Opinión

Hunter Biden, el hijo incómodo

Hunter Biden, el hijo incómodo

Hunter Biden, el hijo incómodo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Pasa hasta en las mejores familias que uno de sus miembros mete en problemas al resto. Es el caso del segundo hijo del presidente Joe Biden, Hunter, de 51 años, que ya en el pasado dio mucho de qué hablar. Ahora le ha dado por ser pintor y sus cuadros estarán a la venta por miles de dólares, temiéndose que serán comprados para venderle el favor a su padre.

Esto no tendría nada de raro en otros países donde, debido a la corrupción, es costumbre que la familia del gobernante goce de dudosos privilegios. Sin embargo, en Estados Unidos, faltas de ética como esta son un escándalo.

Así, luego que una galería en Nueva York anunció que los cuadros del hijo presidencial tendrán precios que van desde 75 mil dólares hasta el medio millón, aun cuando críticos de arte opinan que las obras no tienen nada de fabulosas para venderse como si fueran de Picasso o Matisse, la Casa Blanca ha pedido que se mantenga en secreto la identidad de los compradores y que se rechacen las ofertas dudosas. Pero eso no ha convencido a nadie.

Se trata de evitar que quienes inviertan en el arte del hijo incómodo, particulares, empresas o hasta gobiernos extranjeros, lo hagan para quedar bien y sacarle provecho. Sin embargo, no hay ley alguna que obligue a no presumir que se es propietario de una obra de arte en la que se invirtió tanto. Y está también el problema con los impuestos.

El caso es particularmente difícil para la administración Biden, porque si bien los familiares de un gobernante tienen todo el derecho a ganarse la vida, el país apenas se recupera de cuatro años en que los hijos de Donald Trump y él mismo se beneficiaron económicamente de la presidencia.

Los dolores de cabeza presidenciales por un familiar no son nuevos. Un hermano de Jimmy Carter, durante su mandato, lanzó al mercado una cerveza, “Billy Beer”, tan mal vista por el público que la popularidad del entonces mandatario se fue al suelo.

En contraste, Harry Truman, cuya hija quería ser cantante, cuando un comentarista del Washington Post la criticó, el gobernante se enfureció tanto que lo amenazó con romperle la nariz y dejarle un ojo morado.

Cuando su padre era vicepresidente, Hunter Biden, abogado de profesión, consiguió un empleo de gran sueldo con una compañía petrolera de Ucrania que, aún hoy se argumenta, nunca lo hubiera contratado si no fuera por el apellido.

En 2012 y a los 44 años, Hunter se enlistó en la Marina, pero fue despedido 24 meses después por consumir cocaína. Cuando Beau, su hermano mayor, murió de cáncer en 2015, estuvo también en boca de todos. Divorciado y con tres hijas, inició un romance con la viuda, su cuñada. Joe y Jill Biden, finalmente dijeron aceptar el polémico amorío, que ya no existe.