.

Los jueces Mosco y Díaz fueron suspendidos. En un comunicado firmado por Rafael Guerra, magistrado presidente del Consejo de la Judicatura de la Ciudad de México, se dice que, ante el asesinato de Abril, “el Poder Judicial de la Ciudad de México se suma a la indignación social y ratifica su compromiso de actuar con perspectiva de género contra toda violencia contra la mujer, sin menoscabo de la independencia judicial y la autonomía de las y los juzgadores.” (Excelsior 30/11/2019).

Lindas palabras, sin embargo, todos sabemos que los poderes del Estado en los tres niveles de gobierno están carcomidos por la corrupción. Ese es el problema para que las mujeres que sufren la opresión machista salgan de las sombras y se atrevan a pedir justicia.

El colmo: García Sánchez, sospechoso de ser el autor intelectual del homicidio de Abril Pérez Sagaón, cruzó la garita de Tijuana; está en San Diego, California; pero no lo pueden detener porque la Interpol no ha emitido una ficha roja contra él; impunidad a la carta.

Valga un dato: el día en que asesinaron a Abril Pérez Sagaón fue el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. ¡Vaya paradoja!

Respecto de los feminicidios en México debemos resaltar que el tema familiar se traslapa con la esfera social: el 93 por ciento de los casos de violencia contra las mujeres tiene como agresor a algún pariente. Durante mucho tiempo pensamos que la urdimbre que sostenía a este país eran los lazos consanguíneos. Sin embargo, resulta que en la cotidianidad doméstica es donde se está desgarrando la convivencia pacífica entre los mexicanos y las mexicanas.

Cierto, las agresiones, los manoseos, la inseguridad, la angustia de saberse vigilada también están en la calle, el transporte público, el centro laboral. Crece el temor de ser presa de los asaltantes, secuestradores, desequilibrados mentales, violadores y traficantes de personas.

Aumenta el enojo, la indignación y el temor en nuestra sociedad y, en especial, entre las mujeres por la ineptitud del gobierno para hacer frente a la violencia. Síntoma de este creciente malestar es el performance #UnVioladorEnTuCamino que se llevó a cabo el viernes 29 de noviembre en el Zócalo capitalino. “El patriarcado es un juez, que nos juzga por nacer, y nuestro castigo es la violencia que no ves ¡Ni una más, ni una más ni una asesinada más!” Aquello fue impresionante. Se trata de una coreografía que nació en Valparaíso, Chile; ya se hizo global.

Las mujeres exigen a las autoridades mayor seguridad y respeto a sus derechos. El problema es que 2019 fue el año en el que hubo más feminicidios en México. Entre el 1 de diciembre de 2018 y el 30 de noviembre de 2019 ocurrieron 978 feminicidios (en realidad fueron asesinadas 2,833 mujeres); 66 más que el año anterior.

Pero no reduzcamos estas muertes a una cifra; son vidas llenas de sufrimiento como el que padeció Abril.

Twitter: @jfsantillan
Email: jfsantillan@tec.mx