“Oh, pueblo honorable, le confío mi alma a usted y al Señor misericordioso, que no defrauda al creyente honesto… Alá es grande”, éstas fueron las últimas palabras del ejecutado dictador iraquí Sadam Husein, momentos antes de ser ahorcado el 30 de diciembre de 2006, tras ser acusado de cometer delitos contra la humanidad y que ayer reveló en su cuenta de Twitter su hija mayor, Raghad, señala la cadena Al Jazeera.

En los dos mensajes enviados por Raghad, su padre, según señala, daba señales de los últimos deseos del exlíder. En el primero de ellos emitió una grabación en la que pedía por la fortaleza psicológica de los iraquíes luego de la invasión, y advertía sobre los peligros expansionistas de los iraníes sobre los árabes, a quienes asegura él protegió durante dos décadas y media.

“Espero, queridos iraquíes, que nuestra visión de un Irak más seguro y estable se expanda”, dijo. Los mensajes fueron firmados por: “Sadam Husein, Presidente de la República y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas”.

Luego de ambos mensajes, la red social Twitter decidió suspender la cuenta de la mujer, radicada en territorio jordano desde 2003. Siempre que se refirió a Husein, Raghad fue clara en sus conceptos. Lo defendió contra todas las críticas y dijo sentirse “orgullosa” de lo actuado por su padre. “Los detalles de su muerte son desagradables y dolorosos, pero fue una muerte honorable”, dijo en una entrevista concedida a CNN en 2013.

Durante cinco lustros Sadam Husein fue el tirano de Irak, el que gobernó con mano de hierro, sangre y horror a su pueblo.

Sadam, que enfrentó con furia a Irán, Invadió Kuwait y desafió a Estados Unidos, murió en la horca a los 69 años.