Opinión

La educación emocional: su importancia estratégica

La educación emocional: su importancia estratégica

La educación emocional: su importancia estratégica

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Los hechos trágicos del Colegio Cervantes de Torreón, que nos han conmovido a todos, dan oportunidad para hablar de la importancia estratégica que tiene la educación emocional en el combate a la violencia.

La educación emocional no es una materia que deba confundirse con la vasta literatura comercial de autoayuda o baratijas semejantes. Se trata de una asignatura seria, con base científica. El trabajo sobre neurociencias de las últimas cuatro décadas ha aportado numerosas evidencias sobre el papel decisivo que desempeñan las emociones en el desarrollo humano.

Junto al conocimiento de las relaciones entre emociones, intelecto y conductas, los científicos han aportado además pruebas de que es posible “enseñar” o “entrenar” las emociones. Muchos datos sobre este tema se pueden encontrar en la obra clásica de Daniel Goleman, La inteligencia emocional, pero en la actualidad existe una vasta bibliografía sobre el tema. Mencionaré dos títulos que me son familiares: Pedagogía emocional de Daniel y Michel Chabot (2009) y Educar desde el bienestar, Competencias socioemocionales para el aula y la vida de Emiliana Rodríguez, Leandro Chernicoff, et al. (2020).

En el centro de la educación emocional está una habilidad: el autodominio. Dicho de otra manera; el control de nuestras emociones negativas. En segundo lugar, se halla la empatía, que es la capacidad para reconocer los sentimientos de las demás personas y respetarlos.

La edad en la cual se facilita el desarrollo de estas dos habilidades es la primera infancia (entre 0 y 6 años). En esa etapa de la vida el tamaño del cerebro crece en dos terceras partes y en él se desarrollan redes neuronales que tienen gran importancia en la conformación del carácter de la persona. La significación para la vida personal y para el desarrollo social de la educación emocional en estas edades ha sido destacado, entre muchos otros, por el premio nobel de economía del año 2000, James Heckman.

El primer lugar donde se educan las emociones es la familia: la relación cotidiana entre padres e hijos tiene aquí un papel determinante. Las respuestas cariñosas, el cuidado y el afecto que brindan los progenitores a sus vástagos (o por el contrario, los maltratos o desatenciones que les dan) ejercen una influencia decisiva en la conformación del carácter.

El segundo lugar es la escuela. La educación emocional adquiere enorme relevancia en educación inicial, en preescolar y en los primeros grados de primaria, pero debe ofrecerse en todos los niveles educativos. Y las escuelas que prioritariamente deben ofrecer educación emocional son las que se encuentran en barrios pobres y en entornos violentos.

Desde este punto de vista debe reconocerse el mérito que tiene la política educativa del presidente Andrés Manuel López Obrador que se propone dar a la educación emocional una enorme importancia en todos los niveles educativos y dar prioridad a las regiones pobres del país, incluyendo las zonas indígenas, las áreas más deprimidas del campo y los suburbios marginales de las ciudades. Una política como ésta no tiene precedentes.

Gilberto Guevara Niebla