La cruda realidad del Semáforo Rojo no es sólo para quienes tiene el nuevo coronavirus en la sangre. Los enfermos con neumonía debida a otras condiciones ya no tienen cabida en los hospitales de las entidades que viven una situación crítica por la demanda de camas y ventiladores. El 57 por ciento de quienes hoy buscan ayuda en un hospital porque tienen neumonía, pero cuya prueba COVID fue negativa, regresado a casa.

El número de casos de este tipo se está disparando, muestran los datos oficiales de la Ciudad de México, y reflejan un padecimiento adicional de miles de familias que eludieron el COVID, pero cuyo paciente se ve en la necesidad de resolver una situación crítica sin un soporte médico constante.

Lo anterior es parte de la explicación a otras crisis complementarias como la búsqueda desesperada de tanques, reguladores de emisión y rellenado de oxígeno clínico para los enfermos que no han alcanzado cama en un hospital. No sólo son las personas con COVID, sino quienes se han quedado sin la atención a otras enfermedades debido a que el sistema hospitalario se volcó a la crisis COVID.

Siempre de acuerdo a los datos oficiales de la Secretaría de Salud, sólo en lo que corresponde a la CDMX, cada una de las últimas semanas hubo unos 500 pacientes con neumonía que llegaron a un hospital en busca de ayuda, pero se descartó en laboratorio la presencia del coronavirus y se optó por que la convalecencia se realizara en casa.

La atención domiciliaria de la neumonía no es un procedimiento inusual en las prácticas médicas, pero la crisis hospitalaria, claramente según muestran los datos, están convirtiéndolos en obligados.

Después de las primeras semanas, donde estos enfermos se contaban por centenas, la atención de enfermos con neumonía en su propio hogar se estabilizó en 1 de cada tres enfermos cuya neumonía no estaba asociada al virus SARS-CoV-2. Ahora son 2 de cada tres y la proporción va en aumento (ver gráficos).