Metrópoli

Inicia el viacrucis para actores y habitantes

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La Pasión de Cristo inició el día de ayer en la alcaldía de Iztapalapa, la número 176, en la que los habitantes de la zona comenzaron sus actividades desde muy temprano.

Los nazarenos, aquellos que se visten con una túnica morada, una corona de espinas sobre la cabeza y van con un cirio en las manos, ya adornaban las calles de los 8 barrios desde las 10:00 horas.

Más tarde, los romanos comenzaron a cabalgar y rodear la zona; el escenario ya se encontraba colocado y todo listo para recibir a Jesús. Fue hasta la tarde cuando apareció rodeado de todos aquellos personajes que lo acompañarían en dicha representación.

Los 12 apóstoles, María la madre de Cristo, María Magdalena, Simón de Cirene, los sumos sacerdotes y hasta Poncio Pilatos caminaron desde la avenida 5 de Mayo en procesión hasta el santuario del Señor de la Cuevita, ahí recibieron la bendición eclesiástica y después pasaron al escenario principal frente a la explanada.

El día de ayer se celebró la Última Cena, que según la tradición cristiana, fue el momento que Jesús lavó los pies de sus apóstoles en señal de humildad y además la liturgia de la comunión como símbolo de la fe católica.

LAVATORIO DE PIES.  Después de caminar junto a sus apóstoles y los nazarenos, Jesús llegó a donde cenaría por última vez antes de ser aprehendido por los guardias de los sumos sacerdotes. 

Al anochecer, aproximadamente a las 20:00 horas subieron los apóstoles junto a Cristo y protagonizaron la Última Cena.

“Uno de ustedes me va a traicionar, el hijo del hombre se irá, tal como está escrito, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdrá no haber nacido”, comentó Jesús a sus apóstoles y en eso Judas, quien lo entregaría, sumergió su pan en el plato de Cristo en señal que el sería quien lo traicionaría.

Al terminar de cenar, Cristo se levantó de su lugar, tomó una toalla y comenzó a lavarle los pies a sus apóstoles, y cuando terminó con los 12, se levantó y pidió que siguieran su ejemplo para cuando él muriera ellos dieran testimonio de lo que hizo Jesús ese día.

ORACIÓN EN EL HUERTO. Tal y como la tradición religiosa lo dice, Jesús salió del lugar donde cenó con varios de sus apóstoles para orar. 

Aquí en Iztapalapa, Cristo caminó hacía el Cerro de la Estrella, y al llegar el sitio pidió a los apóstoles que lo acompañaron, que rezaran, pues debían prepararse para lo que ocurriría después.

Mientras Cristo oraba, Judas realizaba el trato para vender a Jesús a cambio de 30 monedas de plata con los sumos sacerdotes, y ahí mismo les dijo dónde encontrarlo para aprehenderlo.

Fue así que mientras Cristo rezaba, llegaron los guardias de Caifás, uno de los sumos sacerdotes para apresarlo y así juzgarlo.

Antes de aprehender a Jesús, Pedro tomó una espada y le cortó una  oreja a uno de los soldados llamado Malco, y lo que parecía una pelea a muerte se calmó cuando Cristo gritó: “¡Pedro! guarda esa espada”.

Fue así que tomaron preso a Jesús para llevarlo con Anás, suegro de Caifás, uno de los sumos sacerdotes que sería el primero en juzgarlo.

JUICIO Y NEGACIÓN. Mientras los guardias golpeaban a Cristo, éste caminó con los sumos sacerdotes y la gente comenzó a acercarse más al escenario, a la espera de ver aquel juicio donde también regresaría Pedro, Juan, María y María Magdalena.