Opinión

Indecisos e indignados

Indecisos e indignados

Indecisos e indignados

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En todo proceso electoral el aspecto crucial es el sentido del voto que expresan los ciudadanos en función de sus identificaciones o preferencias partidarias, de sus evaluaciones sobre las políticas públicas y del tipo de candidatos que compiten por el sufragio. La democracia se funda en el voto y si es verdad que el pueblo debe ejercer el poder, entonces es necesario que los ciudadanos quieran, sepan y se encuentren en condiciones de participar. Para hacerlo, es indispensable que estén interesados en la política, informados sobre la política y sobre todo, que se conviertan en participantes de la política. Un componente fundamental de nuestro déficit democrático radica en la falta de interés, en la carencia de información y muchas veces en los límites impuestos a la participación electoral de los ciudadanos. El politólogo Gianfranco Pasquino considera que el déficit democrático se encuentra también en quien debiendo participar no lo hace. Los desinteresados, los poco informados y los abstencionistas son ciudadanos democráticamente deficitarios.

A escasos ocho meses de las elecciones de 2021 que serán muy significativas por sus dimensiones y complejidad -toda vez que a ellas podrán concurrir cerca de 95 millones de ciudadanos para elegir 15 gubernaturas, 30 congresos locales, 500 integrantes de la Cámara de Diputados y en 30 entidades el total de los ayuntamientos- las fuerzas opositoras deben concentrar sus esfuerzos en atraer a los votantes indecisos y sobre todo a los indignados con la forma como el actual gobierno conduce al país. Los indecisos representan principalmente aquellos sectores del electorado que no han definido el sentido de su voto, ya sea porque será la primera vez que habrán de ejercer su derecho al sufragio o porque hasta ahora se han mantenido al margen de los procesos políticos. Los votantes indecisos son inciertos, titubeantes, fluctuantes e indefinidos y su elección muchas veces se decide en el último momento.

Los indignados, por su parte, representan a los afectados y a los desencantados por las malas decisiones tomadas por el oficialismo. Son los que habiendo votado por el actual gobierno sienten traicionadas sus expectativas: han sufrido en carne propia la pérdida del empleo producto de la ausencia total de apoyos, han sentido que su nivel de vida se acerca cada vez más a la pobreza y la precariedad, han padecido la muerte de algún familiar o conocido por la escasez de medicamentos derivada de la “austeridad republicana” o del pésimo manejo de la pandemia por parte de las autoridades, han sido víctimas de la delincuencia y de la ineficacia en materia de seguridad pública, soportado inundaciones y desastres naturales ante la indiferencia gubernamental, han padecido la violencia contra las mujeres o que sus hijos abandonen sus estudios por la falta de apoyos. En una palabra, son los damnificados directos de las erráticas políticas de la 4T.

México necesita de una renovada oposición democrática que actúe contra los abusos del poder y la manipulación política de la historia como instrumento de legitimación. No debe olvidarse que representó al 47% de los ciudadanos que participaron en el último proceso electoral. Una oposición que otorgue centralidad al ciudadano, con una agenda a favor de las víctimas del modelo económico gubernamental y con un programa que ofrezca más y mejor democracia. Las oposiciones deben combatir toda iniciativa que convoque al abstencionismo, ganar la voluntad de los indecisos y sobre todo de los indignados por la deriva autoritaria de López Obrador.

isidroh.cisneros@gmail.com

Twitter: @isidrohcisneros

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