Opinión

La desigualdad laboral de las mujeres

La desigualdad laboral de las mujeres

La desigualdad laboral de las mujeres

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En 1979 Margaret Tatcher llega como Primera Ministra de la Gran Bretaña y los economistas se preocupan por la eficacia de su desempeño, ya que afirmaban que cl “hombre económico”, era sólo el hombre; por su parte, Becker afirmaba que la lógica económica era todo lo que se necesitaba para comprender al mundo.

Los economistas se preocuparon con la llegada de la Primera Ministra de la Gran Bretaña ya que durante milenios las mujeres fueron sistemáticamente excluidas del poder económico, pero ante tal hecho, empezaron a opinar que las mujeres también podían trabajar y entender la economía, pero concluyeron que si las mujeres ganaban menos era porque se merecían cobrar menos.

Las mujeres estudiaban menos que los hombres y si trabajaban tenían que suspender su trabajo para dar a luz y cuidar a sus hijos; afirmaban que el mercado siempre tenía razón, así que sí se decidía que las mujeres ganaran menos era porque merecían ganar menos y en este caso se estaba haciendo una evaluación correcta y el mercado la corregiría dado el momento. Pero las cosas no salieron como las esperaban los economistas y las teorías de Gary Becker sobre las labores domésticas y sus salarios no se corrigieron.

Además las mujeres casadas cuando llegan a su casa después del trabajo limpian, cocinan planchan la ropa, ayudan a los niños a hacer la tarea. Los hombres casados cuando llegan leen el periódico, ven la televisión o juegan un rato con los niños. Ante esta realidad Becker concluía que las mujeres que trabajan dedican una buena parte de su tiempo libre a las tareas domésticas y eso es más agotador que descansar. Según Becker en esto radicaba la explicación racional  de una retribución salarial inferior al trabajo femenino. Después de trabajar tanto en su casa están mucho más cansadas y esto les impide esforzarse igual que lo hacen los hombres en sus trabajos.

Los economistas consideraban a las familias como unas pequeñas empresas, se afirmaba que a las mujeres se les daban mejor las tareas domésticas, si se les encargaban a los hombres serían menos eficientes y la familia saldría perdiendo, no hacían ningún otro tipo de análisis, afirmaban que era una cuestión biológica y esto los eximía del trabajo en el hogar.

En nuestro tiempo el problema económico tiene su máxima expresión en la desigualdad, tenemos personas con enormes riquezas pero también hay otras que no tienen para comer lo más indispensable.

En el año 2010 las mujeres superaron a los hombres y eran la mayoría de los licenciados universitarios en los países de la OCDE. Hoy en los países más ricos, hay más mujeres que nunca en el mercado de trabajo, incluso ocupan puestos directivos en las empresas que antes las trataban como ciudadanos de segunda, pero muchas se apoyan en la ayuda doméstica de tiempo completo, sólo las que pueden permitírselo y las mujeres que cuidan a los niños de otras, descuidan a los suyos. Las escuelas de tiempo completo son ya una necesidad que se debe satisfacer y las estancias infantiles tienen que subsistir. El trabajo doméstico de las mujeres que ayudan a otras para desarrollar su trabajo profesional, las priva a ellas de capacitarse y superar su situación.

Las mujeres tienen que demostrar su valía en un mercado laboral configurado según las necesidades de los hombres y a partir de esa realidad que excluye a las mujeres y pese a todos los adelantos, los salarios de las mujeres siguen siendo inferiores aun cuando su trabajo sea de igual o mayor calidad. Ésta es una batalla que tenemos que dar juntas las mujeres.

Doctora en Ciencias Políticas

melenavicencio@hotmail.com