Italia se encuentra en situación de emergencia, luego de que se duplicara en menos de 24 horas los casos del coronavirus en el norte del país, con 149 infectados y tres personas muertas, la última, una anciana ingresada desde hace unos días en un hospital en la región de Lombardía por un cáncer avanzado.

Los gobiernos de las tres regiones más afectadas, Lombardía, Véneto y Piamonte —las más pobladas e industriales del país—, anunciaron ayer que han suspendido las clases en las escuelas y universidades en todo el territorio hasta principios de marzo.

Policías para que no entre ni salga nadie. La mayoría de los contagios —alrededor de 90— se han producido en Codogno, epicentro de la epidemia y otros nueve pueblos en la provincia de Lodi, a 60 kilómetros al sur de Milán, donde el gobierno italiano ha prohibido con un decreto de ley las entradas y salidas, bajo amenaza de sanciones.

El Ejecutivo romano también decretó la prohibición de cualquier tipo de evento público en el epicentro del brote epidémico, donde viven 50 mil personas, incluidos funerales y misas. El obispo de Piacenza ha vetado darse la paz en la Eucaristía, porque toda precaución es poca.

La capital económica de Italia, Milán, no se salva del coronavirus. Además de haberse suspendido las clases, el alcalde, Giuseppe Sala, ha cerrado los cines y teatros durante una semana. El diseñador Giorgio Armani ha decidido que sus desfiles previstos para este domingo se celebren a puerta cerrada para “salvaguardar el bienestar de todos sus invitados”. Armani presentó sus colecciones, pero lo hizo con las modelos caminando en una sala vacía y mostrándolo en las redes sociales.

“Confieso que me ha sorprendido”. El primer ministro, Giuseppe Conte, mostró ayer su extrañeza por el drástico número de casos de COVID-19 en Italia.

“Confieso que quedamos sorprendidos por esta explosión del número de los casos” del coronavirus, declaró. “Somos el primer país de Europa que introdujo controles más precisos y rigurosos y desde el principio optamos por la línea de máxima precaución. Esto también podría ser una explicación de los casos detectados”, señaló.

Miedo en Europa. El miedo a que la epidemia cruce la frontera norte de Italia y se extienda por toda Europa llevó ayer a las autoridades austríacas a suspender todo el tráfico ferroviario con Italia tras saber que en un tren procedente de Venecia viajaban dos personas con síntomas de fiebre y que podrían estar contagiadas con el coronavirus.

El citado tren, procedente de Venecia, que forma parte de la línea Eurocity 86 y tenía como destino la ciudad alemana de Múnich, fue detenido antes de llegar a Austria y se halla en la estación fronteriza en el lado italiano.

El tren ya había parado en la ciudad italiana de Verona para realizar un análisis de las dos pasajeras con síntomas, pero continuó tras no detectarse el virus.

Unas 300 personas esperan ahora en el tren en la frontera, sin poder entrar en Austria, si bien tienen libertad de movimiento en el lado italiano.

CANCELAN EL CARNAVAL DE VENECIA. El carnaval de Venecia, uno de los eventos más importantes del año que debía terminar el martes, acabó de golpe por órdenes del gobernador del Véneto, Luca Zaia. Allí es habitual ver a gente disfrazada con una máscara de pico para emular al doctor de la peste que azotaba Europa durante la Edad Media y el Renacimiento, pero ayer los turistas paseaban por la ciudad de los canales con las populares mascarillas de papel que se han agotado en toda Italia. Zaia, un popular político de la Liga que lleva diez años al frente de la región, confesó que jamás se había enfrentado a una crisis de tanta gravedad.

Las autoridades locales también ordenaron el cierre de la ópera La Fenice, mientras que en Milán echó ayer el cerrojo al Duomo, su icónica catedral y al teatro de la Scala.

¿DÓNDE ESTÁ EL PACIENTE CERO? La principal preocupación de los epidemiólogos y del gobierno italiano es que todavía no saben quién ha sido el paciente cero que introdujo el COVID-19 en el norte de Italia.

Al principio pensaban que se trataba de un amigo que había regresado de China del llamado paciente uno, pero todos los análisis realizados han dado negativo.

Por su parte, el paciente uno, un hombre de 38 años, es un runner que cenó junto con su mujer con el paciente cero. La mujer, embarazada de ocho meses, también está infectada, además de un hombre que participó en una carrera junto con el paciente uno. El padre de este último tiene un bar en un pueblo cercano, y tres de sus clientes también han sido contagiados. Ahora cientos de compañeros de trabajo del paciente uno están siendo sometidos a pruebas.

Los virólogos estudiaron entonces el otro gran foco infeccioso, en la región Veneta. El anciano Adriano Trevisan, de 78 años, contagiado y muerto en un hospital, era cliente de un bar donde se juntó con ocho chinos, siete hombres y una mujer, que trabajan en un laboratorio de Vo’ Euganeo, el municipio más contaminado por la epidemia con 19 casos. Juntos vieron por televisión un partido de fútbol del Inter de Milán. Los chinos eran los candidatos favoritos a Paciente Perfecto.

Pero el gobernador del Véneto, Luca Zaia, comunicó ayer que ninguno de los ocho tenía rastros de haber sido contagiado por el coronavirus.