Opinión

La afinidad por la ficción: la Cuatroté y yo

La afinidad por la ficción: la Cuatroté y yo

La afinidad por la ficción: la Cuatroté y yo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Finalmente en algo coincidimos el presidente López Obrador, su Cuatroté y yo: en la pasión por la trama, título, por cierto, de un libro extraordinario de ensayos (Pasión por la trama, 1998) del gran escritor mexicano Sergio Pitol (1933-2018). Entre otros muchos galardones recibidos fue premio Cervantes (2005).

Las historias, y todos contamos historias, nos consuelan, ya sean históricas, políticas, sobre nuestro país, nuestra familia, nuestra raza y la religión (como yo no tengo ninguna no pongo “nuestra”). Creamos una mitología propia a partir de la historias, mismas que crean una representación que nos significa y nos sitúa en el mundo. “Vengo de una familia de abolengo”, “éramos ricos antes de la Revolución”, “pertenezco a la cultura del esfuerzo, nada me ha sido fácil”, “mis tatarabuelos fueron campesinos indígenas, pero la Revolución nos hizo justicia”, “provengo del sufrido exilio español”, etcétera.

Andrés Manuel Manuel López Obrador tiene una historia política importante. En 1994 perdió la elecciones a gobernador de Tabasco, su estado natal. Y se movilizó para declararlas trucadas. No encajaban en su narrativa triunfal. En 2006, perdió la Presidencia de la República, y organizó un plantón en Avenida Reforma durante varios días para protestar. Incluso se autonombró presidente legítimo y se le ungió como tal, con banda de presidencial. Carnavalesca resultó toda esa representación.

Amo lo carnavalesco, como mi querido y admirado amigo y siempre maestro Sergio Pitol, para quien, a partir de MIjael Bajtin, esa mirada del carnaval se convierte en una crítica o acción política y subjetiva en lo social y en el hablar o escribir. Bajtín estudió con ahinco Gargantúa y Pantaguel del francés FranÇois RabelaIs (siglo XVI) y el Quijote del enorme Miguel de Cervantes y Saavedra (siglo SVII).

No sé si Andrés Manuel López Obrador provenga de esa tradición, pero lo cierto es que se acerca a ella para crear una realidad propia, sin contrastes con la que ocurre. De ahí que sea uno de los líderes con más aceptación en el mundo entero, que la Cuarta Transformación nos beneficiará a todos los mexicanos, sobre todo a los que son pobres, aunque existan 52.4 millones de personas en pésima situación económica y 9.3 millones de ellas vivan en pobreza extrema, según datos de 2019 del Coneval.

Hoy se estima un aumento de entre 8.9 y 9.8 millones de personas que no pueden cubrir el gasto de los alimentos básicos por la crisis de la covid-19 y por la nula intervención del gobierno para paliar la miseria. Las cifras aumentan, a pesar de la ayuda que el presidente ofrece a ciertos grupos, todos con capacidad de ejercer el voto en su favor o a favor de su partido MoReNa.

En cuanto a las votaciones, que se llevaran a cabo el 6 de junio de este 2021, Andrés Manuel López Obrador ha producido una nueva historia: habrá fraude, o sea, a lo mejor no obtiene MoReNa la mayoría calificada en la cámara baja, la de diputados, que hoy es mayoritaria, gracias al chapulineo entre un partido y el otro, de los que han estado en coalición con el partido formado por el tabasqueño.

Se necesita, pues, imponer la duda y descreer de la capacidad de un organismo, el INE, que surgió para terminar con las chapucerías durante los elecciones y que se ha blindado contra ellas. Los remito al artículo de Jacqueline Peschard del miércoles 19 de julio en su La Crónica de Hoy:

El presidente del INE, Lorenzo Córdoba, ha señalado que el fraude está controlado desde hace ya muchos años, gracias a las reformas legales que se introdujeron sobre todo en los años noventa, y a la utilización en extenso de las herramientas informáticas con las que ya contamos, lo cual ha garantizado que se respete cabalmente la voluntad de los electores.

No más urnas embarazadas, por eso son transparentes, pintura indeleble en el dedo pulgar para certificar el sufragio emitido, papel irreproducible de las boletas, tarjeta de identidad, los votos los cuentan ciudadanos y no empleados del gobierno, difusión de los resultados por la noche después de los comicios, entre otras medidas. No hay “tu tía”. ¿Me entienden?

Ah, pero la pasión por la trama, por la ficción, es intensa y, aunque todo lo expresado por Lorenzo Córdova y por Jacqueline Peschard en su artículo citado lo deberían comprender y aceptar los mexicanos, la idea del fraude, lanzada por el presidente, puede fructificar, como aceptamos el gigantismo de Gargantúa, las locuras del Quijote o las calamidades y hazañas de Ulises.

¿Se celebran 700 años de la “fundación lunar” de Tenochtitlán a pesar de lo que digan los historiadores y especialistas? Se celebran. 1321 debe coincidir con la Cuatroté y sus mitos recién impuestos. No sería extraño que los mexicas hubieses augurado la llegada de los transformers según los transformers, como hijos de Quetzalcóatl.

En septiembre habremos alcanzado la inmunidad de rebaño para evitar la transmisión de la Covid 19. El epidemiólogo Hugo López Gatell lo acaba de notificar. No importa que falten muchas vacunas para alcanzar la famosa inmunidad de grupo.

Como me explica el gran neuropsiquiatra Jesús Ramírez-Bermúdez “ se han infectado entre 11 millones y unos 36 millones, menos 126 millones de habitantes, nos faltan más 30 millones de personas inmunes. Un montón. ¿Estarán vacunadas para septiembre? Al día de hoy se han vacunado unos 21 millones, según el doctor López-Gatell, más los que han contraído la enfermedad o se han salvado o han resultado asintomáticos. Señores y señoras, aún falta un rato para lograr la meta, 30 y pico millones de mexicanos. Ah, pero no importa, soñemos con la inmunidad de rebaño, escribamos relatos sobre cómo la hemos obtenido. Ficcionemos.

Mientras tanto, yo, vacunada (dos dosis completadas) escribo sobre el personaje ficticio de Catalina de Urzúa, una mexicana nacida en 1844 y que todavía se encuentra viva y coleando. La edad no se le nota. Ha vivido varios acontecimientos históricos, en México y en el extranjero, y luce como una mujer de 60 años, a lo mucho. El título tentativo de la novela es “Los años de la tortuga”. Y quisiera contar con 16 horas todos los días para trabajarla.