Opinión

Genaro García Luna no actuó solo

Genaro García Luna no actuó solo

Genaro García Luna no actuó solo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La detención de Genaro García Luna, en su departamento de Grapevine, en Dallas, el lunes 9 de diciembre, literalmente, le ha dado la vuelta al mundo: el periódico inglés The Guardian publicó el martes 10 de diciembre: “El arquitecto de la guerra contra las drogas en México fue detenido en Texas por haber recibido sobornos de los cárteles”. El periódico italiano “Globalproject” presentó ayer, 12 de diciembre, el reportaje de Andrea Cegna, “García Luna, México y el crimen organizado”. La BBC en francés anunció, el 11 de diciembre: “Estados Unidos arrestó a un exministro por tráfico de drogas.” Este hecho, efectivamente, es un gran escándalo. La aprehensión del Secretario de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), afecta sensiblemente la imagen de México en el combate contra los grupos delictivos.

Pero, la verdad, era un secreto a voces que Genaro García Luna era un funcionario intocable, protegido por el Primer Mandatario.

García Luna comenzó su ascenso político con el apoyo de su mentor, Jorge Tello Peón: encabezó la Agencia Federal de Investigación (AFI) del 1 de septiembre de 2001 al 30 de noviembre de 2006, es decir, durante el sexenio de Vicente Fox. Luego, como hemos dicho, pasó a ser Secretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón, quien, a pocos días de haber tomado posesión como Presidente de la República (1 de diciembre de 2006) declaró una ofensiva total contra los cárteles de la droga. Así, el 10 de diciembre de 2006 inició, oficialmente, la guerra contra el narcotráfico.

“Aunque, operativamente, la guerra contra el narco la llevaban a cabo la Marina y la Secretaría de la Defensa (Ejército), García Luna era quien planificaba las estrategias. La policía Federal, creada por García Luna, recibió un impulso inédito y se convirtió en un tercer cuerpo de seguridad.” (Infoabe, 12/XII/2019). Dicho de otra manera: el almirante Mariano Saynez y el general Guillermo Galván, titulares respectivamente de esas secretarías, tuvieron que tragar sapos.

Al poco tiempo de terminar la administración de Calderón Hinojosa, Garcia Luna se fue a vivir a Estados Unidos: en febrero de 2013 se instaló junto con su familia en una casa situada en Golden Beach, Miami. Luego, en 2016, pasó a ocupar un penthouse en el condominio Península Aventura.

Este personaje siniestro quiso tramitar su carta de naturalización, pero obtuvo, únicamente, el estatus de residente. Es decir, los norteamericanos lo tuvieron al alcance de la mano durante seis largos años y no hicieron nada ¿Por qué? Antes, en 2011, la DEA lo había condecorado en la Cumbre Mundial Antidrogas. Fue recibido y alabado por varios funcionarios dedicados a la seguridad y el combate al crimen organizado: Michelle ­Leonhart, David Petraeus, Janet Napolitano. Incluso, el fiscal general, Eric Holder, le ofreció un almuerzo en su oficina (Carlos Marín, “Detención que apesta”, Milenio, 11/XII/2019).

Y de repente fueron por él: le pusieron las esposas y lo llevaron ante una Corte Federal radicada en Dallas, Texas. El Departamento de Justicia había presentado cargos contra García Luna, el 4 de diciembre, tres acusaciones por conspiración y una por falsedad en declaraciones (cuando estuvo tramitando su naturalización dijo que no tenía ningún vínculo con grupos criminales). Dichas acusaciones fueron realizadas por el fiscal Richard P. Donoghue (el mismo que llevó el caso de El Chapo Guzmán) quien dijo: “La detención llevada a cabo el día de hoy [9 de diciembre] demuestra nuestra determinación de llevar ante la justicia a quienes ayudan a los cárteles a infligir un daño devastador a Estados Unidos y México, independientemente de las posiciones oficiales que desempeñaban cuando cometían estos delitos.”

Jesús El Rey Zambada, hermano de Ismael El Mayo Zambada, durante el juicio que se le siguió a Joaquín El Chapo Guzmán, en noviembre de 2018, aseguró que él personalmente le entregó, en momentos distintos, dos maletas a García Luna, la primera con 3 millones de dólares, la segunda con 5 millones de dólares para que permitiera el trasiego de droga a Estados Unidos y protegiera al Cártel de Sinaloa frente a las otras agrupaciones criminales. Se calcula que García Luna recibió más de 56 millones de dólares en coimas. Obviamente, no todo se lo quedó él; tuvo que repartir ese dinero entre quienes lo protegían, lo cuidaban y recibían encargos confidenciales.

Los sobornos rindieron frutos: durante el sexenio de Felipe Calderón sólo el 12% de las personas arrestadas, procesadas o condenadas por delincuencia organizada pertenecían al Cártel de Sinaloa.

No podemos pasar por alto que, en el gobierno de Calderón las áreas de Inteligencia y Gobernación, así como la Oficina de la Presidencia debieron de saber lo que estaba pasando; pero guardaron silencio.

Genaro García Luna conoce los secretos que involucran con la delincuencia organizada a figuras prominentes del mundo empresarial y de la política. En el juicio que se le seguirá en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, en Brooklyn, veremos si salen a relucir nombres de empresarios y funcionarios.

Algunos de sus allegados fueron asesinados, algunos más están en la cárcel, pero otros siguen incrustados en las estructuras de poder.

Twitter: @jfsantillan

Email: jfsantillan@tec.mx