Opinión

La economía de la pandemia y el Apocalipsis

La economía de la pandemia y el Apocalipsis

La economía de la pandemia y el Apocalipsis

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El economista Édgar Amador ha publicado en el libro “La economía de la pandemia y el Apocalipsis”, una serie de aforismos sobre el panorama económico frente a la crisis sanitaria que ha enfrentado el mundo en los últimos cien años. Una de las preguntas que se resuelven en esta obra es cómo se comporta la economía en el fin del mundo al que estamos sometidos. Para un millón de personas que han perdido la vida, ya sucedió ese fin del mundo. En una conversación con el economista egresado del Colegio de México le pregunté si el Consenso de Washington finalmente había quedado en el pasado, le pregunté qué sucederá con las agencias calificadoras de riesgo y qué pasará con la deuda de los países que ya supera en muchos casos más del 100% a su PIB. Amador dice que muchos indicadores tendrán que reinterpretarse a la luz de la pandemia, que el Consenso de Washington que dictaba buenas prácticas financieras, así como disciplina, puede darse por desaparecido mientras que el silencio de las calificadoras no es casual porque, al menos por ahora, su medición del riesgo ha dejado de ser relevante. ¿Y mientras tanto el Banco de la Reserva Federal? Amador dice que el gigantesco banco central devora, por ahora, todos esos activos de riesgo que amenazan a la economía de Estados Unidos. ¿Qué pasará cuando ya no puedo hacerlo? ¿Qué pasará con la pobreza que amenaza a millones de personas o que ya las tiene sometidas? ¿Seguirán adelante los mismos paradigmas del desarrollo que han generado concentración de la riqueza? En la economía del fin del mundo muchas preguntas por responder. No dejen de leer este libro de Édgar Amador.

La Máscara y los empleos.

Cuando contenidos de escasa y limitada producción abundan en las redes sociales, las audiencias valoran que en la televisión abierta presente producciones de alto nivel. Vestuario, talento, iluminación, música y vinculación con el público, no son logros fáciles en medio de la pandemia. Producciones como La Máscara en el canal de televisión abierta Las Estrellas representan además trabajo para cientos de familias. Les comentábamos que el Comité Directivo de Grupo Televisa ha dado instrucciones precisas de cuidar la seguridad sanitaria de los equipos de producción.

Le comento que, de acuerdo con Nielsen IBOPE, La Máscara registró una audiencia de 7.3 millones de personas. En el horario dominical en el qe se transmitió, esta producción superó a su competencia en más de 75%, según los datos de alcance en 28 ciudades en un rango de horario de 8:00 a 11:00 de la noche.

La televisión abierta, insisto, está siendo consecuente con la estrategia que ya había iniciando antes de la pandemia para diferenciarse del cúmulo de contenido que circula en redes sociales. Los eventos deportivos en vivo, por ejemplo, siguen marcando la diferencia y ofrecen a las audiencias contenidos originales que no se encuentran en otras plataformas. Lo mismo sucede con los contenidos noticiosos. Vale la pena observar la importancia de un sector estratégico. En el caso de la Máscara, le informa que el empleo que genera, tan sólo en producción, beneficia a 400 familias. Además, la derrama económica es exponencial.


Una misión para Profeco y el INAI

No estaría nada mal que la Profeco a cargo de Ricardo Sheffield Padilla en colaboración con el Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personal (INAI), bajo la responsabilidad del Comisionado Rosendoevgueni Monterrey Chepov, se den una vuelta por las redes sociales. A propósito del análisis que han realizado sobre las Fake News, tanto la Profeco como el INAI encontrarán materia de investigación en los mensajes falsos que algunas empresas dominantes en el mercado de las telecomunicaciones promueven para denostar a sus competidores en perjuicio de los consumidores. Claro que no será una tarea fácil porque la autoridad tendrá que encontrar las evidencias necesarias para demostrar que en las redes sociales se desarrolla una batalla campal en la que se violarían normas de la Ley Federal de Consumidor. El objetivo es engañar al consumidor denostando la reputación de competidores. Un buen análisis de cuantitativo y cualitativo de la información que se intercambia en redes sociales así como de incidencia de los mensajes podría demostrar que las supuestas fallas en los servicios de los competidores del jugar preponderante en el sector de las telecomunicaciones no siempre son reales. El objetivo, sin embargo, es generar una campaña de comunicación y publicidad negativa a través de cuentas que podrían ser falsas y no de consumidores. Podría ser interesante.