Cultura

Hacer teatro para niños debe tomarse muy en serio: Nadia González

Subrayó que un proyecto de este tipo “tiene que tener calidad en la actuación, calidad en la escenografía, en la luz y en la dramaturgia.

Quienes se dediquen a este ámbito deben recibir formación, sugirió la catedrática de la UNAM

Hacer teatro para niños debe tomarse muy en serio: Nadia González

Hacer teatro para niños debe tomarse muy en serio: Nadia González

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Un buen teatro para niños es aquel que es “tomado tan en serio como el más refinado, nada más que dirigido a un público infantil”, afirmó Nadia González Dávila, maestra de la materia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista con Notimex, la catedrática subrayó que por lo anterior, un proyecto de este tipo “tiene que tener calidad en la actuación, calidad en la escenografía, en la luz y en la dramaturgia.

“Es decir, todos los aspectos que conforman el lenguaje teatral tienen que estar perfectamente bien cuidados para finalmente provocar una emoción y una experiencia estética”, dijo quien ha impartido durante cinco años la materia de Teatro Para Niños en la licenciatura de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Nadia González, quien tiene una Maestría en Pedagogía Sistémica por el Centro Universitario “Doctor Emilio Cárdenas”, recordó que la UNESCO establece que un niño va de cero a 17 años de edad, por lo que la primera característica para un teatro infantil de calidad es que debe ser dirigido de acuerdo al rango de edad de la audiencia.

Precisó que en la teoría se manejan cuatro rangos: preescolar, escolar (primaria), secundaria y preparatoria, aunque recientemente se ha desarrollado un quinto segmento dedicado a bebés, de cero a tres años.

Detalló que éste no es narrativo, es más bien lúdico y presenta momentos de color, forma, movimiento, sin narratividad, pero sí con temática, como la vinculación con sus padres.

La segunda característica, continuó, es que debe ser pensado para presentarse ante un ser humano en desarrollo, con capacidades, discapacidades y capacidades diferentes, es decir, un público diverso y que tiene características particulares determinadas por su nivel socioeconómico.

Un tercer tema a considerar es que un buen teatro no debe ser educativo, pues este aspecto lo hacen los padres y las escuelas, y a veces las religiones, el arte escénico lo que debe hacer es reforzar los valores pro-sociales y abordar temáticas de la época, señaló.

Al respecto, acotó que no se pueden contar todos los temas porque hay algunos que no conciernen a los infantes porque no están dentro de su ámbito vivencial, y en otros casos ciertas temáticas deben estar contadas desde la perspectiva de ellos, no la del adulto.

En ese sentido, dijo que debe ser un teatro para la familia, que debe contar con una narrativa desde la perspectiva del menor, pero que a los adultos que le acompañan también le sea interesante, pasen un buen momento y no sientan insultada su inteligencia.

Lo anterior quiere decir que debe tener contenidos para niños pero al mismo tiempo para adultos, subrayó quien es también guionista de teatro, cine y televisión, ámbito en el que ha trabajado en programas como “El espacio de Tatiana”, en Televisa, y “Bizbirije”, en Canal Once.

La especialista se refirió al tema del lenguaje y anotó que tampoco se debe insultar la inteligencia del menor y usar las palabras que se necesita, pues en todo caso el niño preguntará a sus padres el significado de las que no entienda y así desarrollará su propio vocabulario.

Hizo hincapié en que la finalidad del teatro infantil es promover una experiencia estética, es decir, el goce de los sentidos, de la belleza, expansión, imaginación, propuesta, de color, forma, ritmo y música.

Puntualizó que el buen teatro para menores es aquel que tiene una investigación detrás que logre que sea perfectamente dirigido al público al que se va a presentar.

Consideró, por consiguiente, que al teatro para niños en México le falta formación para que conozca todos los elementos que se deben tomar en cuenta al planear y presentar una obra, aunque reconoció que se está en el camino correcto.

Al hacer un poco de historia, explicó que el teatro para familias ha existido a lo largo de la historia de Occidente, como el guiñol, autos sacramentales y las pastorelas, pero el dedicado a niños inició a principios del siglo XX, con la revolución cultural tras el triunfo moscovita en Rusia, cuando se valoró su importancia didáctica.

Tal experiencia fue utilizada en México por el INBA en sus Misiones Culturales como una herramienta de difusión de temas de salud pública, de educación cívica y del pensamiento político del momento a través del teatro guiñol.

Al indicar que el primer edificio dedicado al teatro infantil fue abierto en Rusia en los años 60, precisó que por la época México contaba con un grupo de artistas de vanguardia que realizaba estos ejercicios didácticos, de forma que el INBA abrió su programa de Teatro para Niños y Jóvenes.

Comentó que ha habido y hay espectáculos muy comerciales, que incluso se pueden volver mercenarios, que buscan hacer dinero, que cualquiera puede hacer con las ideas que tiene, sin contar con una investigación ni una concepción escénica, humana o de otra índole.

Pero el verdadero teatro para niños tiene buena subvención y existen muchos festivales en el país, por lo que es muy accesible, y está muy desarrollado desde la concepción, los temas, la plástica, las teorías escénicas, aunque no se enseña casi en ninguna universidad.

Comentó que en su cátedra ha desarrollado con sus alumnos proyectos teatrales profundamente investigados y para cuya realización ha buscado la asesoría de expertos en el tema y los han presentado con una gran calidad profesional.

De esta manera, continuó, han logrado buenos resultados e incluso muchos de sus alumnos han formado su compañía o integrado a otra y recibido apoyos como becas, finalizó.

ijsm