Opinión

Investigación de accidentes

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El 24 de diciembre pasado, cuando todos se preparaban a festejar la cena de Nochebuena, una noticia cimbró al mundo político mexicano y —una vez más— a la aviación nacional con el accidente del helicóptero Augusta 109-S matrícula XA-BON, en el que viajaban la gobernadora de Puebla, Martha Éricka Alonso y su esposo, el senador y coordinador de la fracción parlamentaria del PAN en el Senado, Rafael Moreno Valle.

El terremoto político no se hizo esperar. Y es casi kármico el hecho de que sean gobernantes del partido blanquiazul quienes hayan protagonizado los más sonados accidentes aéreos fatales en los años recientes. En el caso que nos ocupa la investigación apenas se inicia y tendremos que esperar los hallazgos que haga el equipo asignado para que podamos dilucidar tanto la causa probable como los factores contribuyentes en este caso.

En ese sentido, llamó la atención desde el principio que los técnicos de la Junta Federal de Seguridad en el Transporte (NTSB por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos se disculparan por la parálisis que sufre el gobierno estadunidense por los problemas entre Trump y el Congreso. Al final, se logró que asistieran y esto ayuda muchísimo ya que los mejores laboratorios de reconstrucción de accidentes y los técnicos mejor entrenados están, sin duda, en la NTSB.

Además, la autoridad canadiense en la materia, la TSB (Junta de Seguridad en el Transporte) envió a dos representantes, ya que la fábrica de los motores Pratt&Whitney, aunque de capital estadunidense, está en territorio de Canadá. Esta empresa también mandó a su asesor técnico. Por parte de la Agencia Europea de Seguridad en la Aviación (EASA) se asignó a un especialista y la Agencia Italiana de Seguridad Aérea envió a dos técnicos más, ya que los helicópteros Augusta son de fabricación italiana, de la empresa Leonardo S.p.A.

Desde luego que en el equipo están —como marcan las normatividades y liderando— las autoridades mexicanas, Armando Constantino, director de Investigación de Accidentes de la Dirección de Aeronáutica Civil (DGAC) y los inspectores verificadores asignados, más los profesionales de la aviación que siempre los auxilian en estos casos, a título gratuito. A este grupo se integró el comandante del aeropuerto de Puebla.

Será largo, minucioso y probablemente muy arduo el proceso para dilucidar todos los elementos que se conjuntaron en este accidente, pero conviene decir que muy pronto se pone a prueba la necesidad de contar con un área mucho más robusta de investigación de accidentes en nuestro país, donde por el momento sólo hay dos personas de tiempo completo y cuyo presupuesto es mucho menos que exiguo.

Se requiere, y se ha dicho de muchas formas, una agencia de investigación de accidentes de aviación que sea autónoma y cuyas recomendaciones sean atendidas por la autoridad aeronáutica, que no puede ya más ser juez y parte como ha sucedido hasta el momento. Los más de 160 accidentes ocurridos en los pasados dos años, la gran mayoría en la aviación general, muestran esta enorme necesidad. Seguiremos al pendiente de este caso y sus resoluciones.

Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.  

raviles_2@prodigy.net.mx

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