Malize tiene 26 años y es originaria de Iztapalapa, desde muy temprano sale de su casa con sombrero en mano y mochila al hombro rumbo al Jardín Pushkin, en la avenida Cuauhtémoc de la alcaldía del mismo nombre, y trae en mente una sola idea: concientizar a los habitantes de esta gran urbe (la Ciudad de México) por medio de su arte plasmado en un enorme mural en el que el tema central es el uso del agua y su valor como sustento de vida. La joven es parte de un grupo de jóvenes muralistas mexicanos y latinoamericanos que han convertido en hogar del arte callejero este jardín que forma parte del proyecto HidroArte, implementado por el Sistema de Aguas de la Ciudad de México.

HidroArte es el sexto concurso de Cultura del agua y arte urbano en el que jóvenes artistas plasman su talento y creatividad con temas relacionados con la cultura del agua.

Ansiosa por continuar con su labor expresiva, Malize no oculta su sentir y asegura: “Hago esto desde que me levanto hasta que me acuesto y disfruto a cada momento el reto que representa ser artista en esta gran metrópoli. Estoy enamorada de mi profesión” comentó a Crónica mientras pintaba con una brocha lo que serán una serie de cerros que formarán parte de su obra.

Malize, sin titubear y con manos inquietas, asegura que desde muy chica descubrió su pasión por la pintura y las artes plásticas, por lo que decidió estudiar en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, y como muralista urbana ya cumplió cuatro años, tiempo en el que ha grabado su sentir en diversos puntos de la metrópoli.

Así como Malize, que busca un espacio para dejar huella de sus obras, Bruno Malagrino, de 30 años y originario de Sao Paulo, Brasil, se trasladó desde las favelas de su tierra natal donde pintó algunos murales, y arribó a la CDMX para ponerse un nuevo reto como artista urbano y participar en la convocatoria de esta sexta edición de HidroArte, donde quiere compartir su forma de ver la vida y sobre las maravillas que brinda el agua.

Malagrino compartió el origen del porqué se adentró en la aventura de muralismo urbano y refirió: “Todo empezó como un juego de adolescente, cuando me salía con mis amigos a pintar las calles de Sao Paulo, hasta que descubrí mi pasión por el arte, mi propio estilo, mis colores, mi línea de trazo y mis elementos que me han llevado desde hace 10 años a pintar murales y disfrutar mis obras como un artista callejero”.

El joven brasileño dice que creará un obra inspirada en la tranquilidad que se siente al estar recostado sobre la arena en una playa, disfrutar los rayos del sol y el sonido de las olas al chocar unas con otras y acariciando la orilla de la costa.

INCIDENTE. Mientras este medio platicaba con los artistas urbanos que observaban y analizaban detalles a plasmar en su obra, dos de ellos, uno mexicano y otro colombiano, fueron llevados al juzgado cívico por estar tomándose una cerveza en la vía pública. Los dos jóvenes protagonistas de este episodio comentaron que —tomarse una cervecita— es una manera de relajarse y concentrarse en su trabajo, aunque reconocieron que cometieron un error, ya que para ellos lo principal es disfrutar de esta oportunidad de compartir su trabajo con otros artistas callejeros y con la sociedad, por lo que aseguran que no volverán a incurrir en esa falta.

El Jardín Pushkin se ha convertido en esta sexta edición del proyecto HidroArte en el hogar del arte urbano creado por los jóvenes muralistas, y con el que se busca desde hace seis años recuperar y rehabilitar espacios públicos a través de la expresión artística plasmada en el talento de cientos de jóvenes.

La sexta edición del proyecto abrió su espacio en este jardín para que artistas urbanos mexicanos, brasileños y colombianos se explayen con su creatividad y a través de su visión de lo que representa la Ciudad de México, trasmitan a la sociedad la importancia de la concientización del uso del agua y las bellezas que nos brinda.

Ésta es una prueba de que con este proyecto se embellece a la ciudad, se apoya el talento joven, brindándoles la oportunidad de realizar obras de arte en espacios rescatados y proporcionados para este fin e impulsar su talento y además representa una estrategia para aprovechar a los jóvenes con acciones artísticas y culturales y a la vez inhibirlos para no recurrir a los vicios motivándolos a contribuir y aportar algo a la sociedad con su talento.