Guatemala sale hoy domingo a votar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se disputan la socialdemócrata Sandra Torres, que podría convertirse en la primera mandataria del país, y el conservador Alejandro ­Giammattei, que es la cuarta vez que se presenta a los comicios.

Gane quien gane, para muchos guatemaltecos lo fundamental es que se pondrá punto final al mandato de Jimmy Morales, que durante los últimos cuatro años ha dejado un reguero de casos de corrupción y ha hecho del autoritarismo su modus operandi más reconocible.

Morales llegó al poder en 2015 como antisistema, como outsider, alguien que prometía traer viendo fresco a un sistema político corrupto, tras el mal trago del expresidente Otto Pérez Molina, hoy preso por corrupción.

Sin embargo, el mandatario desmanteló servicios públicos, empeoró la economía, se convirtió en lacayo de Donald Trump (fue el primer en copiar su decisión de llevar la embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén), y lo que es peor, peleó contra la misión anticorrupción de la ONU, la CICIG. Morales logró expulsar del país al fiscal de la misión, Iván Velásquez, cuando éste empezó a indagar el presunto financiamiento ilegal de su campaña electoral.

EL FIN DE LA CICIG. Y el panorama no es mucho más alentador ahora. ­Giammattei ha mostrado abiertamente su rechazo a la Cicig, asegurando que Guatemala no necesita ayuda de la ONU para luchar contra la corrupción. Esto, pese a que la misión ha logrado enjuiciar a más de 600 políticos y empresarios por corrupción.

También lo ha intentado con otros tantos, una de ellas, Sandra Torres, a quien la Cicig trató de indagar por financiamiento ilegal de su campaña de 2015, cuando precisamente perdió contra Morales. La Suprema Corte lo impidió, y Torres se ha esforzado en guardar silencio sobre sus planes para la Cicig.

PENA DE MUERTE. Torres ganó la primera vuelta con cerca de 10 puntos de ventaja sobre Giammattei, pero las encuestas, la última, publicada este jueves, indican que ahora es el derechista el favorito, con más de 15 puntos de ventaja, dado que si bien Torres recaba muchos apoyos, también genera animadversión en casi la mitad del país.

Giammattei, que podría ser el próximo presidente, no sólo rechaza a la Cicig, sino que también apuesta por combatir la delincuencia con el regreso de la pena de muerte.