Opinión

Fosfo-fosfo

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En la recta final de las campañas electorales, esta semana se difundió un video musical muy bien producido en apoyo al candidato al gobierno de Nuevo León por Movimiento Ciudadano, Samuel García.

Sus productores convocaron para ello a algunos músicos regiomontanos de gran reconocimiento en su estado y en el país, a los que no habríamos imaginado que se prestarían a la propaganda electoral. Las consecuencias del desempleo y de la pandemia entre la comunidad artística, se ha comentado.

Para el video de dos minutos –entre luces de neón, una gran producción y un bit celebratorio muy bien logrado– se mezclaron ritmos de rock con la cumbia regiomontana que se ha convertido en toda una seña de identidad regional, con la gran herencia del acordeonista Celso Piña; subieron al numerito a la controvertida y muy popular esposa del candidato; sumaron también al célebre niño huichol que cantó el jingle de Movimiento Ciudadano en las elecciones pasadas hasta convertirse en tendencia en las redes; y finalmente acuñaron el estribillo del cierre de campaña: “ponte nuevo, ponte león, ponte puro Nuevo León”. Un verdadero hit, un golpazo publicitario.

El candidato, lo sabemos, es un político joven que pasó sin pena ni gloria por el Senado de la República y que entre tropiezos declarativos incesantes y desplantes mediáticos de toda índole fue ganando visibilidad. Hijo predilecto de las redes sociales y de los memes, Samuel García es el primer político mexicano de la democracia 2.0. Una democracia deshilachada y contrahecha para nuestro siglo XXI. Hasta ahora la más eficaz aunque no menos temible respuesta a la marea dogmática de la cuarta transformación.

A Samuel García lo he percibido hasta hace poco como el resumen de todo aquello que encuentro despreciable en la política: ignorancia, clasismo, frivolidad, chovinismo regionalista, una mezcla de altanería de clase y de machismo rupestre, acomodada en discurso aparentemente antisistémico y profundamente antipolítico, de alguien que, paradójicamente forma parte del sistema y es un político en todo el sentido de la palabra.

Me queda claro que va a ganar y que en cosa de semanas empezaremos a ver artículos y tesis sesudas para explicar al nuevo fenómeno político del país. Llegó mucho más lejos de lo que pudo imaginar el joven tapatío Pedro Kumamoto, hoy candidato de un nuevo partido a la alcaldía de Zapopan, Jalisco. Si Kumamoto intentó sin gran éxito “ciudadanizar” la política, Samuel García navegó en sentido contrario con un discurso similar: no la “ciudadanizó”, la envileció. La democracia “fosfo-fosto” que nos espera.

La mancuerna con el hijo de Luis Donaldo Colosio, quien muy probablemente ganará la alcaldía de Monterrey, será el nuevo tema a observar a partir de ahora. Samuel García y Luis Donaldo Colosio Riojas como las figuras emergentes del actual proceso electoral, los nuevos personajes de la política mexicana, ese territorio dominado por un partido que se pretende hegemónico y una oposición no menos devastada que desaliñada que, a pesar de todo, obtendrá algunos triunfos locales para postergar un poco más su derrota histórica y su extravío en el siglo XXI de la política mexicana.

El video tiene la fortuna —o el cinismo— de incorporar al script aquello que le ha granjeado más críticas y burlas al candidato. Incluyendo los tenis fosforescentes de la futura primera dama del estado. El video es, en suma, la celebración anticipada de una victoria. Es oportunista a rabiar pero, qué son las campañas electorales sino un gran torneo de oportunismos.